El bienestar y la seguridad de sus hijas siempre han sido una obsesión para la reina Letizia. Desde que Leonor y Sofía eran pequeñas, la consorte ha intentado mantener un control férreo sobre todo lo que rodea sus vidas: desde su alimentación hasta sus amistades, pasando por su tiempo libre y actividades académicas. Este rasgo, que algunos califican de sobreprotector, ha sido motivo de tensión incluso dentro de la Casa Real.
Con la incorporación de Leonor al buque escuela Juan Sebastián de Elcano, donde realiza su formación como futura jefa suprema de las Fuerzas Armadas, el control de Letizia se ha visto seriamente comprometido. La princesa ha pasado seis meses de travesía, cruzando más de 17.000 millas náuticas y visitando ocho países. Una experiencia diseñada para templar el carácter de la heredera, pero que ha generado profunda inquietud en su madre.

La reina Letizia quiere que Leonor vuelva a España
A los problemas físicos que ha sufrido Leonor como mareos, vómitos, hematomas por caídas, se sumaron aspectos que han desatado la alarma de Letizia. Las fotografías en bikini de la princesa durante su escala en Uruguay, publicadas por varios medios, fueron el detonante de una nueva crisis interna en Zarzuela. La reina, que ya había expresado sus reticencias a que su hija siguiera los pasos de su padre en la Armada, ha llegado incluso a plantear su retorno anticipado del viaje, generando fuertes discusiones con el rey Felipe VI.
Mientras tanto, Letizia ha solicitado directamente al comandante del Elcano un informe detallado con los nombres de los compañeros más cercanos a su hija durante la travesía. El motivo pasa por realizar una investigación exhaustiva sobre ellos y sus familias, con el fin de valorar si representan una influencia adecuada para Leonor.

El entorno de Leonor, a examen
Esta exigencia ha generado incomodidad en la cúpula militar. Algunos oficiales consideran que este tipo de injerencias rompe con el espíritu de igualdad y disciplina que caracteriza la formación en el Elcano. No obstante, Letizia no parece dispuesta a ceder. Su objetivo es filtrar el entorno de su hija para asegurarse de que no se vea influida por personas que, según su criterio, no están a la altura de lo que se espera de la futura reina de España.
Fuentes cercanas a Zarzuela afirman que esta no es la primera vez que Letizia recurre a medidas intrusivas para controlar la vida social de sus hijas. Exalumnos de sus colegios ya hablaron en su día de una supervisión excesiva. Y también ocurrió en Gales y en la Academia Militar de Zaragoza. Ahora la historia se repite.