Europa quiere seguir reforzando la transición energética y la industria que hay detrás, pero no da con un mensaje de fuerza para responder a los estímulos de la Inflation Reduction Act con los que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, potenció su economía verde a base de subsidios. Si Biden se inspiró en el Green New Deal europeo para relanzar la industria sostenible en los Estados Unidos, la Unión Europea no encuentra por ahora una respuesta a su altura. La Net-Zero Industry Act (NZIA) presentada este jueves por la Comisión Europea prevé un marco regulatorio favorable para las renovables, pero no precisa estímulos económicos ni concreta posibles exenciones fiscales, así como deja en el aire el papel de la energía nuclear. 

El texto, que deberá ser debatido y votado en el Parlamento y que aún puede tardar meses en entrar en vigor, prevé que todos los trámites administrativos estatales destinados a energías renovables e industria verde sean considerados prioritarios y tengan un tiempo de tramitación inferior al actual. Ante la falta de materias primas y la dificultad de competir en el mercado con Estados Unidos y China (principal productor de microchips, entre otras cosas), Bruselas pretende reducir la dependencia de estos países diversificando las importaciones y propiciando acuerdos comerciales favorables. 

En el texto presentado, la comisión reconoce que "en energía fotovoltaica y sus componentes, la dependencia está por encima del 90% de productos de algún momento de la cadena de valor", así como reconoce que en sectores como la construcción de turbinas (cuyas empresas líderes acumulan pérdidas millonarias y despidos en los últimos años) "el balance se está deteriorando y los productores de la Unión Europea afrontan el aumento de los precios de la energía y de los costes de producción". 

Ventajas fiscales

Pese a reconocer las carencias y la ventaja de los Estados Unidos después de anunciar cientos de miles de dólares en ayudas , la Net-Zero Industry Act no da respuesta a una industria que hace tiempo que espera más subsidios y exenciones fiscales. El pasado seis de marzo, la Comisión Europea adoptó otra medida enmarcada en el Green Deal Industrial que permitía "ventajas fiscales, préstamos y garantías" económicas para el desarrollo de la industria verde, así como "en casos excepcionales", mayores apoyos a compañías que corran riesgo de enviar sus inversiones a otros países. Y la presidenta de la Comisión, Ursula Von der Leyen, hace tiempo que anuncia la aprobación de nuevos subsidios para contrarrestar los más de 300.000 euros de ayudas de Joe Biden, pero la concreción de estas ayudas sigue sin llegar.

El experto en políticas industriales y de descarbonización del think-thank europeo E3G, Domien Vangenechten, alerta que "aunque los subsidios no son la única forma de potenciar la industria verde, las empresas están preocupadas por la llegada de nuevas ayudas" y "la lentitud" del aparato europeo es un riesgo añadido. "Existe mucha urgencia y los legisladores lo saben. Esta ley puede estar aprobada a finales de año y eso es rápido para los estándares europeos, pero las urgencias de la industria son mayores", añade. 

Además, Vangenechten lamenta que "un enfoque fragmentado con partes y piezas que se anuncian de manera dispersa a lo largo de varios meses dificulta a las empresas la obtención de una imagen clara de las políticas europeas de industria verde". Mientras que gran parte de la- construcción de eólica ya está abandonando sus inversiones en Europa para centrarse en China y Estados Unidos, la industria del automóvil eléctrico amenaza con hacerlo si no llegan pronto situaciones más ventajosas como las que sí que ofrece el gigante norteamericano. 

Cuatro pilares

Los pilares de la Net-Zero Industry Act son cuatro. El primero, un marco regulatorio más previsible y simplificado y el segundo un acceso más rápido a la financiación. El tercer factor es la mejora de habilidades y competencias en la industria verde, que se conseguirá en parte con la creación de academias industriales bajo el paraguas europeo. Y, por último, la Comisión Europea quiere abrir el comercio para las cadenas de suministros. Además, Europa espera reforzar la captura de carbono, mediante la cual se intenta neutralizar la contaminación por la quema de combustibles fósiles. 

En el anexo a la NZIA, la Comisión destaca cuáles son las tecnologías estratégicas para las cuales valdrá este nuevo marco regulatorio. Las energías solares, la eólica terrestre y marina, las baterías, las bombas de calor y tecnologías de energía geotérmica están entre las prioritarias. También los electrolizadores de hidrógeno y tecnologías dedicadas al biogás o al biometano, así como la captura de carbono y las tecnologías de red eléctrica. La energía nuclear no ha sido incluida entre las áreas estratégicas, pero sí que hay una mención en la ley a las energías limpias que se producen a partir de energía nuclear. O sea, que la nuclear queda con un pie dentro y un pie fuera de esta regulación, como buena muestra de lo dividido que está el debate sobre esta energía en Europa. 

Paralelamente a la NZIA, la Comisión ha presentado también una propuesta para las materias primas críticas en la industria verde, con tal de diversificar el origen de las mismas, asumiendo que la Unión Europea "depende en gran medida de las importaciones y de proveedores de terceros países", pero que debe aumentar su producción. Es por eso que también propuso crear un club de países de materias raras para competir con los principales orígenes.