Barcelona es una ciudad de motos. En Europa sólo hay más, en volumen total, en Roma, con la diferencia que en la capital catalana hay una ratio más alta con respecto al número de habitantes y también hay muchas más por kilómetro cuadrado. En concreto, en Barcelona estaba censadas 271.090 motocicletas y ciclomotores el año 2020, cifra que representa un 33% del parque de vehículos barcelonés. Todo ello representa que el sector motociclista es un actor que hay que tener en cuenta a la hora de definir la movilidad de la ciudad. En este contexto, el Reial Automòbil Club de Catalunya (RACC) ha presentado este jueves un informe sobre el uso de este vehículo en la capital catalana.

El informe evalúa las necesidades, las indisciplinas, las carencias y los puntos fuertes y débiles de este medio de transporte, pero también sus quejas, entre los cuales destaca, como principal, la crítica a la política municipal de reducción de carriles, que el Ayuntamiento de Barcelona está llevando a término en muchos puntos de la ciudad, pero que ha aflorado claramente con el caso de la apertura del Túnel de Glòries que ha provocado embotellamientos de primer orden a principios de esta semana. Según el estudio, el 59% de los motoristas encuestados consideran que esta es la medida menos popular, seguida por las quejas a las sanciones para estacionar en acera (54% en contra). Otras medidas criticadas son las políticas de implementación de medidas de seguridad en calzada como pilones y cojines berlineses, con un 54% de posicionamientos contrarios, y la puesta en marcha de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) -ahora anulada por sentencia del TSJC pero que continúa vigente-, con un 47%.

Conductas peligrosas de los motoristas

El informe del RACC, además, apunta las conductas peligrosas de los motoristas, entre las cuales destacan como principales el no hacer correctamente los pasos de peatones, circular entre carriles, circulación en zigzag, el uso del carril bus, el giro o cambio de carril sin intermitente, la invasión del carril bici, arrancar con el semáforo en verde, la separación inadecuada entre vehículos y la invasión en sentido contrario. En este sentido, el director del RACC, Josep Mateu ha lanzado una invectiva al gobierno municipal: "Desde el RACC no podemos aceptar las invasiones del carril bus, pero el ayuntamiento ha sido permisivo, no ha sido nunca muy exigente al perseguir a los motoristas por el carril bus".

De hecho, Mateu ha recordado que la apertura del Túnel de Glòries, a pesar de ser una "infraestructura fantástica", ha puesto de manifiesto la problemática que el RACC ya ha señalado anteriormente, "la gente entra en la ciudad en coche porque no tiene suficiente confianza en la fiabilidad del transporte público", añadiendo que el problema de las colas de entrada "ya existía pero ahora ha aflorado", señalando que "se ha agravado por el carril separado del bus". Por su parte, el responsable de proyectos de movilidad del RACC, Ricard Casalins, ha apuntado como recomendaciones para mejorar la movilidad y reducir la siniestralidad la necesidad de rediseñar los cruces, porque son el lugar donde se producen más accidentes mortales.

Previsión de atascos en la Via Laietana

Finalmente, y delante del corte de la Via Laietana en sentido ascendente a partir del domingo 10 de abril, el director del RACC ha apuntado que comportará nuevas afectaciones, "no durante la semana Santa pero sí después", ya que el tráfico "creará problemas en el Paral·lel y al paseo de Sant Joan". Además, ha recordado que la propuesta del RACC siempre ha sido la de evitar hacer todas las obras al mismo tiempo, hecho que se está produciendo estos últimos meses y se seguirá produciendo al menos hasta las próximas elecciones municipales, y ha insistido en la necesidad de tener una buena oferta de transporte público a nivel metropolitano.

Imagen principal: Motoristas en el carril bus de la Gran Via antes de entrar en el Túnel de Glòries / Pau de la Calle