Las energías renovables son a la vez un negocio en auge y la principal vía escogida por la Unión Europea para la descarbonización de la economía. España, que vive un frenesí de instalación de energía solar y eólica, es ejemplo de ello y las renovables aportaron más que nunca al PIB, un 1,65%, y generaron 130.000 lugares de trabajo entre directos e indirectos. Sin embargo, en el año 2022 tuvo lugar una paradoja: aunque España instaló más renovables que nunca, generó menos que el año anterior

Así lo detalla el informe Estudio del impacto macroeconómico de las energías renovables en España, elaborado por la consultora Deloitte para la Asociación de Empresas de Energías Renovables, APPA. En él se contempla que en 2022 se instalaron 6.270 MW de renovables, cifra algo inferior a los 6.744 instalados en 2019 pero muy superior a cualquier otro año desde 2016. Con ello se alcanzaron los 70.452 MW de energías renovables instaladas en España, con especial peso de eólica, hidráulica y solar fotovoltaica. En cambio, la generación energética a partir de renovables fue inferior y pasó de los 121.371 GWh a los 116.583 GWh. Desde el primer año detallado por el informe, 2016, cuando la generación era de 101.089 GWh con 48.049 MW instalados, el crecimiento ha sido mucho más pronunciado en instalación que en generación de renovables.  

El estudio atribuye la reducción a "la sequía y una menor disponibilidad de recurso eólico", si bien también se dio una disminución del 2,9% en la demanda global de energía eléctrica pero un aumento del consumo energético total. Pese a la caída en el cómputo global de producción, el porcentaje de renovables sobre el total de consumo energético aumentó del 20,7% de 2021 al 22,3% de 2022, máximo de la serie histórica que parte del 17% del año 2016. Es un porcentaje ocho puntos por encima de la media mundial, que es del 14,2% y levemente al europeo, que es del 19,3%. 

El petróleo sigue creciendo

Este consumo energético no solo cuenta la electricidad, sino todo tipo de energías y, sobre el total de energía consumida en España, solo un 25% fue electricidad. Los productos petrolíferos siguen siendo, pese a la insistencia en las renovables, la principal fuente de consumo energético en España, con un 49,6% del total, por encima de la electricidad, que a su vez supera al Gas Natural, que supone un 15,6% del total, a la energía térmica, un 8,8%, y al carbón y residuos no renovables, que en 2022 representaron tan solo un 1% del consumo energético total. 

Por mucho que haya crecido la instalación de eólica y fotovoltaica, el consumo de petróleo ha alcanzado su mayor cota desde 2016, con efecto rebote después de que la pandemia redujera considerablemente su cuota de consumo en los años 2020 y 2021, y la electricidad no ha vivido ningún impulso, puesto que en 2016 representaba un 25,8% del consumo total de energía, por el 40% que marca como objetivo para 2030 la Unión Europea. El gas natural, por su parte, sí que ha descendido en España tres puntos, del 19 al 15,6%, pero a tenor de los números esa caída la ha cubierto más el petróleo que las renovables. 

Si atendemos tan solo a la electricidad, el crecimiento del porcentaje de las renovables sobre el global de consumo sí que es significativo. Así, un 42,2% de la electricidad que consumimos es de origen renovable, con una aportación del 22,1% de energía eólica y de un 10,1% de la solar fotovoltaica, por un 6,5% de la hidráulica, un 1,7% de biomasa o biogás, un 1,5% de solar termoeléctrica y un 0,3% de residuos renovables. En cuanto a la electricidad no renovable, un 24,7% corresponde al ciclo combinado, un 20,3% a la nuclear, un 6,4% a la cogeneración, un 2,8% proviene del carbón y el resto al diésel y turbinas de gas, turbinación de bombeo y residuos no renovables.  

España aún tiene una gran dependencia energética

Pese al gran discurso global sobre la soberanía energética que permiten las renovables y cómo la invasión rusa de Ucrania lo ha acelerado, la dependencia energética en España también ha crecido y alcanzó un 69,9% en 2022, ligeramente mayor que en 2021, cuando fue del 69,4%, si bien con mejor evolución que la Unión Europea, que pasó de depender energéticamente en un 55,6% del exterior a hacerlo un 59,6%. O sea, que pese al auge de las renovables, la dependencia energética sigue siendo alta tanto en Europa como en España, mayor en España pero con mejor evolución. En España, la dependencia energética de terceros alcanzó un máximo del 81% en 2008. 

Pese a ello, y en parte debido al aumento de precio del gas ruso, España se ahorró con las renovables 15.230 millones de euros, lo que hubieran costado los 21,4 millones de toneladas de petróleo, según el estudio de Deloitte.  

España trabaja para almacenar y exportar parte de sus renovables y quiere convertirse en un hub regional de hidrógeno verde que le permita, precisamente, exportar a Europa a través del gran gasoducto H2Med parte de la energía que produce su sol, su agua y su viento (exportación cuya viabilidad aún está por ver). Pero la realidad es que a día de hoy tiene un déficit energético considerable e importa mucha más energía de la que consigue exportar. Exportó en 2022 más energía que nunca desde 2016 y alcanzó los 38.263 millones de euros, pero también importó más que nunca hasta alcanzar los 90.880 millones de euros, con un saldo final de 52.617 millones de euros de déficit comercial por negocio de la energía. 

El informe demuestra también como, mes a mes durante el año pasado, el precio de la subasta eléctrica, generalmente, ha ido a la baja cuanto mayor ha sido la disponibilidad de energía renovable en la red. Así, alcanzó en diciembre su pico más barato, 97 euros por MWh en el momento que hubo más generación de renovables, 10.546 GWh. Después de un pico de precio de 283 euros por MWh en marzo de 2022, poco después del inicio de la invasión rusa en Ucrania, el precio empezó a descender con una caída más acusada a partir de junio, momento en el que se aprobó la excepción ibérica que topa el precio del gas en la subasta eléctrica.  

Empleo y PIB aportado por las renovables

Las energías renovables han duplicado su aportación al PIB desde 2016, cuando era de 9.013 millones de euros, hasta 2022, cuando alcanzó los 19.484 millones, de los que 14.970 fueron contribución directa y 4.514 indirecta. La energía solar fotovoltaica es la que más dinero aporta al PIB, 6.398 millones de euros, por encima de la eólica, 5.895 millones, y de la biomasa, que genera 2.678 millones de euros. El hidrógeno verde, aún en ciernes, tan solo aportó 22 millones de euros al PIB el año pasado.

La relevancia de las renovables sobre el PIB también se ha duplicado y si en 2016 suponía el 0,76% del Producto Interior Bruto, en 2022 fue del 1,65%. En cuanto a generación de empleo, el crecimiento ha sido también sustancial y las renovables han pasado de emplear a 77.901 personas a 130.815. En tan solo un año, el sector ha aumentado en 15.000 personas con respecto a las 115.528 del año pasado. De los que trabajan actualmente en el sector de las renovables, 80.322 lo hacen de manera indirecta y 50.492 de manera indirecta.