La intensidad de la campaña electoral pasa factura a la clase política. En especial si hablamos de los partidos de derechas, que luchan incansables por ocupar la primera plana de los medios de comunicación. Y claro está, entre tanta promesa, entre tantos ataques y entre tantas confesiones, a menudo nos encontramos con declaraciones que desafinan. Y decimos desafinan porque la última ocurrencia de un líder del PP, el extremeño José Antonio Monago, trata sobre sus gustos musicales. Lo ha dicho en un acto electoral en Mérida ante Pablo Casado: "A mí me gusta Camela​". Pero no, Monago no sólo nos confesaba su amor por los reyes de la tecno-rumba, sino que estaba haciendo una metáfora electoral que todavía estamos asimilando.

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Monago adora a los autores de Cuando zarpa el amor "porque en los pueblos llenan de gente. De gente sencilla, de gente humilde. Porque no tienen patronos de multinacionales. ¡Me gusta Camela! ¡Que empezaron a vender las cintas en las gasolineras y en los mercadillos y son el segundo grupo que más ha vendido!" Si eso no es populismo, que nos lo expliquen, por favor. Su estrategia pasa por utilizar todo aquello que "llene las plazas de los pueblos", como Camela. Aunque Monago ha cometido un error al considerarlos como "el segundo grupo que más ha vendido". Los internautas, aparte de sufrir un ataque de risa, le han recordado al extremeño que los datos dibujan otra realidad.

No es la primera vez que Monago utiliza la música como arma para conseguir votos, como cuándo grabó un videoclip a ritmo de rap durante las elecciones de 2015, o cuando daba la medalla de oro de la comunidad al cantante de Extremoduro, Robe Iniesta. Pero todo eso ha quedado atrás porque: "A mí me gusta Camela. Aquí la moda es decir que me gusta lo indie. O la fusión. O el tecno. A mí, Camela". Ya lo saben, el PP vota Camela. Pero, ¿a quién votará Camela?