El ejercicio 2023 marcará el final de un período excepcional en términos presupuestarios y fiscales, por culpa de la sucesión de crisis provocadas por la pandemia y la invasión de Ucrania. Estas circunstancias llevaron a activar la cláusula de escape del Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC), evitando así la aplicación del procedimiento de déficit excesivo. Sin embargo, se espera que en 2024 se vuelva a implementar el corsé del PEC, muy probablemente en una versión reformada, lo que pondrá fin a la excepcionalidad y generará un escenario de consolidación fiscal obligatoria.

El próximo año vendrá marcado por dos elementos adicionales. En primer lugar, las elecciones generales abrirán la puerta a posibles cambios en la composición del gobierno central y, en todo caso, proporcionarán un impulso para la acción ejecutiva. En segundo lugar, el paquete fiscal de compensación por los efectos de la invasión de Ucrania tendrá un impacto marginal, estimado en 184 millones de euros, según la AIReF, lo que equivale a menos de dos centésimas del PIB.

La actualización del Programa de Estabilidad del Gobierno para el período 2023-2026 debe considerarse como un escenario inercial sujeto a ajustes relevantes, ya sea por decisión propia o exigidos por el PEC. El aspecto más importante a evaluar es la credibilidad del Programa, es decir, en qué medida las cifras de déficit y deuda concuerdan con las previsiones macroeconómicas disponibles y la dinámica proyectada para los gastos e ingresos principales. La previsión de déficit muestra una reducción gradual y decreciente que permitiría alcanzar el límite del 3% en 2024. La AIReF es menos optimista y prevé dificultades para lograr déficits por debajo de ese umbral sin medidas de ajuste adicionales. Por su parte, el Banco de España pronostica un déficit por debajo del objetivo del Gobierno para 2023, pero augura un desequilibrio fiscal que aumentará hasta el 4% en 2025.

Las diferencias entre los cálculos del Gobierno y las proyecciones de la AIReF se encuentran principalmente en el lado de los ingresos. La AIReF estima una evolución menos dinámica de los recursos, debido a un menor crecimiento de los impuestos sobre la renta y las rebajas fiscales establecidas en respuesta a la crisis energética y la subida de precios en 2023. En 2024, la brecha en las previsiones se reduce debido a la retirada de las rebajas sobre productos energéticos y al pico de recaudación por medidas tributarias temporales. Sin embargo, en 2025, estas medidas desaparecen y solo se mantiene el efecto de las medidas normativas introducidas en el IRPF en el ejercicio actual. En cuanto a las diferencias con las proyecciones del Banco de España, estas se encuentran también y fundamentalmente en los ingresos. Pero, adicionalmente, se espera que las pérdidas asociadas a los préstamos avalados por el Instituto de Crédito Oficial para hacer frente a la pandemia se materialicen, sobre todo, en 2024 y 2025.

Respecto a la deuda pública, tanto el Gobierno como la AIReF coinciden en la reducción de la ratio de deuda, que pasaría del 113,2% en 2022 al 106,8% en 2026. La AIReF estima un valor final ligeramente superior, del 107,3% en 2026. 

Por su parte, la Comisión Europea sitúa el déficit en 2023 ligeramente por encima de la previsión del Gobierno (4,1%) y prevé que esta diferencia se reduzca debido a las mejores previsiones de crecimiento del PIB. Además, confirma que el crecimiento del gasto corriente primario financiado nacionalmente estará en línea con las recomendaciones específicas por país formuladas anteriormente por el Consejo Europeo. Para 2024, la evaluación destaca la necesidad de una mayor consolidación fiscal, con un déficit estimado en 3,3% y una ratio de deuda del 109,1%. La Comisión recomienda un ajuste en el déficit estructural equivalente a al menos siete décimas del PIB y limitar el crecimiento del gasto primario neto financiado nacionalmente al 2,6% en 2024. 

Estas cifras son factibles, ya que el Programa de Estabilidad ya contempla reducciones en el déficit estructural y primario, y la propia Comisión estima un crecimiento del gasto neto primario al 1,4% en 2024. El valor proyectado para la ratio deuda/PIB en 2026 en el escenario base (106,5%) es ligeramente inferior a las estimaciones del Gobierno y la AIReF, lo que brinda margen para diseñar e implementar una estrategia de consolidación fiscal que sitúe a España claramente por debajo del 100% de ratio de deuda a finales de la década. Ese es uno de los desafíos que deberá afrontar el Gobierno resultante de las elecciones del 23 de julio.