Los datos sobre el nivel de ahorro de los hogares españoles que se han publicado el último trimestre del año son preocupantes. El ahorro es fundamental para aportarnos cierta seguridad y tranquilidad, pero este año ha sido especialmente complicado para los ciudadanos con la actual coyuntura económica, marcada por una elevada inflación y altos tipos de interés. Además, el final del año con las fiestas navideñas suele ser un momento difícil para el ahorro.

El mes pasado, en particular, un grupo significativo de consumidores estadounidenses decidió gastar sus ahorros con la compra de entradas para conciertos como el de Taylor Swift, con viajes a París y salidas a cenar. Esta tendencia no es nueva, pero sí que este año han sido una parte clave de la economía americana. A este tipo de consumidores se les conoce con el sobrenombre de YOLO (You Only Live Once, 'solo se vive una vez').

Aunque la filosofía YOLO ha sido adoptada principalmente por jóvenes, su presencia se ha fortalecido considerablemente a raíz de la pandemia, hasta el punto de convertirse en una filosofía de vida para muchos últimamente, especialmente los millennials. Esta mentalidad promueve disfrutar el presente y la gratificación instantánea sin preocuparse demasiado por el futuro. La esencia del YOLO busca aprovechar al máximo cada momento, disfrutar de experiencias, viajar y deleitarse con vivencias y emociones únicas en cada momento, de modo que priorizan el gasto en experiencias sobre la acumulación de bienes materiales.

YOLO busca aprovechar al máximo cada momento, disfrutar de experiencias, viajar y deleitarse con vivencias y emociones únicas

Lo que ha sido una gran sorpresa para muchos economistas, y también empresas, es que una vez superada la fase de pospandemia y volver completamente a la normalidad, el movimiento YOLO ha ido expandiéndose, produciendo un cambio en los hábitos de consumo. Es cada vez mayor el número de consumidores que prefieren destinar su dinero a experiencias, como conciertos, viajes, cenas, espectáculos, etc. en lugar de bienes físicos. Esta filosofía de vida se ha convertido en un componente fundamental de la resiliencia que muestra la economía americana, a pesar de que las previsiones para el próximo año indican que se espera una desaceleración de estos consumidores.

Aunque este movimiento YOLO es más evidente en Estados Unidos, también es una realidad aquí en nuestro país. Si bien durante la pandemia se consiguió elevar el nivel de ahorro al 18% de la renta bruta aproximadamente, los niveles actuales, alrededor del 6%, indican una elevada preocupación. Pero también señalan que el ahorro es posible y que probablemente el gasto en ocio es mayor de lo que debería ser.

Esta mentalidad carpe diem, sin embargo, se contrapone a menudo con la idea de un ahorro responsable y la planificación financiera a largo plazo, incluyendo la creación de un fondo de emergencias para hacer frente a situaciones imprevistas, como las que podrían darse el próximo año.

La mentalidad YOLO se contrapone a menudo con la idea de un ahorro responsable y la planificación financiera a largo plazo

Lo que no se comprende del todo es que el ahorro no excluye disfrutar de experiencias en la vida. No significa privarse por completo, sino encontrar un equilibrio entre la gratificación instantánea y la estabilidad financiera a largo plazo. Es clave comprender la importancia de ambos aspectos: disfrutar el presente y asegurar la estabilidad económica para poder seguir haciéndolo en el futuro.

Para mucho millennials, esta filosofía puede obstaculizar el ahorro y la inversión, lo que tiene consecuencias adversas en sus prospectivas futuras. Podemos practicar la filosofía YOLO en momentos puntuales de nuestra vida, pero practicarlo continuamente puede tener efectos muy negativos en nuestras finanzas personales. Adoptar continuamente la mentalidad YOLO implica una falta importante de previsión y planificación financiera. En un contexto en el que para los millennials ya resulta complicado comprar una vivienda o independizarse, la falta de ahorros solo aumentará las dificultades.

Aquí es cuando me viene a la cabeza la famosa frase de Michael Hopf: "Los tiempos difíciles crean hombres fuertes, los hombres fuertes crean tiempos fáciles, los tiempos fáciles crean hombres débiles, los hombres débiles crean tiempos difíciles". Muchos de nuestros padres vivieron la guerra o la postguerra, lidiando con la escasez, con dificultades para cubrir sus necesidades básicas y sin acceso a la educación. Ellos fueron hombres fuertes que crearon tiempos fáciles para muchos de nosotros, quienes tuvimos cubiertas nuestras necesidades básicas y mayoritariamente pudimos acceder a una educación de calidad. Sin embargo, las nuevas generaciones, nacidas en la nueva era digital, donde el esfuerzo no es una constante y donde a menudo, les sobra más de los que les falta, pueden afrontar dificultades importantes si no cambian su educación y actitud financiera.