Apenas ha terminado la intensa y solemne etapa de formación en la Escuela Naval Militar de Marín y la princesa Leonor ya ha dado un giro radical a su agenda. Atrás quedaron los desfiles, las juras de bandera y las condecoraciones en presencia del rey Felipe VI y la reina Letizia. Ahora, la joven heredera ha optado por una rutina menos protocolaria y mucho más desenfrenada. Según fuentes cercanas, Leonor “no para en casa” y ha sido vista en varias ocasiones saliendo hasta la madrugada con un grupo selecto de amigos, aprovechando que su calendario oficial está momentáneamente en pausa.
Lo más preocupante no es solo su ausencia del entorno familiar, sino el ritmo vertiginoso de su vida nocturna, que ya ha encendido las alarmas dentro de su círculo más cercano. La situación se ha vuelto tan tensa que la escolta real se ha visto obligada a intervenir en múltiples ocasiones, especialmente para evitar la filtración de imágenes comprometedoras.

La escolta real, al límite: controlando imágenes y evitando escándalos públicos
Desde su regreso a Madrid, Leonor ha protagonizado más de un episodio que ha puesto en aprietos a su equipo de seguridad. La escolta ha tenido que actuar para bloquear fotografías captadas por curiosos y paparazzis, sobre todo cuando la princesa se encuentra en estado de euforia o “chisposa”, como algunos describen su comportamiento tras algunas copas de más. Aunque los encargados de protegerla tienen experiencia en la gestión de crisis, el carácter espontáneo y rebelde de la heredera dificulta cada vez más su labor.
La situación se agrava cuando Leonor cambia de local varias veces por noche, moviéndose por zonas como Salamanca, la calle Ponzano y Chamberí, lugares muy concurridos por la élite madrileña donde es difícil pasar desapercibida. La posibilidad de que una imagen inoportuna vea la luz preocupa enormemente a Casa Real, que prefiere mantener a la futura reina alejada de polémicas que manchen su imagen de responsabilidad y compromiso institucional.

El espíritu fiestero de Leonor no es nuevo: episodios similares durante su travesía en el Elcano
Aunque su actitud actual pueda sorprender, Leonor ya había dado señales de su afición por la vida nocturna durante su etapa a bordo del Juan Sebastián Elcano. En su recorrido por América Latina y diversas ciudades portuarias, fue captada en más de una ocasión disfrutando de conciertos, playas y bares, siempre bajo la atenta pero agotada mirada de su escolta. En algunos casos, se tuvo que negociar directamente con medios locales para evitar la publicación de fotografías comprometedoras.
Ahora, ya instalada en territorio español, la situación se ha intensificado. Los límites que antes marcaban la distancia y el protocolo han desaparecido, dando paso a una libertad que Leonor está aprovechando sin medida.

Sin actos oficiales hasta el 23 de julio: Leonor aprovecha al máximo cada noche
La princesa tiene marcado en su agenda el 23 de julio como fecha clave, cuando deberá asistir a los Premios Princesa de Girona en Barcelona, una cita de vital importancia institucional. Sin embargo, hasta entonces, no tiene compromisos oficiales, lo que ha dado vía libre a sus escapadas nocturnas.
Este periodo de descanso —que para muchos sería sinónimo de recogimiento— ha sido para Leonor una oportunidad para reencontrarse con viejas amistades, frecuentar locales de moda y desahogarse tras meses de disciplina militar. Lo que inquieta no es solo el hecho de que disfrute de su tiempo libre, sino que lo haga de forma tan pública, exponiéndose a ser grabada, fotografiada y, en definitiva, cuestionada por los sectores más conservadores de la opinión pública.
La Casa Real guarda silencio, pero Letizia estaría indignada
Hasta el momento, la Zarzuela no ha emitido ninguna declaración oficial sobre las andanzas nocturnas de la princesa, pero se rumorea que la reina Letizia no está nada conforme con esta actitud. Fiel a su férrea disciplina y obsesión por la imagen pública, Letizia estaría indignada por la falta de control y habría exigido medidas más estrictas para proteger la integridad institucional de su hija.
No obstante, la energía y el ímpetu propios de su juventud hacen que Leonor, convencida de haber cumplido ampliamente sus responsabilidades, exija ahora un tiempo para ella misma. Aunque apenas tiene 19 años y ha mostrado madurez en sus compromisos oficiales, también ha revelado un espíritu rebelde que parece chocar con las estrictas exigencias de la Corona.