La banca española está cada vez más concentrada. Actualmente, las tres principales entidades financieras (CaixaBank, Banco Santander y BBVA) controlan más del 65% del mercado bancario. Si finalmente se materializa la fusión entre BBVA y el Sabadell, ese porcentaje se elevaría hasta cerca del 70%, en un país donde la financiación alternativa es prácticamente inexistente y los préstamos bancarios constituyen la principal vía de acceso al crédito tanto para particulares como para empresas.

En algunas comunidades autónomas, el peso conjunto de estas grandes entidades superaría el 80% o incluso el 90% del mercado, lo que agrava las dudas sobre la libre competencia y la diversidad financiera. Esta situación dista mucho de lo que ocurre en países como Francia o Italia, donde las tres principales entidades no alcanzan el 50%; o como Reino Unido y Estados Unidos, donde esa cifra se sitúa por debajo del 40% de cuota. La cuota bancaria (entendida como peso financiación bancaria / total financiación) es inferior en estos países por la mayor presencia de financiación alternativa (crowdfunding, fondos de deuda y mercado de capitales).

En este escenario, el Banc Sabadell no puede quedarse inmóvil si la opa fracasa.

¿Puede el Sabadell seguir en solitario?

Parece poco probable. Desde el Gobierno se ha apuntado la necesidad de que el Sabadell crezca para evitar nuevos intentos de opa hostil. Así, el banco catalán enfrenta dos grandes rutas: una fusión nacional o una integración europea. Aunque desde la Comisión y el regulador Europeo se promueven fusiones transnacionales, mi experiencia me dice que pocos países suelen favorecerlas. Como ejemplo reciente tenemos las dificultades que está teniendo Unicredit para quedarse con el Commerzbank Alemán.

Podemos analizar algunas posibles fusiones nacionales.

Bankinter: caro y difícil de integrar
Bankinter cotiza con una prima del 69% sobre su valor contable, lo que obligaría al Sabadell a asumir un fondo de comercio de unos 6.500 millones de euros, incluyendo la prima habitual de adquisición. Pese a ser más pequeño en activos, una fusión casi al 50/50 sería la única fórmula viable desde el punto de vista bursátil. El grupo resultante tendría más de 370.000 millones en activos y 27.000 millones en capitalización bursátil. Se trataría, en todo caso, de una operación costosa y compleja, con riesgo de dilución de control, aunque con claras sinergias comerciales en pymes y banca privada.

Unicaja: opción viable, con desafíos
Una prima del 20% situaría la operación en torno a los 6.100 millones de euros, con una fusión probable en proporción 70/30. Esta unión reforzaría la presencia en Andalucía, aunque existen solapamientos en el norte y una débil implantación en Madrid. La Fundación Unicaja obtendría cerca del 9% del nuevo grupo y la existencia de accionistas comunes procedentes del ámbito de la banca de inversión internacional, facilitaría la fusión. Esta alternativa aparece como la más razonable desde el punto de vista financiero y de complementariedad geográfica, aunque con complejidades políticas.

Abanca: riesgo de perder el control
Dado que el 90% de Abanca está en manos de la familia Escotet, una fusión implicaría que esta mantuviera un 23% del nuevo banco, lo que le daría una posición de influencia estratégica. En consecuencia, esta opción presenta dificultades desde la perspectiva del gobierno corporativo.

Fusión a tres: Unicaja + Abanca
La unión alcanzaría los 430.000 millones en activos. Sin embargo, el control estaría concentrado en la familia Escotet (18%) y la Fundación Unicaja (7%). Esta fórmula enfrentaría una alta complejidad operativa y de gobernanza.

Otros bancos: Kutxabank e Ibercaja
Ambas entidades están muy ligadas a sus territorios y controladas por fundaciones, lo que dificulta una posible integración. Además, su tamaño es insuficiente para una fusión equilibrada con el Sabadell. Desde una perspectiva estratégica, estas operaciones carecen de una lógica sólida.

¿En qué escenario estamos a nivel europeo?

Unicredit
Con ambiciones en Europa (Italia, Alemania), Unicredit podría completar su presencia en tres de los cuatro grandes mercados del continente. Sin embargo, para el Sabadell significaría perder el control y obtener escasas sinergias locales.

ING
El negocio de empresas del Sabadell podría complementar el modelo digital de ING en España. No obstante, el tamaño de ING y la cesión de control serían obstáculos para el banco catalán.

¿Y qué hará BBVA si no logra la opa?

Podría considerar a Unicaja o retomar su estrategia de expansión europea, como ya intentó en Italia. Una opción más audaz sería mirar hacia Asia. Mercados emergentes como India, Indonesia o Filipinas presentan un gran potencial de crecimiento, baja bancarización y economías muy digitalizadas. Siendo uno de los bancos más digitalizados del mundo, BBVA tendría oportunidades. Es bueno recordar cómo el crecimiento mundial de la clase media se está produciendo en Asia y es precisamente esta clase la que necesita bancarizarse y hacerlo de forma rápida para poder acceder y financiar la compra de bienes y servicios.

En Filipinas, bancos con activos de 60.000 millones de dólares generan beneficios cercanos a los 1.500 millones anuales y con un coste parecido al Banc Sabadell. Invertir en Filipinas, país con una población de 115 millones de habitantes, añade riesgo de tipo de cambio. No obstante, analizando la evolución del peso filipino, con una revalorización de casi un 15% en los últimos 20 años y una devaluación del 20% en los últimos 10 años o un 10% los últimos 5 años, el riesgo de tipo de cambio es limitado y no excesivamente costoso de cubrir.

El tablero financiero ha cambiado y solo los grandes podrán resistir los movimientos que están por venir

En conclusión, si BBVA no logra su objetivo, el Sabadell deberá actuar con rapidez. La alternativa más viable parece ser una fusión nacional, en especial con Unicaja. El Banc Sabadell ha sido históricamente un banco activo en la compra y absorción de otros bancos como fue el Banco Atlántico o la CAM (Caja de Ahorros del Mediterráneo) y cuenta con el equipo y la capacidad para llevar a buen término cualquier fusión.

Las opciones europeas implican mayor renuncia de poder y menores sinergias. Lo que es evidente es que el Sabadell no puede quedarse quieto: el tablero financiero ha cambiado y solo los grandes podrán resistir los movimientos que están por venir.

El BBVA tampoco se debería quedar inmóvil. Le recomendaría ampliar su presencia en Asia. Es un banco muy eficiente y líder mundial en digitalización bancaria. Tal vez sea su oportunidad para convertirse en un banco líder internacional y capitalizar el crecimiento de las economías emergentes.

 

Xavier Riba es profesor asociado en EADA Business School