Robert Solow, el reconocido economista y ganador del Nobel, que se distingue por haber creado un modelo de crecimiento económico emblemático en los años 50, nos enseñó a que las inversiones tecnológicas son la fuerza impulsora de la economía más que el ahorro. En base a este modelo se llegó a calcular que exactamente cuatro quintas partes del crecimiento de la producción por trabajador en los Estados Unidos (EE.UU.), había que atribuirlo al progreso tecnológico. Después vino la new growth theory, pero el modelo de Solow fue el primero en explicar el papel fundamental de la tecnología en el crecimiento económico.

Paradójicamente, en la prensa no lo encontraréis citado por su gran contribución en los modelos de crecimiento económico sino a menudo por una frase que pronunció en 1987 refiriéndose a la era de la informática, "You can see the computer age everywhere but in the productivity statistics": podéis ver la era del ordenador por todas partes menos a las estadísticas de productividad.

Esta afirmación resuena con cada revolución tecnológica, desde los ordenadores personales hasta internet y, ahora, con la IA generativa. ¿Por qué es así? La respuesta radica en nuestra comprensión de la productividad.

De hecho hay una disonancia entre lo que todos entendemos por productividad y su definición en economía. La idea intuitiva que todos tenemos es que ser más productivo quiere decir hacer las cosas más rápido o mejor. Sin duda, escribimos mejor y más rápido con un ordenador que con una antigua maquina de escribir y somos capaces de hacer mejores, más sofisticados, modelos financieros con una hoja de cálculo que cuando se tenían que hacer a mano y comprobar cada suma.

Sin embargo, la economía define la productividad como la relación entre la cantidad de recursos utilizados y lo que se produce económicamente. Imaginemos pues una pequeña consultora y el paso de los contables de "manguitos", aquellos que hacían las sumas a mano, a la hoja de cálculo. Obviamente con la hoja de cálculo se hacían estado financieros que no se podían ni soñar y hubo una redistribución del trabajo, ya solo no había que saber sumar bien a mano, había que ser un experto financiero. Ahora bien, si la relación de lo que cobraba el equipo de contables con lo que obtenía de vender sus servicios fuera la misma, pues no habrá aumentado la productividad.

¿Como puede ser si ahora probablemente hacen falta menos contables pero más financieros y todo es mucho más sofisticado? Esta es la disonancia entre la manera intuitiva de medir la productividad y su definición económica.

Fijémonos en el caso de tecnologías de propósito general, como los ordenadores, internet o la IA generativa. Todos los contables, consultores, etc... las incorporarán a la vez, y quien no las adopte estará fuera de mercado y no contará para calcular la productividad, simplemente porque ya no producirá nada. Quizás inicialmente habrá algunos que harán lo mismo que antes pero más rápido y cobrando lo mismo, pero durará poco porque todo el mundo se situará rápidamente al mismo nivel. Es decir la productividad en términos económicos no variará, aunque el trabajo y la calidad de su resultado serán fundamentalmente diferentes.

Este es precisamente el caso de las tecnologías genéricas como los ordenadores, internet o la IA generativa que lo cambian todo, como decía Solow las podemos ver en todas partes menos a las estadísticas de productividad.

¿Pasará lo mismo con la IA generativa? Probablemente. En este caso nos encontramos con la "hoja de cálculo" del lenguaje, todo lo que se pueda hacer con el lenguaje se verá afectado. Habrá una recomposición de trabajos, los call centers tienen probablemente los días contados. Habrá trabajos a quien afectará mucho, a los consultores, los abogados... de aquí poco tiempo no concebirán su trabajo sin estas herramientas. También habrá trabajos que no se verán afectadas en absoluto, como el horno de pan o el supermercado de bajo casa. Habrá que a todos nos iría muy bien que se vieran afectadas pero tardarán mucho, como la administración en todos sus niveles.

¿Ahora bien, observaremos cambios en la productividad en términos económicos? Probablemente pocos y muy sectoriales. Los estudios más recientes con el ChatGPT nos indican que en temas de programación o relacionados con escribir, se encuentra hasta un 50% en incremento de productividad y hasta cerca de un 20% en calidad. Eso varía dependiendo de la complejidad de la tarea, si esta es muy compleja, el incremento de productividad baja a un 10%. Son cifras sin duda importantes, pero son cifras que no moverán la productividad en términos económicos, pero si la calidad del trabajo y su distribución.

Ahora bien, como en el caso de las hojas de cálculo, quien no adopte estas tecnologías si está situado en un área de fuerte intensidad competitiva y si estas tecnologías lo impactan de una manera clara, estará fuera del mercado. Me diréis que son muchos "síes" y tendréis razón. Hay todavía otro: ningún proceso tecnológico tiene una adopción uniforme en el tiempo. Algunas empresas adoptan muy rápidamente mientras otros no adoptan hasta que la tecnología ya es de dominio común. El nivel de intensidad competitiva otra vez es el culpable.

Es decir, probablemente, en esta revolución tecnológica que cambiará muchas cosas, oiremos otra vez la célebre frase de Robert Solow, "You can see the computer age everywhere but in the productivity statistics", otra vez tendrá razón. Sin embargo es importante recordar que el modelo de Solow se caracteriza porque el motor del crecimiento económico es precisamente la tecnología.