Hace unos años, en el 2022, nos emocionó a todos explicando en el Islàndia de Albert Om en RAC1 qué le pasaba y por qué tuvo que dejar de trabajar. Una enfermedad degenerativa que tiene en los ojos, una patología que hace que prácticamente no pueda ver nada: "Veo lo que quiero ver. Mis ojos tienen retinopatía degenerativa. Busco la manera de ver algo que me recuerde a ti. Busco a través del campo visual aquello que me identifique con tu recuerdo y tu imagen. Si te miro fijamente, ahora mismo no te veo", eran sus impactantes palabras. Se trata del querido Christian Garcia, periodista de raza, de los que ya no quedan, que llevaba toda la vida haciendo periodismo, especialmente, periodismo deportivo, y trabajando con nombres como José María García, Jordi Basté, Josep Cuní o Joaquim Maria Puyal. Fue jefe de Deportes de TV3 y Catalunya Ràdio, y el último trabajo que tuvo fue el de director del Área de Desarrollo de Negocio Audiovisual de la Corporación.


Christian quizás tiene una enfermedad degenerativa severa en los ojos que hace que no vea, pero la cabeza la tiene muy bien puesta. Un tipo que desprende bonhomía y sensatez, que ha seguido colaborando en programas de televisión como el Tot es mou de Helena Garcia Melero, analizando diferentes cuestiones del día a día. Este jueves, por un día, él ha sido el protagonista. Porque Júlia Peguera ha salido a la calle del brazo de Christian para mostrar a los espectadores cómo es un día cualquiera conviviendo con esta enfermedad en una ciudad como Barcelona: "Cuando observas cómo es el pavimento, y que este es táctil, a través del bastón, ves que nos da muchas indicaciones para poder funcionar. Vemos a través de la vibración del bastón con el pavimento del suelo: si podemos ir a la marquesina del bus, si podemos ir a la zona de paso de un semáforo...", dice Garcia.



Christian, aparte del bastón, tiene un aparato que pulsa antes de cruzar, "y ahora sonará para que nosotros podamos pasar, nos avisará. Incluso, en Europa, yo me he llevado este aparato y me ha funcionado fantásticamente bien. El pavimento está perfectamente indicado para dar la información correcta a las personas que vamos con bastón". ¿Pero qué pasa cuando se encuentra unas obras?: "Es la selva, es como si nos encontrásemos en medio de una gincana. Si no tuviera a nadie que me ayudara, tengo que ir siguiendo el bastón picando la valla para no perder la referencia. Hay muchísima gente que ante según qué situación me dice '¿Necesita que le ayude?". Admite que a veces, "hay gente que te coge como si fuera su hijo para cruzar la calle, no hace falta. Una fórmula es poner el codo, y yo me agarro y noto que tengo que acompañar a la persona". Considera esencial el curso de movilidad con el bastón, "que yo siempre digo que es como sacarte el carnet de conducir".

Transporte público. A veces hay la suerte de que hay ascensores con los botones con braille, pero bajar escaleras, "con el bastón identifico dónde está el escalón. Y un detalle que desconocía: el vagón tiene un color diferente al de las puertas, para que las personas con baja visión identifiquemos que tenemos que entrar por el lugar correspondiente". En el autobús, la información de cuándo pasan no la puede ver, pero a mano derecha tenemos un código, un QR de colores, que le indica con una voz qué autobús viene y hacia dónde va. "Una de mis grandes obsesiones fue adaptarme muy rápido a las nuevas tecnologías para poder hacer todo aquello que me permitiera hacer todo aquello que hacía antes de perder la vista, más o menos, de manera mínimamente autónoma".



Christian Garcia, un ejemplo.