La presentación de la ley del referéndum ha centrado la atención de las portadas y editoriales de los diarios de Madrid de este miércoles. Las grandes cabeceras coinciden en sacar el acto de ayer en portada y hacerlo merecedor de sus editoriales, pero difieren en las valoraciones, que oscilan entre la ridiculización y el trato apocalíptico.

En la primera línea, la de la ridiculización, es en la que se mueve El País, que destaca, especialmente, que el acto se celebrara en un "teatro", en alusión al Teatre Nacional de Catalunya (TNC). "Puigdemont presenta en un teatro una ley sin garantías", así es como titulan desde El País el acto de ayer en su portada, desmereciendo el acto por el simple el hecho de que se celebrara en un teatro, un espacio donde normalmente se representan obras de ficción.

No obstante, esta no es la única peculiaridad de la portada El País. La segunda noticia con más importancia en la portada es el lanzamiento de misiles de Corea del Norte. De hecho, la noticia del acto del referéndum, a pesar de ser la principal de la portada, no va acompañada de ninguna fotografía, ya que quien se lleva este "privilegio" es el líder norcoreano Kim Jong-un. En esta línea, el titular es: "Corea del Norte eleva el desafío a Estados Unidos con un misil de largo alcance". Una coincidencia, buscada o no, que El País decida que las dos noticias compartan portada y define de "desafío" los actos de Kim Jong-un, que es como califican las acciones del Govern catalán.

Por su parte, el ABC opta por titular el acto de ayer como "Jaque al Estado de derecho en Cataluña" y añade que "la Generalitat presenta un delirante proyecto de ley que pisotea los derechos, garantías y libertades de los propios catalanes para imponer la consulta ilegal de octubre y la consiguiente independencia". En total, cuatro líneas en la portada del rotativo que cuentan con todas las palabras que desde Madrid se han ido repitiendo los últimos meses para hablar del referéndum: "pisar los derechos", "imponer" o "consulta ilegal".

La foto que han elegido para la portada también llama bastante la atención. El protagonismo principal recae sobre el vicepresident de la Generalitat, Oriol Junqueras, que se encuentra rodeado por el president de la Generalitat, Carles Puigdemont, el conseller de  Transparència, Afers Exteriors i Relacions Institucionals, Raül Romeva, el conseller de Empresa i Coneixement, Santi Vila, el conseller de Justícia, Carles Mundó y el conseller de Interior, Jordi Jané. De hecho, lo que más llama la atención es que sólo Junqueras se encuentra con la mirada subida, aunque mira hacia un lado, pero el resto agachan la cabeza, como una señal de sumisión. Además, un pequeño detalle a destacar es que la fotografía es de la toma de posesión de Santi Vila como nuevo conseller de Economia i Coneixement y no del acto de presentación de la ley.

Quien va un paso más allá es El Mundo, que titula "Puigdemont presenta la ley que deroga el Estado en Cataluña". No obstante, califica la ley del referéndum como "ley suprema" que decreta "un régimen jurídico excepcional". Un escenario apocalíptico en el que el rotativo añade que "la independencia se proclamaría en tan sólo 48 horas si ganara el 'sí'". Aparte también destaca que el referéndum se hará "sin un censo oficial" y "los ciudadanos estarían obligados a ser vocales de las mesas". Sin embargo, para frenar tanto catastrofismo, pone en portada las declaraciones de la ministra de Defensa que "recuerda que el Ejército garantiza por tierra, mar y aire la soberanía y la integridad de España".

"Golpe a la democracia y ley suprema" en los editoriales

Referente a los editoriales, las cuatro grandes cabeceras también le han dado el protagonismo al acto de ayer. La Razón opta por titularlo, "golpe a la democracia" y tilda el Govern de la Generalitat de "irresponsable y capitaneado por un grupo radical del que depende la CUP". También hace referencia a que la opción independentista "sólo la apoya un 32% de la población", que son los que votaron 'sí' en el 9-N y, por lo tanto, "cuesta de imaginar que los miles, millones, de bien intencionados ciudadanos que fueron a las grandes manifestaciones y a otras demostraciones patrióticas, lo hacían para dar un golpe la democracia española y de, paso, derribar la monarquía parlamentaria".

El País, por su parte, califica la ley como "fraudulenta", ya que "no se presentó en el Parlament", "no es ni un borrador, ni un proyecto, ni una moción" y afirma que es "un texto con apariencia de ley pero que incurre en la ruptura legal y de fraude de ley". No obstante, las palabras más gruesas se encuentran en el final del editorial, ya que califica el acto de ayer como "acto fundador de un régimen que difícilmente se escaparía del calificativo de autoritario".

Sin embargo, los editoriales más catastrofistas son los del ABC y El Mundo. Ambos califican la ley del referéndum como "ley suprema". El Mundo apuesta por definir el referéndum, o cualquier consulta independentista como "golpe encubierto que pretende trocear la soberanía nacional". En cambio, el ABC la define como "disparate jurídico protagonizado por la Generalitat y los anarco-batasunos de la CUP que adquiere un aire surrealista y tóxico".

Para terminar, El Mundo comparte las palabras de la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, y afirma que "la única respuesta posible sigue residiendo en la ley, que incluye el recurso del ejército".

El acto también tiene protagonismo en los periódicos digitales

Tanto Ok Diario como El Español ponen énfasis en las palabras de Puigdemont donde dejaba claro que después del 1-O nada será igual, incluso si gana el 'no'. El Español titula "Puigdemont amenaza: Nuestro tren seguirá aunque salga el no" y añade que "los independentistas escenifican unidad después de la crisis provocada por el cese de un conseller". No obstante, califica tanto el acto de la mañana en el Parlament como el de la tarde en el TNC de "teatrales".

Por su parte, Libertad Digital afirma que "Puigdemont garantiza el referéndum y reta al Estado a actuar contra los hipotéticos votantes". Libertad Digital también pone la mirada en el acto de unidad celebrado por el "frente separatista" después del cese de Baiget, una decisión que consideran que es consecuencia de "la obsesión de Puigdemont para satisfacer a la CUP".