La Guàrdia Urbana de Barcelona ha iniciado este lunes un dispositivo especial de control que tiene como objetivo reducir la siniestralidad de motos y ciclomotores y el número de víctimas de siniestros, así como garantizar el cumplimiento de la normativa de circulación de estos tipos de vehículos. Este dispositivo, que se alargará durante toda la semana, supondrá un incremento de la vigilancia en especial con respecto a conductas temerarias y generadoras de actuaciones de riesgo, y prestarán una atención especial a los aspectos siguientes:
- Uso correcto del casco, tanto por parte de la persona conductora como del acompañante.
- Distracciones, como el uso del móvil.
- Aceras de entornos escolares u hospitales.
- Circulación por los carriles bus, taxi y bici.
- Giros indebidos.
- Maniobras bruscas.
- Hecho de no respetar las señales de tráfico.
- Adelantamientos inadecuados.
- Circulación entre vehículos.
- Infracciones relacionadas con la documentación de los vehículos y de las personas conductoras.
Sanciones de hasta 500 euros
Hay que tener presente que los usuarios de motocicletas y ciclomotores son el colectivo con más riesgo de sufrir un siniestro de tráfico en la red vial de la ciudad, con una tasa hasta cuatro veces superior respecto de las personas que se desplazan en coche. Las conductas temerarias como las mencionadas anteriormente pueden suponer sanciones económicas de hasta 500 euros. La Guàrdia Urbana de Barcelona trabaja para conseguir el objetivo de reducir en un 50% las lesiones graves y las muertes, tal como indica la Estrategia de seguridad vial 2030, con una visión en el horizonte de cero víctimas mortales el año 2050.
Hay que tener en cuenta que Barcelona es una de las ciudades europeas con más presencia de motos y ciclomotores en las calles. Como vehículo urbano de gran flexibilidad de uso en los trayectos cortos y de distancia media, habituales en Barcelona, la moto representa el 16,5% de los vehículos que circulan con emisión de humos a la ciudad. La moto, definida como un medio de transporte de poco volumen y alto uso, presenta ventajas a la hora de moverse por la ciudad. La flexibilidad de uso, el bajo consumo y el poco espacio que ocupa en la vía pública, tanto cuando circula como cuando estaciona, son algunas de las comodidades que presenta. Por el contrario, el índice de accidentalidad es un aspecto negativo que hay que resolver y que se ha convertido en uno de los retos municipales en materia de seguridad vial.
Además, su dependencia de combustibles fósiles contaminantes y el elevado ruido que generan al circular son otros inconvenientes por resolver. La incorporación de la tecnología eléctrica en el sector de la motocicleta, aunque penetra en el mercado en menos velocidad que en el caso del automóvil, contribuye a minimizar el consumo energético y las emisiones que se derivan, así como a reducir la contaminación acústica.