No nos lo podemos permitir
Artículo del presidente de Comertia

- Ignasi Pietx
- Barcelona. Viernes, 10 de octubre de 2025. 05:30
- Tiempo de lectura: 1 minuto
¿Nos podemos permitir como sociedad que cada día falten 1,5 millones de personas al trabajo?
¿Nos podemos permitir como sociedad que el absentismo laboral tenga un coste superior a los 37.000 millones de euros, cerca del 3,1% del PIB español? El absentismo laboral no es un problema empresarial, sino social y afecta directamente a nuestro estado del bienestar.
Abro el diario y leo que después de que la propuesta de reducción de la Jornada Laboral fuera rechazada en el Congreso de los Diputados, la ministra Yolanda Díaz ha decidido ampliar ahora los permisos por defunción o cuidados paliativos. Elogiamos mucho el noble interés de la ministra para que las personas puedan vivir mejor —así lo queremos todos—, pero no podemos jugar de esta manera con las vidas de los trabajadores y sus respectivas familias. Lamentablemente, sus medidas laborales asfixian el estado del bienestar.
¿La gente que trabaja quiere ganar más dinero y contribuir al estado del bienestar o trabajar menos? Por si alguien todavía lo dudaba, el estado del bienestar no se paga solo y solo podremos mantenerlo generando más riqueza como sociedad. Basta con mirar todo lo que está ocurriendo en Francia o Alemania. Está claro que la gente quiere ganarse mejor la vida y tener mejores condiciones laborales, pero eso solo se puede conseguir si las empresas también se ganan mejor la vida de la mano de la productividad. Todos estaremos de acuerdo en que queremos un futuro con un buen nivel de pensiones, buena atención educativa, buena atención sanitaria y ayuda a la dependencia de las personas mayores.
El estado del bienestar no se paga solo y solamente podremos mantenerlo generando más riqueza como sociedad
Vamos hacia una sociedad en la que supuestamente se trabajará “menos”, pero España se encuentra ahora mismo a la cola de la productividad de Europa, que a su vez se encuentra a la cola de la productividad respecto a otros países como Estados Unidos o China.
No vamos bien fomentando la cultura del no trabajo. Que quede claro: no nos jugamos la buena marcha de las empresas, sino el estado del bienestar del presente y del futuro.
Hablemos en serio y hagámonos la siguiente pregunta: dada la evolución de la demografía, ¿cómo se pagará más gasto en sanidad, educación, pensiones o dependencia durante los próximos años?
Nos hemos creído más que nunca los derechos, pero nos hemos olvidado demasiado a menudo de los deberes. Si todos queremos más bienestar, debemos trabajar más juntos. Como sociedad, deberíamos hacer un proceso de reflexión sobre hacia dónde vamos y hacia dónde queremos ir.