Con la notificación, este martes, de la negativa de Ciutadans a dar apoyo a los presupuestos de Barcelona, el equipo de gobierno de Barcelona en Comú se queda sin la posibilidad de sacar adelante sus cuentas de manera ordinaria, ya que sólo cuenta con el apoyo del PSC a falta de que la CUP revele el sentido de su voto.

De hecho, después de las negativas de los últimos días de PP, CiU y ERC, sólo quedaba la incógnita de qué haría C's, aunque era previsible su rechazo al proyecto de presupuestos. Finalmente, la líder de C's en el Ayuntamiento de Barcelona, Carina Mejías, ha anunciado que su grupo votará contra la propuesta presupuestaria del Gobierno municipal, posicionamiento que implica que las cuentas no podrán tramitarse en el pleno a no ser que se vinculen a una cuestión de confianza, ya que no pasarán la votación de la comisión de Economía, que se efectúa este martes por la tarde.

Mejías ha explicado que votarán en contra tanto por razones técnicas como de contenido, y ha adelantado que presentarán en los próximos días en el Gobierno municipal condiciones y propuestas para "negociar para que Barcelona salga de la situación de bloqueo".

El posicionamiento de C's se suma al de CiU del lunes, que a la vez que anunció el voto en contra emplazó al equipo de gobierno a "reaccionar" para que entienda "qué representa gobernar en Barcelona y gestionar un presupuesto como lo que gestiona"

Cuestión de confianza

Con todo, el equipo de gobierno del Ayuntamiento ya ha advertido que utilizará el último recurso posible para aprobar los presupuestos, vinculándolos a una cuestión de confianza. Se trata de un mecanismo previsto para casos similares en que no hay bastantes apoyos y que ya utilizó el entonces alcalde Xavier Trias para aprobar los presupuestos del 2014.

En este caso, la alcaldesa tendrá que llevar las cuentas al pleno municipal vinculadas a una cuestión de confianza, de manera tal que permita a la oposición que presente, en el plazo de un mes, una moción de censura y unos presupuestos alternativos. Con todo, la moción de censura de la oposición tendría que contar con un candidato a alcalde con garantías de ser escogido, un extremo improbable con el actual reparto de fuerzas. En este caso, pasado el mes, quedarían aprobados los presupuestos y Colau continuaría como alcaldesa.