Son las tres en punto y la expectación es máxima. En Zona Universitària se pone en marcha la Línia 9 Sud del metro. Aunque hoy es fiesta en las facultades barcelonesas, el andén se llena rápidamente. Son los primeros pasajeros de una línea que ha generado entusiasmo por el reto que suponía, y al mismo tiempo cansancio por los continuos retrasos de su inauguración.

No muy lejos de allí, en la estación de Torrassa, un grupo de prejubiladas se están haciendo una selfie con el mapa de la nueva línea. Pepi, que es la más interesada, anima al resto a ir hacia el andén. “Bajaremos cuatro pisos”, explica entusiasmada.

Para una de sus amigas, Ángeles, la puesta en marcha del metro también ha supuesto el final de una década de obras al lado de casa. “Hemos tenido mucha paciencia, pero ahora veo que ha valido la pena”, dice mientras observa la pantalla informativa, que indica siete minutos para el próximo tren.

Precisamente la frecuencia de convoyes, más amplia que en el resto de líneas de metro, es una de las quejas de los usuarios. Raquel, natural del Prat de Llobregat, pide que los trenes pasen cada tres minutos. Tampoco ve lógico que desde el Prat tengan que pagar un suplemento para llegar al aeropuerto. “No tiene ningún sentido que tengamos que pagar 4,50€ para ir a la T1 o la T2”, afirma con cierto desencanto.

"Tenía sentido poner una estación en el centro y otra en la Renfe, el resto no hacía falta", dice un usuario
Pero no todos los pratenses opinan lo mismo. Es el caso de Albert, que estudia en Barcelona, y que ve muchos excesos en la nueva infraestructura. “Tenía sentido poner una estación en el centro y otra en la Renfe, el resto no hacía falta”, explica. Y es que el Prat de Llobregat, con poco más de 60.000 habitantes, ahora tiene cinco paradas en su término municipal excluyendo las dos terminales del Aeropuerto.

Al contrario, David sólo ve ventajas. Es un seguidor del transporte ferroviario que defiende a ultranza la L9 Sud. Actúa como un turista del metro: hace vídeos de las estaciones y habla con otros de su ramo, igualmente impresionados por el esplendor de las estaciones.

La de Fira, diseñada por el japonés Toyo Ito, es una de las más espectaculares y conserva el estilo del arquitecto que realizó el proyecto del recinto ferial y el Hotel Porta Fira, muy próximos a la estación.

Paradójicamente, la estación de Mercabarna, creada por el arquitecto Jordi Garcés, genera el efecto contrario. “Esto no lo han acabado”, dice una chica a su grupo de amigos al descubrir que se aprecia la estructura de la obra civil. Precisamente esta era la intención del arquitecto de esta estación, que optó por una propuesta que aprovechaba los puntales y el forjados de la obra.

Exentos a todo el alboroto del estreno, un grupo de turistas peruanos hablan del viaje de vuelta hacia Lima. A medio trayecto, se enteran de que hoy era la inauguración y que, por lo tanto, son pioneros. De hecho, tampoco sabían que se repartían billetes gratuitos: “No teníamos ni idea y tampoco nadie nos lo ha indicado", hecho extraño ya que desde las tres del mediodía grupos de trabajadores de TMB repartían planos de red y tickets inaugurales.

Unos turistas sobre los billetes gratuitos: "No teníamos ni idea y tampoco nadie nos lo ha indicado"
Ya en la terminal 1 del aeropuerto, una pantalla revela una novedad destacada de la L9 Sud. Los usuarios tendrán que estar atentos a la dirección de los trenes porque los convoyes pueden ir en ambos sentidos de la marcha, independientemente de la vía en que se encuentren. En el andén, Consuelo espera el tren dirección Zona Universitària. Trabaja en el aeropuerto, por lo que no tendrá que pagar ningún suplemento. “He hecho la prueba y realmente funciona”, comenta orgullosa.

Sube al primer vagón, donde una pareja de abuelos se coloca al frente para ver la inmensidad del túnel que, iluminado, tiene un toque futurista. “Pensaba que no lo vería acabado”, dice ella. Pues se equivocaba. Después de catorce años de obras, la Línia 9 Sud ya está aquí.