Hace un año, a principios de diciembre de 2024, cuando murió el librero Josep Morales, los peores temores se dispararon sobre la supervivencia de uno de los pocos establecimientos históricos que sobreviven en la calle Ferran de Barcelona. Morales era el propietario y alma máter de la Llibreria Sant Jordi, un reducto de cultura en una calle que pierde la memoria y cada vez más adocenada entre pubs irlandeses, tiendas de souvenirs, carcasas de móviles y algún espacio especializado en productos cannábicos. Queda poco del histórico comercio de la calle Ferran —la cercana tienda de Belles Arts Ferran y poca cosa más— pero a veces se producen los milagros y, a pesar del peligro de convertirse en un establecimiento más dedicado al turismo, este miércoles, la Llibreria Sant Jordi ha renacido.

Creer en milagros quizás sea una de las pocas opciones que les quedan a los barceloneses que recuerdan una ciudad previa al parque temático en que se ha convertido, y un milagro de primera categoría es que un local de la calle Ferran, en el centro neurálgico de la ciudad, continúe como librería, aunque ahora tenga un contenido más generalista mientras que la antigua Llibreria Sant Jordi estaba dedicada, fundamentalmente, al arte. En todo caso, el gesto hay que agradecerlo al empresario Rafa Serra y a Cristina Riera, viuda de Morales, quienes han sumado esfuerzos para reabrir la librería como espacio de cultura viva que incluye, como aliciente extra, un pequeño espacio de degustación en lo que era la trastienda del local.

Recuperamos una de las librerías más bonitas de Barcelona”, ha apuntado Serra en un acto de inauguración en el que la librería ha quedado pequeña, al mismo tiempo que ha anunciado que el nuevo establecimiento —que mantiene la esencia, el modelo e incluso el mobiliario del anterior, aunque también se han hecho obras de adecuación— dispondrá de una licencia de cultura viva, con la voluntad de que en la librería “pasen cosas”, como por ejemplo una cuarentena de actividades culturales a lo largo del año, entre las cuales presentaciones de libros o cenas de arte. “Queremos que este modelo sea sostenible y que dentro de unos años podamos seguir aquí”, ha apuntado Serra, que ha recordado que “rentabilizar un local de alquiler en la calle Ferran no es fácil”.

Los escritores Carlota Gurt y Jaume Clotet han participado en la reinauguración del local en calidad de “padrinos de librería”, una categoría laboral de nuevo cuño que, de alguna manera, representa el espíritu de la Sant Jordi, es decir, la implicación del mundo cultural para contagiar a la ciudadanía de esta necesidad de ser usuarios y clientes de establecimientos como este. “Aquí habrá cosas que den ganas de venir”, ha apuntado Gurt, que ha destacado la importancia de mantener el negocio en la calle Ferran “entre empanadas, sushis y carcasas”, mientras que Clotet ha recordado que el de Ferran, “no es una calle cualquiera, es la que conecta el poder político con el Liceu” y apuntando que el esfuerzo de los nuevos gestores “tiene mucho valor para los que vemos una ciudad que se degrada cada día”.

20251210 inauguració llibreria Sant Jordi / Foto: Montse Giralt
Interior del establecimiento en la primera jornada de la reapertura, con gran éxito de público este miércoles por la tarde a pesar de las reducidas dimensiones del local / Foto: Montse Giralt
20251210 inauguració llibreria Sant Jordi / Foto: Montse Giralt
De izquierda a derecha, los escritores y padrinos de la librería Jaume Clotet y Carlota Gurt y la empresa Rafa Serra, nuevo propietario y gestor de la Llibreria Sant Jordi / Foto: Montse Giralt
20251210 inauguració llibreria Sant Jordi / Foto: Montse Giralt
El fondo de la nueva Llibreria Sant Jordi mantiene un espacio para los libros de arte pero también ofrece producción literaria más generalista, tanto en catalán como en otros idiomas / Foto: Montse Giralt
20251210 inauguració llibreria Sant Jordi / Foto: Montse Giralt
Un detalle de la nueva librería, una bolsa con el logo y el nombre de la Llibreria Sant Jordi / Foto: Montse Giralt
20251210 inauguració llibreria Sant Jordi / Foto: Montse Giralt
Al final del pequeño establecimiento, donde estaba la trastienda, se ha recuperado la antigua cocina y se ha dispuesto un pequeño espacio de degustación. El nuevo establecimiento dispone de licencia de cultura viva, que le permitirá realizar unos cuarenta actos culturales al año / Foto: Montse Giralt

En definitiva, la Llibreria Sant Jordi reabre sus puertas en la calle Ferran, como un oasis cultural, pero también como una forma de resistencia local a una masificación que hace que las calles de la ciudad sean cada vez más parecidas a las de cualquier otra capital global y que hacen que Barcelona conserve, todavía, alguna chispa de supervivencia… resistencia… ¿esperanza?