Humo de coches, mares de plástico o vertederos con toneladas de ropa son algunas de las fotos comunes del imaginario asociado a la contaminación. Pero "la construcción, aunque está menos en el foco, es un sector muy contaminante", apunta Noelia Hernández, socia del despacho HS asesores, fundada en 1979 y dirigida por ella y por su hermano Francisco, que asesoran a empresas sobre todo en internacionalización e investigación. En noviembre del año pasado, la ONU publicó un informe que concluía que el 37% de las emisiones de CO₂ relacionadas con la energía provenía de la construcción (el 15% son atribuibles al cemento) y alertaba de que el sector se alejaba de los objetivos de cero emisiones de cara a 2050. A principios de año, esta empresa de Alicante ganó el concurso para asesorar a la ONUDI (Organización de Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial) en su trabajo para guiar la descarbonización en el mundo y ayudar a los países en desarrollo. 

Este tipo de contratos, apunta Hernández, suponen entre 70 y 150.000 euros, cifra importante para un despacho que factura alrededor de 800.000 euros al año, sobre todo gracias a contratos internacionales, en parte por su insatisfacción sobre cómo se licitan los contratos públicos en España. Una vez concluido, el informe se presentará en la ONU en los próximos meses. Entre las conclusiones, destacan cuatro. La primera, "que habrá que incluir biomateriales en la construcción, aparte del reciclaje y mayor innovación", apunta Hernández. La segunda, "es necesario encontrar y mejorar mecanismos de colaboración público-privada, porque algunas medidas quedan obsoletas y algunos fabricantes no tienen cómo probar sus materiales". 

En tercer lugar, Hernández apunta que "hay que homogeneizar los materiales y los requisitos internacionalmente para que las empresas sepan a qué atenerse". "Si cada país tiene unos requisitos o unos materiales estandarizados de construcción sostenible, muchas empresas ven reducido su mercado y sus innovaciones o materiales dejan de tener salida", añade la asesora, que por último cree que es importante que "exista una concienciación ciudadana" con la contaminación en la construcción, que no existe tanto como en otros sectores. 

Para elaborar el informe, el despacho ha analizado el mercado de la construcción y las diferentes soluciones en todo el mundo. Y se han encontrado un panorama desigual, "peor en los países en desarrollo", del que España no sale bien parada. "Estamos bastante atrasados en materia de descarbonización", apunta. "La licitación pública de construcción tiene un peso muy importante en el sector en España y muchas licitaciones se deciden solo por precio, en lugar de valorar la sostenibilidad o exigir productos sostenibles", apunta Hernández, que destaca que en algunos países de Asia como Japón o Corea del Sur, "China es más opaca", ya se empieza a obligar a construir con materiales sostenibles. "Además, la compra pública de innovación no funciona adecuadamente", completa. 

Según su experiencia en el ámbito, "las cementeras españolas se ven obligadas a vender su material sostenible a empresas en el extranjero", ya que las constructoras españolas no lo demandan debido a la falta de incentivos locales. 

Los países escandinavos, más avanzados

En cambio, los países escandinavos están mucho más avanzados, puesto que "apuestan por implementar medidas que impulsen los materiales sostenibles, reciclados o que tengan menor impacto medioambiental". Como cada país tiene que hacer sus propios planes piloto de materiales, el proceso de implementación de nuevos materiales no es inmediato y, en países como España, la falta de incentivos lo retrasa aún más. 

Noruega y Suecia, explica Hernández, han podido adelantar los objetivos de cero emisiones en la construcción de 2050 a 2030. "En Noruega, no solo implementan en un 60 o un 70% de materiales sostenibles, sino que establecen criterios de que el estado es responsable de reciclar los edificios destruidos y de rehabilitar los edificios de manera preferente a construir", aporta. "En Francia, las empresas de construcción tienen que mostrar la trazabilidad de materiales que salen de una obra", añade como otro ejemplo que mejora la experiencia española. 

El cemento se produce mezclando piedra, preferiblemente calcárea, a altas temperaturas, con agua. De la mezcla, surge el clinker, piedra granulada que a su vez se mezcla con otros productos para producir el cemento. Aunque existe una directiva europea desde 2008 para reciclar el 70% del material de las demoliciones y el cemento puede llegar a ser reciclable en gran medida, algunos estados y empresas no lo aplican en su totalidad y la viabilidad económica del reciclaje de cemento es todavía una incógnita. 

Madera, corcho, biocementos, vidrio, hormigones de carbono con fibras vegetales, ladrillos con colillas de cigarrillos e innovaciones con base en las algas son algunas de las variadas propuestas que Hernández ha encontrado en su investigación para descarbonizar la construcción, que a diferencia de otros sectores todavía no ha encontrado su fórmula ideal estandarizada en todo el mundo. Si el automóvil pasa por la electrificación y la electricidad todo apunta que por la eólica y la solar, las alternativas al cemento más allá de su reciclaje no son ni mucho menos definitivas.