La relación entre la Casa Real y la Iglesia Católica se encuentra en uno de sus momentos más tensos desde la proclamación de Felipe VI como rey. Desde la abdicación de Juan Carlos I, la institución monárquica ha emprendido un rumbo más laico y modernizador, alejándose visiblemente de muchos de los rituales religiosos que, hasta hace no tanto, formaban parte del protocolo habitual.

Una de las figuras clave en este distanciamiento ha sido la reina Letizia. Muy alejada del perfil tradicional de la reina Sofía, Letizia ha optado por centrar su agenda en actos sociales, solidarios y culturales, dejando de lado las ceremonias religiosas, incluso en fechas especialmente significativas como la Semana Santa. Esta actitud, lejos de pasar desapercibida, ha sido motivo de molestia y crítica en diversos sectores del clero español, que observan con incomodidad como crece la frialdad con la que la reina trata la fe católica. Y no solo eso: está transmitiendo estos valores a sus hijas, la infanta Sofía y la princesa Leonor.

La reina Letizia no quiere saber nada de la Iglesia

Este Viernes Santo, la ausencia total de la reina en cualquier acto litúrgico no ha gustado dentro de la Iglesia. Aunque no existía una obligación formal de asistir, muchos esperaban al menos una aparición simbólica de la pareja real, como ya ocurrió en años anteriores. Sin embargo, tanto Felipe VI como Letizia optaron por cerrar su agenda institucional, sin mostrar públicamente signos de recogimiento o respeto hacia estas celebraciones tan arraigadas en la tradición española.

Leonor, Felipe, Letizia y Sofía en Semana Santa 2024 Europa Press

Lo que más ha indignado a ciertos sectores eclesiásticos no ha sido solo la ausencia, sino el hecho de que se haya percibido una actitud distante, fría e incluso despectiva por parte de Letizia durante los días santos. Esta percepción ha llevado a algunos obispos a expresar su malestar en privado, forzando a la Casa Real a mover ficha.

Casa Real pide disculpas para evitar un conflicto mayor con la Iglesia

En un intento por calmar las aguas, Zarzuela ha hecho llegar discretamente sus disculpas al entorno eclesiástico, justificando la ausencia de los monarcas por motivos de agenda y descanso familiar. Sin embargo, para muchos dentro de la Iglesia, estas explicaciones no resultan convincentes. Cada vez está más claro que Letizia y la religión mantienen una relación tensa y distante. Y lo peor: ni siquiera se intenta disimular. Cuando le toca pisar una iglesia, ni se santigua ni sigue los rezos.

Por el contrario, la reina Sofía sigue siendo el vínculo más firme entre la Corona y la Iglesia. Es ella quien acude con frecuencia a misas, procesiones y actos litúrgicos, manteniendo vivo el nexo histórico entre ambas instituciones. Incluso Felipe VI, aunque con un perfil más discreto, acude a misa regularmente los domingos, demostrando una cierta conexión personal con la fe católica.

En cambio, Letizia representa una nueva visión, más alejada de lo religioso y más volcada en el activismo social. Una postura que, aunque coherente con su visión personal de la monarquía, incomoda profundamente a la Iglesia, forzando a Casa Real a maniobrar constantemente para limar asperezas con la institución eclesiástica..