El expresident de la Generalitat Jordi Pujol pasaba revista, ahora hace un año, al mal trago que le supuso la confesión –de hace dos veranos, el 25 de julio del 2014– en que admitió tener dinero en el extranjero procedente de una herencia. El estruendo que produjo aquel reconocimiento apartó Pujol del papel político que todavía ostentaba –se le retiró la oficina de expresident y el título de Molt Honorable– y lo dejó marcado tanto políticamente como personalmente. Desde entonces, busca la reconciliación consigo mismo.

Es por eso que en agosto del 2015 escribió el artículo "He vuelto a Queralbs I" –fechado concretamente el 17 de agosto– publicado este martes, 6 de septiembre del 2016, en el blog de la Associació Serviol. Se trata de un texto donde Pujol pasa cuentas consigo mismo a partir de la figura del retorno a Queralbs –físico pero también emocional–, a partir del recuerdo de los hechos que sucedieron los últimos días de julio y primeros de agosto, cuando intentaba hacer vida normal a pesar de la confesión entre las carrerillas de los periodistas que buscaban más detalles de sus cuentas bancarias y también de las reflexiones que hizo en el mismo pueblo posteriormente.

"Asunción de responsabilidad"

En este escrito, Pujol recuerda como en 2015 había reflexionado por escrito sobre su confesión, preguntándose si sería "capaz de resistir la situación que sabía que debería "vivir". "Una pregunta hecha desde mi voluntad ya de entrada de asunción de responsabilidad y de la previsión de un tiempo para mí realmente difícil", añadía el expresident.

Por eso, a un año vista de la confesión, Pujol recordaba como en sus primeros escritos sobre la cuestión había una "mezcla de choque personal y de lamentación, y de nostalgia, pero también de aceptación de responsabilidad". En todo caso, Pujol aseguraba que un año después se había dado cuenta de que era capaz de "seguir viviendo con un grado de intensidad aceptable", pero no "un tono de alta intensidad ni de vivencia potente".

"Ahora que ha pasado un año, puedo decir que no me he hundido", continúa el texto, para añadir que "no puedo decir que haya pasado página". Aun así reconoce que si el año había sido "duro", lo había sido principalmente por su propia "actitud autocrítica", sobre todo por "motivos éticos, por responsabilidad, por el perjuicio causado".

Un "aprobado claro"

Por todo ello, Pujol considera que a pesar de todos los hechos, podría conseguir un "aprobado claro" en su manera de comportarse, aunque personalmente no se quedara lo bastante satisfecho: "Si un pesador o un juez o algún día un historiador muy preciso tuviera que emitir sentencia basándose en pesas compensadas o argumentos jurídicos o contables estrictos o en hechos sólo y sin hurgar en la intimidad, o incluso –incluso– en resultados benéficos y positivos... Podría pensar que esto comportaría un aprobado claro para todo el mundo, y quizás para la Historia. Menos quizás para el interesado".

De hecho, Pujol busca la reconciliación consigo mismo, más allá del juicio "del pueblo y el de la Historia", que considera "muy importantes". "Constato que sigo sin haber recuperado lo suficiente la sensación de paz y de alegría interior", asegura Pujol, para remachar, "todavía no me he reconciliado del todo conmigo mismo".