La conjura antiMaragall está a punto de llegar a la meta. Ada Colau está más cerca de gobernar gracias a los socialistas, a Valls-Cs y al batallón de fuerzas económicas, empresariales y financieras que se han dejado la piel para hacer realidad este pacto Frankestein. Uno de los más felices, seguramente, será Jordi Évole, que ha encabezado el pucherazo incluso antes de que nadie pudiera pensar en las nuevas y extrañísimas alianzas que están a punto de consumarse. Para el expresentador y director de Salvados, Barcelona se tenía que decidir entre Colau o la gran esperanza venida de Francia (y apadrinada por los "naranjitos"). Y no le tembló la muñeca a la hora de organizar un debate exclusivo para los dos. El resto de ideas políticas fueron arrinconadas sin disimulo.

Colau Valls Evole Salvados

La Sexta

Casualidades de la vida, o puede que no, ninguna de las propuestas de Évole salió ganadora. Colau, segunda, Valls, cuarto. Eso es tener ojo crítico. Pero como buen periodista, Jordi no deja que la realidad le estropee un buen titular. Un buen programa. Un buen complot. Ha resuelto las graves acusaciones de Valls a la alcaldesa con un "pelillos a la mar", el desprecio de Colau hacia Manolito poniendo un poco de desodorante. Maestro Évole. Una maestría de magnitud tal que la audiencia ya le pide más. ¡Más, Jordi, más! Como ha hecho Toni Soler, que vuelve a pelearse en las redes contra los ideólogos de la conjura pidiendo al de La Sexta el segundo round de aquel encuentro televisado desde el edificio Imagina de Barcelona. "Ahora sí que tendría gracia"

La ironía del presentador de lo Está Pasando ha sido recibida con una mezcla de humor e indignación ante la constatación de aquesgta operación de estado contra el independentismo.

Es un mago de la tele, el bueno de Évole, y por lo que está demostrando, un mago también en los despachos, en los restaurantes, en las páginas de opinión de su diario. Es un Harry Potter de la política, que convierte a "rojas comunistas" en grandes alcadesas que serán la barrera antiindepe que el unionismo abraza desesperado.