Entra la geopolítica en los mercados a golpe de asalto a la localidad rusa de Rostov de los mercenarios de la compañía Wagner en contra de hasta su ahora benefactor, Vladímir Putin. Y esta tensión bélica empezará el lunes a cotizarse en los mercados mundiales en un episodio que, de momento, es confuso, pero que podría suponer un enfrentamiento civil en el gigante europeo. Cuando se inicia una revuelta como esta, nunca se puede calibrar cuál es el desenlace y los efectos en todos los ámbitos.

Si la revuelta no es sofocada y se prolonga hasta la apertura de los mercados, el lunes funcionarán todos los resortes del miedo: subida del dólar y el oro, bruscas caídas de las bolsas y entrada de dinero en los bonos de las economías más solventes. Todo riesgo será mal visto.

Pasarán a un segundo plano la agenda de la semana y la interpretación de las mismas que hacen los mercados. Y es que todo es interpretación donde los principales solistas (los grandes bancos de inversión mundiales) marcan el ritmo de subidas y descensos en los mercados. Pongamos un ejemplo. La semana de la cita de la Fed y el BCE se saldó con subida de tipos en Europa y la promesa de Jerome Powell de que el banco central estadounidense sigue pensando que hace falta mayor control monetario vía precio. Pero esta situación fue ignorada y las bolsas subieron con moderada alegría. Sin embargo, en la tanda que ahora cerramos, bancos centrales de segunda división –si este término es permitido- como el banco de Noruega, el de Suiza o el de Inglaterra subieron tipos y volvieron los recortes al precio de las acciones y los temores sobre una inflación que no se termina de controlar.

Las bolsas siguen en una banda de oscilación estrecha sin temores a grandes descensos ni subidas y este juego de idas y venidas en los índices y el precio de las acciones permite ganar mucho dinero. En el único mercado en el que no se gana nada es aquel que carece de movimiento. Por eso, interpretaciones y reinterpretaciones de los mismos datos pueden servir para ir haciendo caja.

Una de las citas más importante será la tradicional reunión en Sintra (Portugal) de los mandatarios de los bancos centrales que se extenderá entre el 26 y el 28 de junio. Seguramente proliferarán los mensajes duros de tipos más altos y durante más tiempo. De momento, no han dado con la clave para desacelerar con más ímpetu y las economías y, por tanto, el aumento de los precios para llevarlos a la senda del 2% que está marcada como objetivo.

Durante la próxima semana, la atención se centrará en los indicadores económicos europeos. Aparte del índice ifo alemán, que se publicará el lunes, también se conocerán los datos sobre la confianza empresarial en Italia y en la zona euro. Asimismo, el índice de confianza del consumidor también se publicará, y lo hará en un contexto de caída de los precios de la energía, una inflación persistente y un mercado laboral saneado. Por otro lado, se conocerán los índices de confianza del consumidor de Alemania, Italia, Francia y Japón. Al otro lado del Atlántico, en Estados Unidos se publicará el índice de confianza de los consumidores de The Conference Board de junio, apuntan desde Allianz Global Investors.

A lo largo de la semana se prestará más atención a los datos de inflación. El jueves se publicará la IPC preliminar de junio en Alemania, y el viernes las cifras de Francia y el conjunto de la zona euro. Por último, pero no por ello menos importante, se publicará el índice de Precios del Consumo Personal (PCE) de Estados Unidos, el indicador de referencia de la política monetaria de la Fed. En China, también se darán a conocer los resultados empresariales, y el viernes, los índices oficiales de gestores de compras.

En general, las encuestas a los inversores, como la de gestores de fondos realizada por Bank of America, muestran que éstos siguen preocupados y, por tanto, siguen prudentes a la hora de posicionar sus carteras. Si bien muchas de las inquietudes parecen justificadas a medio plazo, algunos sectores de la economía y los resultados empresariales siguen siendo sólidos. Por ello, los inversores que estén algo inquietos por la falta de amplitud del mercado deberían empezar a prestar más atención a los sectores que se hayan quedado rezagados, como las compañías de pequeña capitalización, ya que podrían ofrecer oportunidades durante la próxima fase alcista.