Con el viento legislativo a favor, y navegando con la robustez que proporciona un oligopolio, el sector bancario creía que podría divisar tierra firme en cualquier circunstancia, pero a raíz de la crisis del 2008 aparecen las fintech, empresas que trocean el modelo bancario tradicional y se centran en un área específica de éste (vertical), y, mediante tecnología y una interfaz intuitiva para el usuario, empiezan a mejorar muchas de las áreas de negocio de un banco ofreciendo al cliente mayor facilidad de uso, confianza, y comisiones reducidas.

La actualización de la normativa PSD1 de 2007 (que creaba un mercado de pagos único a nivel europeo, lo que permitía pagar con nuestra cuenta en 36 países diferentes), la conocida PSD2 en 2015 (que fuerza a que los bancos acepten servicios de pago de terceros, así como mejoras en la seguridad de las transacciones electrónicas), abre un nuevo horizonte en cuanto a pagos y seguridad, y desata la tormenta. El hecho de poder compartir información con terceros mediante las interfaces de programación de aplicaciones, o API, da un plus de confianza y agilidad al universo fintech. ¿Por qué? Porque la banca tradicional deja de ser el único proveedor de servicios y se convierte en una mera plataforma dónde el cliente tiene el control de sus datos, y puede usarlos para acceder a servicios de terceros con ahorros de coste significativos.

A medida que estas start-ups financieras van creciendo y la tecnología evolucionando, van integrando cada vez más funcionalidades a sus plataformas, y éste hecho es el que permite a Revolut pasar de ser una fintech, centrada en medios de pago, a transformarse en un challenger bank con ficha bancaria europea, ofreciendo además productos de inversión y préstamos al consumo, y todo ello de una manera más intuitiva para el usuario y más eficiente que un banco.

En medio de esta revolución, los bancos están navegando en un barco de difícil gobierno, sus elevados costes de estructura deben trasladarse al cliente final para poder aguantar la cuenta de resultados, y la adopción de nuevas tecnologías debe pasar la validación de una estructura de gobierno lenta y arcaica.

En el caso de las fintech, el componente tecnológico implícito dentro de su modelo de negocio y la mínima estructura les permite tener un punto de versatilidad y agilidad comparadas con la banca tradicional, cosa que se traduce en una disminución significativa de sus costes. Tecnologías como los RPA, el Cloud Computing, el Blockchain o la inteligencia artificial van a continuar transformando el sector.

Debemos ser conscientes que la mayoría de las mejoras implementadas en las plataformas bancarias se derivan, precisamente, de la tecnología fintech. Hasta hace muy poco debíamos usar un Excel para categorizar nuestros gastos, ahora muchos bancos lo integran de forma rudimentaria en sus plataformas, pero Fintonic fue la precursora en este sentido, siendo la primera Fintech en obtener la autorización del Banco de España para agregar cuentas de diferentes entidades bajo normativa PSD2.

A medida que los bancos han incorporado éste servicio, Fintonic ha integrado otras verticales, como pueden ser los sistemas de pago, préstamos, o seguros, de una manera más eficiente,  intuitiva, y con menor coste.

Lo mismo pasa en el mundo de las inversiones; cuando antes los roboadvisors eran una tecnología back office del sistema bancario, fintechs como Finizens nos acercan la posibilidad de diseñar carteras gestionadas automáticamente con comisiones 5 veces inferiores a las que nos cobraría un banco tradicional.

En el ámbito empresarial, la innovación fintech también está creando una verdadera revolución. Donde antes implementar un terminal de punto de venta (TPV) era complicado, con numerosas gestiones con nuestra entidad bancaria, y comisiones altas, soluciones como Square nos permiten incluso habilitar un TPV con nuestro teléfono móvil, y con unas comisiones reducidas y conocidas.

En medio de este cambio profundo, mientras los bancos están centrados en la digitalización, y en adoptar soluciones tecnológicas que mejoren sus plataformas, las fintech están empezando un proceso de concentración para poder ofrecer los mismos servicios que un banco en una sola plataforma. No es de extrañar que cada vez nos encontremos con más neobancos (sin licencia bancaria) o challenger banks (con licencia bancaria). Para podernos dar cuenta de la magnitud del cambio, hoy en día la capitalización de mercado de las 100 primeras Fintech equivale aproximadamente al 40% de la capitalización de los 100 primeros bancos (CFTE-Centre for Finance, Technology and Entrepreneurship, 2021).