El adiós a la vida pública del rey Juan Carlos sigue siendo un plato de difícil digestión para el sector "Juancarlista" y una nueva (la enèsima) oportunidad para señalar a los culpables de esta decisión, que convierte al emérito en una nueva figura, la de Rey-Padre. El especialista en la Corona, Jaime Peñafiel, que ya acusó a Felipe y Letizia de haber sido los instigadores de la abdicación del monarca, carga una vez más contra la Reina por considerarla "la única persona de millones de españoles, que puede sentirse feliz con la desaparición definitiva de la vida publica del Rey, que siempre lo será". La maniobra es "el triunfo de Letizia", a la que imaginamos brindando por la "muerte en vida" del emérito.

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A Peñafiel le duele y mucho la retirada de Juan Carlos, y las formas escogidas: "228 palabras y 24 líneas para el adiós". Así describe la carta que hizo llegar a su hijo, una deshonrosa forma de evaporarse de la vida pública y dedicarse en cuerpo y alma a sus verdaderas aficiones: Toros, comidas, vela... y cero compromisos. No parece que la cosa vaya a cambiar demasiado para el emérito, la verdad. En todo caso, al periodista ni le entra en la cabeza ni está dispuesto a dejarse convencer: "Es como si no hubieran tenido bastante. ¡Hay que echarle no sólo de la Familia sino de la Institución!" Una vez más, el matrimonio Felipe-Letizia queda al descubierto como unos auténticos ingratos.

Juan Carlos corrida EFE

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Los motivos de la añoranza prematura y del enfado del periodista es también la preocupación por la situación legal en la que queda el Rey-Padre, que por primera vez en 40 años "se encuentra desnudo ante la ley. Como cualquier ciudadano" Sin inmunidad frente a los "miserables de este país tan mezquino" que intentarán llevarlo ante la justicia, como lo intentaron "el catalán Albert Solá y la belga Sirtiau". Se ha abierto la veda, y no es la de los elefantes de Botsuana. Es la de los trapos sucios, de eso de "tirar de la manta". A Peñafiel la perspectiva le aterra. Mientras tanto, Letizia disfruta de su triunfo y se distrae entre curiosos manuales en la Feria del Libro de Madrid.