En décadas atrás los futbolistas no ingresaban tanto dinero como ahora, donde son multimillonarios, aún así tenían unos buenos sueldos, mucho mejor que cualquier otro oficio. George Best fue un futbolista norirlandés que falleció en 2005, a la temprana edad de 59 años. Llevó una vida de muchos excesos y la fama pudo más que él. En 1968 ganó la Copa de Campeones de Europa y el Balón de Oro, pero aunque tenía un gran talento, sus problemas con el alcohol le destrozaron la carrera, también las mujeres y los grandes lujos de uno de los mejores jugadores de aquellos tiempos.
Debido a los excesos tuvieron que trasplantarle el hígado, y el juró que cambiaría de vida, pero no fue así, continuó consumiendo alcohol. Por este motivo ingresó en el hospital y falleció el 25 de noviembre de 2005. Aún consciente pidió a todos sus fanáticos que no siguieran su ejemplo de vida, “no mueran como yo”, era una de sus frases más recordadas. La bebida no solo le destrozó la carrera, también le mató. Y él tenía muchas ganas de seguir viviendo, a pesar del fallecimiento de su mujer un año antes de su muerte.
George Best tenía un gran problema con el alcohol, llegó a arruinarse
Sus problemas con el alcohol eran conocedores por todo el mundo. Cuando entraba a cualquier sitio, “hay 70 personas que quieren invitarme a beber, y yo no sé decir que no”, explicó en una entrevista. También relató que tenía una casa en la costa “pero para llegar a ella tenía que pasar por un bar. Nunca llegué a ver el mar”. Es triste pero era su cruda realidad. Bebía desde que se despertaba. “Nunca salía por la mañana con la intención de emborracharme. Solo sucedía”, siempre fue muy sincero. Así era su vida, la que desesperaba a su mujer, que en muchas ocasiones también se habló de infidelidades.
George Best era uno de los mejores jugadores del mundo, tenía una gran fama y podía conseguir todo lo que se propusiese. Se le acercaban un sinfín de mujeres, las más atractivas. También frecuentaba prostíbulos de lujo. Se gastaba grandes cantidades de dinero por tener relaciones con mujeres. También gastaba una fortuna en coches. “El resto lo malgasté”.
"Hace años dije que si me daban a elegir entre marcar un golazo al Liverpool o acostarme con Miss Mundo iba a tener una difícil elección. Afortunadamente, he tenido la oportunidad de hacer ambas cosas”, relató. Solo intentó dejar las mujeres y el alcohol en una ocasión, en 1969, pero solo duró 20 minutos, y confiesa que fueron horribles.
