En casa, como en el resto de hogares catalanes, somos muy de Fermí Fernández. El querido cómico y actor lleva muchos años regalándonos sonrisas cuando lo vemos encima de los escenarios o en diferentes programas de tele, haciéndonos reír con su humor y su bonhomía. Un tipo ocurrente, rápido y tremendamente humano, que vive su pasión, su profesión, al máximo, pero que cuando se pone serio, cuando abre sus sentimientos, nos pone la piel de gallina hablándonos con total sinceridad sobre un hecho de su vida que no debió ser fácil de gestionar.
A Fermí, que nació en Londres cuando sus padres apenas se estaban separando, de madre inglesa y padre catalán, su madre lo abandonó. Hace años, en el programa Al cotxe! de Eloi Vila, confesó que después de su nacimiento “la madre se marchó embarazada de mí y mi padre vino a buscarme porque ella no me quería”. Hacía solo 21 días que Fermí había nacido cuando la madre lo abandonó en el aeropuerto de Heathrow y el padre se lo llevó de vuelta a Tarragona: “Vino a buscarme, tuvo que ir allí, tuvo que dejar el trabajo”. El actor creció pensando que no tenía madre, a muchos kilómetros de la ciudad donde nació, cuando ya de mayor “fui consciente de mi vida y supe que mi madre no estaba muerta, como yo creía”. Cuando cumplió 50 años “recibí una llamada de un tal Andrew Warrell y me dijo esto: soy hijo de Rose Mary Franklin y creo que tú eres mi hermano”. Y no tenía solo un hermano, sino tres (dos hombres y una mujer), y la madre estaba viva. Y la conoció. "Fue muy duro. También fue bonito, pero complicado”. Lo primero que le dijo ella cuando lo vio?: “I’m sorry. Lo siento”. “¿Por qué me has hecho esto?”, le preguntó él a ella.
“El hecho de encontrarnos fue de las cosas más emocionantes de mi vida. Se me quedó mirando, con mis ojos. Tenía mis ojos. Tiene los ojos verdes igual que yo. Es algo mágico. Yo pensaba que no podía sentir nada por esta mujer, una persona que me abandonó…”, recordaba emocionado. Ahora, el bueno de Fermí ha vuelto a hablar de estos hechos, de su viaje a Londres para conocer a la madre, los hermanos y los sobrinos, y de qué le dijo su hermano Andrew cuando volvían con el coche hacia el aeropuerto: "Tengo que decirte una cosa. Te tengo que estar terriblemente agradecido porque has sido muy generoso. Podrías haber cogido, decir que no nos querías conocer, decir que no querías saber nada de nosotros y has dicho que sí. Y pensé: 'Hostia, pues sí'".
Un gesto valiente, que le honra. Una demostración de que Fermí vale mucho la pena.
