La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, finalmente no tendrá suficientes apoyos para aprobar este viernes al pleno municipal los presupuestos del 2018, razón por la cual se verá obligada, un año más, a vincularlos a una cuestión de confianza para sacarlos adelante.

A pocas horas de la celebración del pleno ya se veía complicado que Barcelona en Comú pudiera sumar bastantes votos para sacar adelante las cuentas municipales, una vez el viernes pasado los grupos de la oposición prefirieron no destapar todavía el sentido de su voto.

Tras de una semana de negociaciones los números siguen sin salir, ya que a pesar de la intención de PDeCAT y ERC de abstenerse en la votación, la negativa anunciada este jueves de PSC y la CUP sumada a la ya conocida de C's y PP imposibilita la aprobación.

En estos momentos, Colau cuenta sólo con los 11 votos de su grupo municipal, y tiene por delante los 15 'no' de los representantes de Cs (5), PSC (4), PP (3) y CUP (3), ante los cuales la abstención de PDeCAT (9), ERC (5) más un concejal no adscrito no hacen variar nada ya que Colau no conseguiría la mayoría.

El golpe de gracia lo ha dado este jueves el PSC, cuando ha anunciado el sentido negativo de su voto a causa del preacuerdo al cual ha llegado Colau con PDeCat y ERC, una razón similar a la que ha llevado también a la CUP a decidirse por el 'no'.

Para el líder del PSC barcelonés, Jaume Collboni, los presupuestos que han acordado los comunes con el exalcalde Xavier Trias "suponen una doble claudicación" ya que "claudica en proyectos emblemáticos del modelo de ciudad de izquierdas" y "claudica al poner Barcelona en la lógica política del proceso independentista en Catalunya". Además, Collboni ha recordado que Colau rompió con el PSC por su apoyo al 155, y "aquí está la consecuencia". "Ha cambiado de socios, pero la aritmética no le sale", ha subrayado Jaume Collboni.

Nueva cuestión de confianza

De este modo, Colau se ve obligada a repetir el escenario de finales de 2016, cuando tampoco fue capaz de sumar ninguna mayoría para aprobar los presupuestos del 2017. El año pasado pero, los papeles estaban cambiados y la alcaldesa contaba con el voto afirmativo del PSC y el negativo de CiU -así se llamaba el actual grupo demócrata-, ERC, C's y PP.

La cuestión de confianza es un mecanismo previsto para evitar el bloqueo institucional. La alcaldesa deberá llevar las cuentas al pleno municipal vinculados a una cuestión de confianza, de tal manera que permite a la oposición que presente, en el plazo de un mes, una moción de censura y unos presupuestos alternativos. La moción de censura de la oposición debería contar con un candidato a alcalde con garantías de ser elegido, un extremo improbable con el actual reparto de fuerzas. En este caso, pasado el mes, quedarían aprobados los presupuestos y Colau continuaría como alcaldesa. Xavier Trias utilizó el mismo procedimiento para aprobar los presupuestos del 2014.