Un mes en la comunidad de vecinos y Tamara Falcó ya es la más popular de la urbanización. La llegada de la marquesa e Íñigo Onieva al polémico ático de lujo diseñado por el arquitecto de los famosos Joaquín Torres ha revolucionado las zonas comunes. Es la habitante más VIP, famosa y pija de todos. También, sin embargo, la más clasista y a menudo maleducada. Mucho colegio para ricos y valores ultracatólicos, pero la Falcó es incapaz de dominar su lengua. Una que, cuando conviene, se deja el acento esnob y empalagoso y dispara con bala. Acaba de añadir una nueva víctima a su historial, después de haber discutido con el propio arquitecto Torres o con las exdiseñadoras de su traje nupcial. La diana se ha colocado ahora sobre una vecina. Una de edad avanzada, más concretamente. Le ha faltado al respeto con aquella alegría, y además de manera pública.

Tan pública como que lo ha hecho en las páginas de la revista '¡Hola'!, su bitácora personal y donde son capaces de ejecutar los masajes más inverosímiles. Tamara, que está en Miami con su marido y el resto del clan Preysler, no ha dejado de tener presencia en la publicación aprovechando las fiestas de Navidad. Había que estirar la enorme suma de dinero que le pagó por la exclusiva de la boda. La temática es la nueva vida del matrimonio en su nido de amor de Puerta de Hierro, junto a la casa de la mamá Isabel. Por lo que pueda pasar, ya saben. Los mayordomos siempre le pueden echar una mano. Aunque entre viajes, escapadas gastronómicas y merecidísimo descanso de tanto estrés, y de que encuentre la vivienda de 1,5 millones de euros pequeña, todo es fantástico y maravilloso. Todo menos una mujer.

Ático Tamara Falcó GTRES
El ático de Tamara Falcó durante su construcción / GTRES

Después de asegurarnos que sus nuevos vecinos son "superdiscretos, amables y muy educados", incluso los chiquillos "son una gozada", la Falcó hace una mención especial a su nueva archienemiga, que le ha llamado la atención por una guarrada referente a sus perros. La señora le reprocha que no recoge las deposiciones de los animales, "estoy hasta las narices de que dejéis las cacas de los perros", a lo que la socialité replicaba "oiga, señora, las recojo siempre. Acabo de hacerlo". Ella o sus sirvientes, claro. Por todo esto, no tiene ningún inconveniente en decir que la da "está amargada", un gesto de una enorme clase y empatía, donde vas a parar. No contenta con la primera bofetada, le ha propinado un par más de regalo. Justificándose, que es de las peores cosas que puedes hacer. Fatal.

Según Tamara, su opinión es la misma que la del resto de la comunidad. La señora tiene una leyenda negra, y ella la hace pública sin ningún inconveniente: "Esa señora grita a los niños. Está harta de ellos y de todo. Es para decirle: 'Oiga, es lo que tiene residir en una comunidad de vecinos, que hay que convivir'". La reina de la convivencia ha dictado sentencia. Una mujer que ha habitado siempre un castillo amurallado, ahora da lecciones de urbanidad al resto de la humanidad. Tamara, ubícate. Sabemos que es difícil, solo hay que fijarse en el estilo de vida de Íñigo Onieva para comprobar que esta pareja no es de este planeta. Pero que vigile Tam, porque aquella mujer seguro de que es lectora de su revista de confianza. Y habrá visto y leído las bonitas palabras que le dedica la recién llegada con ínfulas. Ojalá un 'La que se avecina' en la pijísima Puerta de Hierro. Eso o '13 Rue del Percebe'.

Tamara Falcó e Íñigo Onieva cafetería asistenta pasea perros Google Maps
La sirvienta de Tamara Falcó e Íñigo Onieva con los perros / Google Maps