El príncipe Guillermo, heredero directo al trono británico, se ha visto envuelto en una inesperada controversia que la Familia Real británica preferiría enterrar cuanto antes. En el marco del vigésimo aniversario de los atentados del 7 de julio de 2005 en Londres, un acto conmemorativo impecablemente organizado fue opacado por un error digital que ha hecho tambalear los cimientos de la pulida imagen institucional.

En sus redes sociales oficiales, el equipo de comunicación de Kensington Palace compartió una publicación en memoria de las víctimas. Sin embargo, el respeto del mensaje quedó eclipsado por una frase interna que, por error, fue visible para el mundo: “Con copia”. Un indicio claro de que lo publicado correspondía a una nota interna o un borrador. Aunque el error fue corregido rápidamente, el daño ya estaba hecho.

El rostro solemne del príncipe Guillermo quedó ligado al descuido

En cuestión de minutos, miles de internautas habían capturado la imagen del mensaje erróneo, asociándola inmediatamente al príncipe Guillermo, cuya fotografía encabezaba la publicación. El post fue eliminado y sustituido por una versión corregida que incluía un video del acto en Hyde Park, donde el príncipe de Gales aparece colocando un ramo de flores en el monumento conmemorativo. Aun así, el escándalo ya era tendencia.

Fuentes cercanas aseguran que en los pasillos de palacio se vivieron momentos de tensión. La Casa Real, famosa por su minuciosidad en cuanto a protocolo y comunicación, considera este tipo de errores como inadmisibles, más aún en eventos de alta sensibilidad. Para una institución cuya imagen pública lo es todo, este tipo de incidentes representan una verdadera amenaza reputacional.

¿Crisis de comunicación o simple descuido?

Este error de comunicación digital ha reabierto el debate sobre la eficiencia y preparación de los equipos encargados de manejar las cuentas oficiales de la realeza. Si bien los protocolos ceremoniales han sido perfeccionados durante siglos, las plataformas digitales todavía muestran vulnerabilidades. El fallo ha puesto sobre la mesa una incómoda realidad: ni siquiera la monarquía está exenta de tropezones tecnológicos, resaltando la importancia de fortalecer las estrategias de manejo de crisis y de asegurarse de que cada contenido, incluso en el ámbito digital, mantenga la misma excelencia y cuidado que las tradiciones oficiales.

No es la primera vez que un contenido mal editado o fuera de lugar se cuela en las redes de la Familia Real. Recordemos, por ejemplo, el incidente de Kate Middleton, quien compartió una foto editada con Photoshop, y posteriormente asumió su error pidiendo disculpas públicamente. Sin embargo, en situaciones delicadas como rendir homenaje a víctimas del terrorismo, incluso los errores más pequeños pueden multiplicarse en significado y repercusión.

Para el príncipe Guillermo, quien ha construido con esmero una imagen de líder sólido y empático, este fallo representa un revés difícil de ignorar. El comunicado corregido, ahora visible en las redes, recupera el tono sobrio que la ocasión exigía: “Nuestros pensamientos están con las familias y amigos de quienes perdieron la vida y con quienes aún hoy llevan las cicatrices de los ataques”, Pero la primera versión, la que contenía el temido "Con copia", sigue circulando en capturas que ya han dado la vuelta al mundo.