En el contexto de sequía que vive Catalunya, Barcelona ha iniciado los trámites para elaborar y aprobar una nueva ordenanza para el aprovechamiento de aguas grises (OAG) en edificios de nueva construcción y grandes rehabilitaciones. Las aguas grises son las aguas que se utilizan cuando nos duchamos, bañamos y nos lavamos las manos y que, con un sistema de recogida y tratamiento, se pueden recuperar para otros usos como llenar la cisterna del inodoro, regar jardines, limpiar terrazas o baldear pavimentos. Son muchos litros los que se pierden —se calcula que unos 200 litros al día en un hogar de cuatro personas— y que se va al alcantarillado, pero son aguas que presentan un bajo contenido en materia fecal y son apropiadas para el reciclaje. En cambio, las aguas de las cocinas o lavadoras, que también son aguas grises, no se reciclan a causa de la elevada contaminación que contienen. La normativa incluirá toda la obra nueva y grandes rehabilitaciones de más de 16 viviendas, o que tengan un consumo de más de 500 m³ al año en duchas y bañeras. Según las estimaciones del Ayuntamiento, el sistema de reaprovechamiento reduce el consumo de agua potable hasta un 30% que representa un potencial anual de ahorro de 300.000 m³ de agua potable en la ciudad.

Inicio del proceso de tramitación

Los trámites empiezan ahora con el inicio de un proceso participativo que permitirá elaborar el nuevo texto y alimentarlo con las aportaciones que salgan de este espacio. El objetivo es aprobar la nueva normativa a finales de este año. Este proceso participativo contará con una comisión de seguimiento formada por empresas, organizaciones, instituciones, universidades y entidades expertas en el ámbito de los sistemas alternativos de aprovechamiento de recursos hídricos y se desarrollará el mes de marzo y en abril. Posteriormente, se redactará el texto inicial y se llevará a debate y aprobación. La nueva normativa tiene que servir para establecer los criterios técnicos necesarios para aprovechar las aguas grises con garantía de calidad y de forma sostenible.

¿Cómo funciona y quién estará obligado?

El sistema funciona con una red de cañerías separadas, cosa que permite recoger toda el agua de la ducha y tratarla en una depuradora instalada en el mismo edificio. Una vez limpia, se bombardea hacia arriba para llenar las cisternas de los inodoros de las viviendas. Está previsto que eso sea obligatorio para todos los edificios de obra nueva y para las grandes reformas en inmuebles de más de 16 viviendas, porque según los estudios, este aprovechamiento es rentable con un consumo mínimo de agua anual de 500 m³. La ordenanza también definirá los sistemas de mantenimiento y certificación de estas instalaciones. Actualmente, ya hay municipios, como Sant Cugat o Vilanova i la Geltrú, que ya obligan a incorporar sistemas de reaprovechamiento de aguas grises en los edificios de obra nueva.

Aguas grises
 

Un ahorro para el ciudadano y la ciudad

El Ayuntamiento de Barcelona estima que el reaprovechamiento de las aguas grises se puede convertir en una herramienta esencial para reducir el consumo de agua potable en el ámbito doméstico, y también puede suponer un ahorro para la ciudad. Un hogar de 4 personas genera unos 200 litros de aguas grises al día que, en caso de disponer de sistema de reciclaje, se podrían usar para llenar las cisternas de los inodoros. Cada persona gasta por término medio unos 35 litros de agua cada día con descargas de la cisterna. La inversión para instalar este sistema no es costosa, se recupera rápidamente y permite un ahorro directo de 90 euros el año por vivienda en edificios de 16 viviendas y de hasta 170 euros el año por vivienda en edificios con 50 viviendas, aparte de los beneficios medioambientales directos con la reducción del consumo de agua potable. La nueva ordenanza de aguas grises también representará un beneficio para la ciudad, dado que el Ayuntamiento prevé reducir hasta un 30% el consumo de agua potable a la ciudad, el equivalente a un ahorro anual de 300.000 metros cúbicos.

Una ciudad preparada para el cambio climático

La nueva ordenanza de aguas grises se enmarca en el Pla de Recursos Hídrics Alternatius de la ciudad de Barcelona (PLARHAB) y el Pla d’acció per l’emergència climàtica 2030 que fijaba el objetivo de convertir Barcelona en una ciudad más preparada ante los efectos negativos de la emergencia climática. En este ámbito concreto, para hacer un uso responsable del agua, un bien escaso, especialmente en situaciones de sequía como la que vive la ciudad actualmente. La futura ordenanza de aguas grises es una medida que se suma a las acciones recogidas sobre recursos hídricos alternativos incluidas en el Pla Endreça Barcelona que invierte 14,4 M € en la ampliación de la red de agua freática para dar servicio a los puntos de mayor consumo, al adaptar la capacidad de la red existente a las demandas de los usuarios (actuales y futuros) y al mejorar la telegestión, supervisión y operatividad de la red, con el objetivo final de reducir el consumo de agua potable y aumentar la resiliencia de la ciudad ante episodios de sequía. La tramitación de estas actuaciones se hacen por emergencia ante la actual situación de sequía y permitirán aumentar un 20% el volumen de agua freática disponible.