La energética líder en Austria, Verbund, ha presentado este martes su proyecto junto con E-Storagy, de Capital Energy, para construir la que puede ser una de las grandes instalaciones de renovables de Catalunya, con un fuerte impulso también para el almacenaje. Se trata de la gran central hidroeléctrica reversible de Baells en el Berguedà, que afecta a los municipios de Cercs y La Nou y que costaría unos 400 millones de euros de inversión y cubriría con 512 MW una tercera parte de lo que necesita Catalunya de cara al año 2030, aunque seguramente llegará unos años después.
El proyecto tiene que salir a exposición pública en los próximos meses y recibir el permiso ambiental de Ministerio de Transición Ecológica, que otorga las autorizaciones para los proyectos de más de 50 MW. Después, tendrá que recibir los permisos de los ayuntamientos. Según el calendario previsto, la obra empezaría el año 2028 y la central entraría en servicio hacia el año 2033.
La central, según el estudio que han hecho sus promotores, creará 500 puestos de trabajo directos y 1.200 de indirectas durante su construcción, y dará trabajo a 30 personas una vez en funcionamiento. Espera aportar 600.000 euros cada año en impuestos y 12 millones a los ayuntamientos durante la obra, así como sumará 400.000 euros cada año en fondo para desarrollar proyectos de interés.
La central será la tercera reversible en Catalunya, después de la de Estany Gento - Sallent y la de Montamara en el Pallars Sobirà, y aprovechará el pantano de Baells como pantano inferior. A unos 314 metros por encima se construirá otro embalse, que será el encargado de bombardear y producir energía.
El embalse inferior capta durante el día la electricidad de la red gracias al exceso de renovables que producen la energía fotovoltaica y la eólica y bombardean el agua hacia el embalse superior con esta energía. Es, por lo tanto, la que funciona como batería de almacenaje eléctrico.
Por la noche, el agua del embalse superior, que funciona como generador, cae en tuberías soterradas hacia la central hidroeléctrica, que estará construida bajo tierra, y que es el lugar donde se convierte el agua en electricidad mediante el generador y las turbinas antes de enviarla hacia la red eléctrica, pasando antes por una subestación eléctrica que se construirá.
Los promotores del proyecto ofrecieron entrar al capital a La Energética, empresa pública catalana encargada de descarbonizar la energía que utiliza el Gobierno. La empresa pública ha expresado su intención de controlar un 10% del proyecto siempre que los ayuntamientos afectados estén de acuerdo con la instalación.
Los promotores del proyecto han asegurado que los movimientos del suelo no tienen que generar ningún riesgo de seguridad y que trabajarán con el fin de aportar biodiversidad en la región donde estará, así como tampoco se prevé un impacto negativo en el turismo. Prevén que la inversión quede amortizada después de aproximadamente 30 años desde el inicio de la construcción.