El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, ha dado por abierta la negociación de los presupuestos de 2026 este jueves con la presentación, por parte del teniente de alcaldía y responsable del área de economía, Jordi Valls, de la propuesta de cuentas para el año que viene, que se eleva por primera vez por encima de los 4.000 millones de euros, concretamente 4.180, centrados principalmente en tres ejes: los servicios a las personas, la vivienda y la seguridad. Se trata de los terceros presupuestos del mandato y en los que el alcalde se ha propuesto un hito aún no alcanzado en los dos anteriores, el de aprobarlos por mayoría en el plenario municipal. Ya lo defendía así en declaraciones a ElNacional.cat el pasado mes de julio, cuando afirmó que aprobar las cuentas era su “primer objetivo” del nuevo curso político. 

De hecho, el alcalde defendía la intención de encontrar elementos de sintonía con el grupo de Esquerra Republicana, principalmente, y también con el de Barcelona en Comú, necesario para conseguir la mayoría, sin renunciar tampoco a llegar a pactos con Junts per Barcelona, eso sí, con un comodín en la manga, la posibilidad de utilizar, por segunda vez en el mandato, el recurso de la cuestión de confianza vinculada a los presupuestos, que le permitiría aprobar el presupuesto sin llegar a un acuerdo por mayoría, un recurso que ya utilizó para los presupuestos de 2024. “Abriremos conversaciones para aprobar los presupuestos de forma ordinaria, dialogada y acordada”, señalaba Collboni hace unas semanas para añadir que si no se podía llegar a un acuerdo, “efectivamente tenemos el recurso de la cuestión de confianza”. En caso de no conseguir un acuerdo, este sería el tercer presupuesto de Collboni sin apoyo del plenario, ya que las cuentas de 2025 se aprobaron por la vía de la prórroga presupuestaria.

En este mismo sentido, el líder de la oposición y presidente del grupo municipal de Junts per Barcelona, Jordi Martí Galbis, indicaba este miércoles que ya había habido algunos “contactos preliminares informales” sobre los presupuestos, “pero ninguna sentada ni reunión”. En este contexto, los de Junts esperan que sea el gobierno municipal el que “llame a la puerta con su proyecto de presupuesto y de ordenanzas fiscales”, señalando, eso sí, que desde su punto de vista “es difícil llegar a acuerdos con un gobierno que tiene unas prioridades que no son las nuestras, pero estamos abiertos a hablar”. Hay que tener en cuenta, eso sí, que respecto a hace un año hay un elemento nuevo, el acuerdo de colaboración con ERC que, a priori, permitiría que este grupo facilitara la aprobación de unas cuentas, aunque la suma de PSC y ERC da 15 concejales, insuficientes para asegurar la aprobación.

En este contexto, Jordi Valls ha señalado que “este gobierno tiene la obligación de intentar aprobar los presupuestos”, añadiendo que ahora no se está “en el escenario” de plantear la cuestión de confianza. De hecho, el responsable de las cuentas ha indicado que en estos momentos se abren las conversaciones con los grupos señalando que “hay negociaciones con todo el mundo, pero nada avanzado con nadie”. “No hablaré de la cuestión de confianza porque estamos en fase de hablar con los grupos y ver si tenemos mayoría para aprobar los presupuestos y las ordenanzas fiscales”, ha insistido, añadiendo que con un acuerdo, las cuentas ya serían efectivas en enero y no en mayo, una diferencia importante en cuanto a la gestión del dinero. Eso sí, la intención del gobierno municipal es conseguir la aprobación inicial en una comisión extraordinaria de Economía que tendría lugar la semana que viene, recordando, eso sí, que esta eventual aprobación inicial es solo “la capacidad para empezar el camino”.

En cuanto a los comunes, justo al finalizar la presentación, la presidenta del grupo de Barcelona en Comú, Janet Sanz, ha expresado su enfado por la manera de presentar su proyecto de cuentas “sin ningún acuerdo” con ninguna formación política. De hecho, la aún líder de los comunes ha tildado la presentación de “teatro”, asegurando que “parece que el gobierno no quiera aprobar los presupuestos” y señalando dos líneas rojas para empezar la negociación, la “prohibición de los alquileres de temporada” y “el paro de los desahucios en Vallcarca”.

¿Cómo es el proyecto de presupuesto?

