Fermí Fernández es uno de los actores mejor mirados del panorama catalán. Parte de la loable tropa de Andreu Buenafuente en su faceta de comediante, ya hace muchos años que es un habitual de nuestras pequeñas pantallas después de que el 92 se estrenara en la televisión de la mano del Al ataque de Alfons Arús. Desde entonces, ha pasado por producciones indiscutiblemente emblemáticas dentro y fuera de nuestras fronteras como son La cosa nostra, Buenafuente, El cor de la ciutat o el hilarante Crackòvia. En la actualidad, sigue siendo uno de los protagonistas de Polònia, donde nos deleita con sus imitaciones e interpretaciones de personajes de toda índole. Una de las últimas: el arqueólogo Eudald Carbonell.

Con todo, si a alguna cosa nos tiene acostumbrados Fernández es a decir su opinión cuando es necesario a través de sus perfiles en las redes sociales. Denunciar situaciones injustas o complicadas como la que tuvo que presenciar recientemente en el Hospital Universitari Joan XXIII de Tarragona. Una serie de tuits que ha empezado con un contundente "ABRO HILO" en el que ha querido recalcar que no tiene ninguna queja hacia el personal del centro —de hecho, recalca su "asertividad y empatía"—, pero si encuentra que algunas actitudes por parte de los usuarios no tendrían que permitirse en un lugar como este. "He estado horas en la sala de espera, con fiebre y dolor. Deseando un poco de tranquilidad que haga que el tiempo pase deprisa... Pero aquello parece un 'call center'", asegura el tarraconense, destacando que en el espacio había "usuarios gritando mientras hablan por teléfono, soniditos de mensajes, criaturas jugando con el móvil sin silenciarlo."

"¿De verdad nadie puede decir a estos maleducados que aquello no es un patio de escuela?", sentencia en un claro gesto de enfado en el que asevera que, incluso, se hacía verdaderamente difícil oír|sentir los avisos de megafonía. Fernández es objetivo y realista, y vuelve a recalcar que no es culpa del centro ni sus trabajadores "que bastante trabajo tienen". Lo rendiréis a los miembros de la empresa de seguridad contratada por el hospital que, de acuerdo con sus palabras, "brillan por su ausencia. Y cuando están, no velan por seguir unas normas mínimas de respeto".

La red se ha llenado de comentarios de apoyo|soporte al argumento del humorista. Un alud|avalancha de respuestas en qué incontables usuarios enfatizan haber vivido experiencias muy similares, tildándolo de "locura" y apelando a la mala educación de la gente.

Los internautas también desean que Fermí se mejore pronto y nos sumamos al mensaje de ánimos. Queda claro que, sin embargo, demasiadas veces la paciencia no es necesariamente madre de la ciencia.