El presidente Carles Puigdemont avisó a los diputados de Junts pel Sí el pasado 26 de octubre de que el estado español preparaba una dura respuesta "con muertes" y violencia en la calle si el Parlament declaraba la DUI y les anunció que convocaría elecciones, según informa este martes Nació Digital citando fuentes de los diputados de la coalición.

"No estoy dispuesto a ser el presidente que lleva muertos y sangre en las calles, dijimos que no pasaríamos esta línea, dijimos que con perseverancia lo haríamos" dijo Puigdemont en un encuentro en el Auditorio del Palau de la Generalitat y horas antes de la convocatoria de una rueda de prensa que tenía que anunciar la disolución el Parlament y la convocatoria de los comicios. Finalmente, sin embargo, Puigdemont descartó esta opción al no tener garantías del gobierno español para hacer virar la situación.

De esta manera, la advertencia de Puigdemont va en la misma línea de la secretaria general de ERC, Marta Rovira, que el viernes pasado aseguró que el gobierno español amenazó con un escenario de "violencia extrema" y "muertes en las calles". Según Rovira, el ejecutivo español de Mariano Rajoy "hizo llegar por muchas fuentes muy fiables" a la Generalitat y a Europa sus intenciones, así como el posible despliegue del ejército, y que eso fue lo que provocó la "reflexión" del presidente Carles Puigdemont y el resto de los consellers.

El presidente trasladó a los diputados que el Estado provocaría escenarios de violencia y tumultos para después culpabilizar la CUP y organizaciones afines, según detalla el digital, que añade que el presidente estaba dispuesto a que lo tildaran de "cobarde" por desistir a última hora pero que no podía cargar con conciencia que lo responsabilizaran por posibles víctimas en la calle.

El día antes de esta reunión en el Palau de la Generalitat, convocada con urgencia a primera hora de la mañana del día 26 de octubre por el presidente de Junts Pel Sí, Lluís Corominas, los diputados de Junts pel Sí se habían reunido en el Parlament para fijar la posición del grupo sobre los efectos de los resultados del referéndum del 1 de octubre y se acordó tirar adelante con la declaración de independencia, siempre y cuando no hubiera violencia en la calle o hubiera el temor que se tomaran todas las instituciones de autogobierno de golpe.