Las dos jornadas de barricadas y carrerillas en el barrio de Gràcia ha coincidido de lleno con la firma, este miércoles, del pacto formal entre Barcelona en Comú y PSC, una de las primeras consecuencias del cual es la asunción de la segunda tenencia de alcaldía por parte de Jaume Collboni. Después de dos semanas entre el anuncio del preacuerdo, con posterior ratificación de las bases, finalmente los dos equipos han podido firmar el acuerdo desde el Saló de Cròniques municipal.

Visiblemente contentos al inicio y más serios posteriormente por la voluntad de ambos de seguir marcando perfil y diferencias, se ha dado el pistoletazo de salida a trabajar juntos. Este pacto, "un acto de buena política para Collboni", se visualizará ya en las dinámicas este jueves, cuando los cuatro concejales del PSC -Collboni, Daniel Mòdol, Carmén Andrés y Montserrat Ballarín- asistan a la comisión de gobierno. También, previsiblemente el viernes se muestre un cambio organizativo en el hemiciclo, y Barcelona en Comú y el PSC se sentarán más juntos.

"No hemos venido a dar lecciones", ha remarcado el líder socialista, si bien ha añadido que "tampoco permitiremos que las den". Las palabras son relevantes, en el marco de los reproches mutuos entre la alcaldesa Ada Colau y el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, donde éste afirmaba que la entrada socialista estaba para acabar con el "postureo" en la capital catalana. Minutos antes, Colau, que ha evitado mojarse sobre la cuestión, visiblemente molesta por la pregunta de los medios, ha afirmado que estaba "orgullosa" del acuerdo.

Marcar perfil

"Nadie tiene que renunciar a sus culturas políticas". Así de contundente se ha mostrado Collboni en uno de los diversos intentos de marcar perfil, reivindicando después los gobiernos del PSC de las últimas tres décadas. Ha puesto como ejemplo a Jordi Hereu, Joan Clos, a Pasqual Maragall i Narcís Serra. Estas referencias no se escapan de los comentarios que durante los últimos años vertió la entonces activista Colau en las redes, donde acusaba al PSC de tener una estructura mafiosa y corrupta en la ciudad. 

Los dos se han dicho que podían haber continuado el uno sin el otro, pero no es "nuestro estilo". Desde que "el listón está muy alto" porque hemos gobernado con minoría "con valentía", a acabar fusionándose en un "lo hacemos por Barcelona" y es un acuerdo "100% local". Eso último, también porque de aquí un mes hay elecciones generales, con una clara reticencia estatal entre las fuerzas que representan. 

La puerta no está cerrada. Si bien los confluentes hablan reiteradamente de ERC, Collboni también ha querido extender la mano al resto de la oposición para "grandes temas de ciudad".