El teniente de alcalde Jordi Valls, responsable de la presentación del proyecto de presupuestos para Barcelona para 2026 acompañado de Montse Escoda, gerente de Presupuestos y Hacienda, ha insistido en que las cuentas “reflejan nuestro proyecto de ciudad”, ya que son “la herramienta que canaliza la realización de las políticas del ámbito municipal”. Valls, además, ha destacado que los 4.180 millones de euros, además de ser “la primera vez que sube por encima de los 4.000 millones”, tiene como ejes prioritarios “las personas, la vivienda y la seguridad”, con inversiones de 994, 239 y 430 millones de euros, respectivamente.

En concreto, los 4.180,8 millones de euros del proyecto permitirán disponer de un 8,5% más de recursos respecto a los previstos inicialmente en el presupuesto 2025, con un notable esfuerzo inversor. En total, en la ciudad se prevé que el volumen de inversiones alcanzará los 861,8 millones para llevar a cabo grandes obras, equipamientos o actuaciones de transformación urbana. A la inversión propia del Ayuntamiento, de 753 millones, se suman 56 millones correspondientes a las actuaciones que directamente se harán desde el Instituto Municipal de la Vivienda y Rehabilitación de Barcelona (IMHAB), 41,2 millones que se invertirán a través de BSM y 11,6 millones por vía de otras entidades.

Por el lado de los ingresos, hay un crecimiento gracias, por un lado, a las transferencias corrientes, con el incremento del anticipo de la PIE, y por otro, por la aplicación del recargo del impuesto turístico y el crecimiento vegetativo del resto de impuestos y tasas. En cuanto a los gastos, el gasto corriente (capítulos 1-5) crece más de un 6% y alcanza los 3.214,4 millones, casi 200 millones más que los inicialmente previstos para este año.

Establecer prioridades para dar respuesta a las demandas de la ciudadanía

Este presupuesto se plantea para dar respuesta al gran reto y la gran preocupación que es actualmente la vivienda, y por eso destina cerca de 240 millones, consolidando la inversión destinada a la construcción y ampliación del parque público y para favorecer la rehabilitación. La política de vivienda se vuelve prioritaria y central y aborda la problemática con la producción de nueva vivienda, ayudas a la rehabilitación, nuevas adquisiciones o ayudas al alquiler, con un incremento de los recursos destinados a vivienda del 33% respecto a este año.

En segundo lugar, destaca la atención a las personas, para garantizar la prestación de servicios públicos y las políticas sociales para luchar contra la desigualdad con un gasto total de 994,9 millones. Estos recursos deben permitir seguir impulsando políticas activas para reducir las brechas sociales y generacionales, potenciando educación, cultura, deporte o salud. Destacan políticas para la infancia, como el fondo de Infancia o las tardes educativas, inversiones en mantenimiento de espacios deportivos o políticas de promoción de la lengua catalana. Además, las políticas de proximidad, orientadas a las necesidades reales de los barrios y su gente, contarán con 441,8 millones que se destinarán directamente a inversiones en el territorio, en mantenimiento y limpieza, con el presupuesto propio de los distritos.

En cuanto a la seguridad, que es otro de los ejes prioritarios, se prevé un gasto de 430,6 millones, con la previsión de incorporación de 100 nuevos agentes de la Guardia Urbana, de la última convocatoria, avanzar en el objetivo de instalar 1.000 cámaras en la ciudad o la nueva comisaría de Sarrià-Sant Gervasi. La apuesta y la promoción del transporte público vuelve a hacerse evidente con los 266,9 millones que prevé el presupuesto para esta política de gasto, con el mantenimiento de las aportaciones para bonificar los títulos de transporte de la ATM, la apuesta por la conexión del tranvía o la ampliación del servicio Bicing con 1.000 nuevas bicicletas. Una apuesta claramente ligada a la descarbonización y vinculada a la estrategia de acción climática, para adaptar la ciudad a los fenómenos meteorológicos, y hacerla más resiliente, con más sombras, espacios verdes, ampliando la red de agua freática y nuevos colectores de aguas pluviales, alcanza los 109,3 millones.

Por último, el presupuesto busca ser también una herramienta que contribuye a la estrategia de diversificación económica, favoreciendo con los 150,6 millones que se destinan a la promoción del comercio, la apuesta por la ciencia y la innovación tecnológica como motor de crecimiento, el acompañamiento a las Pymes, o la apuesta por el talento y la reindustrialización.