El éxodo en Catalunya de las grandes ciudades hacia zonas rurales, que tuvo su punto de inflexión coincidiendo con la pandemia del covid, no se ha detenido en la pospandemia y, aunque es un fenómeno minoritario, se mantiene creciente de forma estable y con previsión de no detenerse en el futuro. Así concluye un estudio del Institut Metròpoli de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) presentado este miércoles, que analiza el fenómeno en auge en Catalunya de la "contraurbanización" y que señala que unas 70.000 personas abandonarán el Área Metropolitana de Barcelona para ir a vivir a pequeñas poblaciones o al campo durante los próximos cinco años. Esta "contraurbanización" de la que habla el estudio es un movimiento inverso al de siglos pasados —del campo hacia la ciudad— y que estaría motivado, explican los autores, por causas diversas: la búsqueda de un estilo de vida diferente fuera de la ciudad, de más espacio o de contacto con la naturaleza, así como por los precios prohibitivos de la vivienda en Barcelona y otras grandes ciudades catalanas, que expulsan de su casa a la juventud y a personas en situación económica precaria.

En 2021, el primer año después de la pandemia, el 40,1% de las altas de padrón que hubo en áreas rurales de Catalunya eran de personas provenientes de ciudades grandes, 5 puntos más que el 2019. Aquel mismo año 21, el último con estadísticas consolidadas, un 10% de los cambios residenciales que se produjeron en las ciudades catalanas tuvieron como destino áreas rurales. Según las Estadísticas de Variaciones Residenciales, se registraron 16.300 desplazamientos de este tipo, casi 4.000 más que el 2019 y 6.000 más que en 2015. El pico de este fenómeno, sin embargo, llegó con la pandemia el año 2020, con 17.105 desplazamientos. Aunque se debe tener en cuenta el contexto anómalo, por los confinamientos, en los que se produjeron numerosos empadronamientos temporales en segundas residencias, señala el estudio.

Familias jóvenes con hijos o sin

Uno de los autores, Sergio Porcel, del Institut Metròpoli, ha destacado que el perfil de los que cambian de residencia a zonas rurales son "familias jóvenes con hijos o sin", ya que la edad media son los 36 años. Porcel ha señalado que se trata de población autóctona y no extranjera, un colectivo poblacional que escoge grandes ciudades o zonas turísticas por encima de las rurales. También, que se trata de un éxodo "voluntario" en la mayoría de casos y que en un 45% están "muy satisfechos" con su nueva vivienda y nuevo entorno (en contraposición a Barcelona, donde la cifra es del 30%).

Insatisfacción con los servicios de las zonas rurales

A su vez, en los entornos rurales se produce, por el contrario, una menor satisfacción sobre el acceso a servicios, transportes y actividades culturales. Así, una de cada cuatro personas que viven en zonas rurales se tienen que desplazar fuera del municipio para comprar productos frescos, por ejemplo. Si bien la desventaja mayor, explican, es el acceso al transporte público, lo que motiva que el vehículo privado sea todavía la principal forma de desplazamiento en la Catalunya rural.