Liderazgos con amnesia

- Pau Vila
- Barcelona. Miércoles, 9 de julio de 2025. 05:30
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El sainete de la corrupción instalada en la calle Ferraz ocupa casi la totalidad de la cobertura mediática española, y no es para menos: tres de los cuatro pasajeros del Peugeot con el que el presidente Sánchez recorrió España están encausados por corrupción, un auténtico escándalo que compite codo a codo con el vídeo de la declaración del hermano del presidente, donde manifestaba no saber qué despacho ocupaba ni el nombre de sus compañeros de trabajo sin mucho rubor. En medio de esta voraginosa sucesión de titulares, un matiz: el nombre propuesto por la ejecutiva del PSOE para la Secretaría de Organización –es decir, para sustituir a Santos Cerdán, actualmente en prisión, que a su vez sustituyó a Ábalos, encausado– es el de Rebeca Torró.
Torró es actualmente la secretaria de Estado de Industria, una de las dos patas que hay bajo Jordi Hereu –la otra es el secretario de Estado de Turismo, posición que ocupa actualmente un mallorquín, hecho que el ministro subraya en cada discurso que da en Catalunya: ministro catalán de una cartera bicéfala, con dos secretarías de Estado encabezadas por una valenciana y un balear. Se ve que hablan catalán en la intimidad, algo que le parece lo suficientemente notorio como para compartirlo ante audiencias empresariales en Catalunya.
La cuestión del liderazgo industrial en España ya alcanza el nivel de lo que en Madrid definirían como "desfachatez"
Volviendo al tema de Rebeca Torró, se trata de un nombre relevante si consideramos la relativa inexperiencia del ministro Hereu en cuestiones industriales junto con la gran complejidad del momento actual, en la recta final de la ejecución de los programas PERTE y el resto de fondos europeos Next Generation, acumulando enormes retrasos y problemas que hacen plausible que todo acabe en un estrepitoso fracaso. En cualquier organización, la líder de un área que se encuentra en un momento único, de especial relevancia y con muchos frentes abiertos, sería automáticamente descartada como posible candidata a ocupar otro liderazgo interno, independientemente de su valía o encaje.
Pero es que la cuestión del liderazgo industrial en España ya alcanza el nivel de lo que en Madrid definirían como “desfachatez”, que es una palabra sin traducción al catalán, un grado por encima de “sinvergonzonería”: en el año 2022 decapitaron a Raúl Blanco, director general de Industria, en pleno reparto del PERTE del automóvil. Ford Almussafes renunció a la subvención y el Ministerio no tramitó a tiempo la reasignación a Seat Martorell, por lo que se perdió el dinero –posteriormente, Raúl Blanco fue premiado con la presidencia de Renfe Operadora. En 2023, en plena asignación de la primera ronda del PERTE de descarbonización y el PERTE de economía circular, se convivió durante unos seis meses con la absoluta desaparición de la ministra Reyes Maroto, que dedicaba todos los recursos y tiempo a hacer campaña para las municipales de la Comunidad de Madrid, a las que era candidata del PSOE. Poco antes de las elecciones, dimitió del Ministerio, hecho del que probablemente se arrepiente, porque acabó sufriendo una derrota electoral escandalosa.
Condenar a quien representa casi una quinta parte del PIB a explicar por quinta vez en cuatro años cómo nos llamamos es algo más que una ineficiencia
Después de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, a principios de 2022, y la posterior crisis mayúscula de precios energéticos a medida que avanzaba 2022, y que llegó a registrar picos del 400% de aumento del precio del gas natural y del 750% de aumento de los precios eléctricos, la industria española presentó los peores resultados financieros desde la crisis del petróleo de finales del siglo XX. Se suceden los concursos de acreedores y reestructuraciones de deuda a medida que se van registrando las cuentas, en la primera mitad de 2023. En ese momento, la ministra de Energía, Teresa Ribera, se pone a hacer campaña para ocupar un puesto relevante en la Comisión Europea. Desaparece del mapa hasta que es nombrada a principios de 2024.
En este contexto, habiéndose producido en el seno del liderazgo industrial una auténtica dejación de funciones cada año durante los últimos tres años, el PSOE considera que el perfil más apropiado para sustituir a Santos Cerdán es el de la secretaria de Estado de Industria, Rebeca Torró. Condenar a quien representa casi una quinta parte del PIB a explicar por quinta vez en cuatro años cómo nos llamamos, a qué nos dedicamos, qué problemas tenemos... y acabada la ronda de presentaciones, que cambien otra vez al interlocutor, es algo más que una ineficiencia: es intentar tirar adelante con un liderazgo amnésico. Habrá que contar hasta diez, respirar hondo, y en la próxima reunión sectorial responder con una sonrisa al comentario de “me tendréis que disculpar, apenas me estoy ubicando”.