Las autopistas no son gratis (solo para los turistas)

- Xavier Alegret
- Barcelona. Lunes, 28 de julio de 2025. 05:30
- Tiempo de lectura: 3 minutos
Miles de familias están ya de vacaciones estos días, y muchas otras saldrán este próximo viernes y sábado a disfrutar de unas semanas de viaje. Quienes se desplacen en coche se encontrarán con una realidad sobre la que la Comisión Europea hace años que ha puesto el foco, pero que España no acaba de resolver: podrán viajar por todo el Estado sin peajes —quedan algunos, pero la mayoría se pueden evitar—, pero tan pronto como crucen la frontera por los Pirineos, empezarán a pagar por usar las autopistas.
Qué suerte, ¿verdad? Puedo ir a mi pueblo, al de los abuelos, a la casa de la montaña, al camping o al hotel junto a la playa sin pagar peajes, gratis, mientras los franceses o alemanes que se mueven por Europa se gastan una fortuna en autopistas. Pues en realidad no es suerte. Sin pagar peajes, sí; pero gratis, no, porque el mantenimiento lo pagamos con impuestos y los europeos que vienen, sean turistas o transportistas, no contribuyen, mientras que nosotros, si salimos de España, sí que contribuimos al mantenimiento de las vías francesas y de muchos de los países que visitamos en coche porque pasamos por caja.
El debate de los peajes no vive un momento álgido, pero no se ha apagado, está dormido. Las propias empresas del sector han decidido buscar negocio fuera, mientras aquí se conforman con mantener lo que les queda. La línea que marca Bruselas es que todos los países de la Unión Europea deben tener sistemas de pago por uso, pero España lo ha ido esquivando con acuerdos bilaterales con la Comisión. Son temporales, el Gobierno solo ha ganado tiempo, por lo tanto, el tema volverá a ponerse sobre la mesa y hay que tener en cuenta varios factores.
Yo soy uno de los conductores que he decidido ir de vacaciones en coche, cruzar la frontera y pagar peajes. En ese momento me molestará, tanto parar como pagar. Y cuando pienso en todos los fines de semana que cojo la A2 o la AP7 y no paso por ningún peaje, siento cierto alivio. Es lógico que la tendencia natural del conductor sea ser antipeajes, a nadie le gusta pagar, pero si lo miramos desde una perspectiva económica, es lo más racional.
Es lógico que la tendencia natural del conductor sea ser antipeajes, a nadie le gusta pagar, pero es lo más racional
Las autopistas y autovías, tanto su construcción como su mantenimiento, se tienen que pagar. Si no es con peajes, u otros sistemas de pago por uso, es con los presupuestos públicos. Eso significa impuestos. ¿Y quién paga los impuestos? Todos nosotros. Por lo tanto, acabamos pagando todos, usemos o no la infraestructura. Y quien dirige las inversiones es un ministerio, que puede tener la tentación de tomar decisiones con criterios políticos y electorales, y no en función de la necesidad o grado de uso de la vía.
Es más justo que pague quien la utiliza, y también más eficiente, ya que las autopistas con más uso, que serán las más desgastadas, tendrán más ingresos para su mantenimiento. Evidentemente, debe haber un control público, tras un concurso con unas bases bien especificadas, para asegurarse de que los recursos necesarios se dedican al mantenimiento.
El sistema no es perfecto y pueden existir desequilibrios, como el hecho de que los vecinos de algunas zonas, para ir a trabajar, se vean obligados a pagar, mientras en otras no. De entrada, el sistema de pago por uso debe aplicarse a todas las vías de alta capacidad, no solo a algunas. Si no se generaliza, puede generar agravios comparativos, como el que ha sufrido Catalunya respecto a casi todo el resto del Estado durante décadas, y que explica la fobia que tenemos los catalanes a las cabinas naranjas y las barreras de los peajes. Y debe tener en cuenta estas especificidades, con descuentos, incluso del 100 % si es necesario, para los vecinos.
Lo que no puede ser es que miles de camiones crucen cada semana la AP7 y la A2, deteriorando el asfalto mucho más que un coche, y no paguen. No solo destrozan el pavimento, también contaminan mucho. Alguien podría argumentar que si les hacemos pagar peajes, subirán los precios de las mercancías y podría provocar inflación, o restar competitividad a nuestras empresas exportadoras. Hagamos unos números rápidos: un camión que venga, por ejemplo, desde Polonia hasta Barcelona, va pagando peajes en varios países, cerca de 100 euros en total. En gasóleo gastará cientos de euros. A eso hay que sumar el salario del camionero o camioneros, el hotel, las dietas... ¿Qué pueden cambiar 20 euros más de La Jonquera a Barcelona? Nada.
El pago por uso de las autopistas es una necesidad: es más justo, más eficiente y más ecológico
El otro principio en el que se basa Bruselas para volver a las autopistas de pago, además del pagar por utilizar, es pagar por contaminar. Es decir, que quien más contamine sea quien más pague. Ya existen excepciones para coches eléctricos en los peajes que quedan; generalizarlo no solo cumpliría con este principio, sino que, además, incentivaría la electrificación del parque automovilístico español, un proceso que está costando más de lo previsto hace unos años. También incentivaría, si las empresas consideran que los peajes encarecen demasiado sus costes logísticos, que buscaran alternativas más ecológicas a los camiones pesados.
El pago por uso de las autopistas es una necesidad: es más justo, más eficiente, más ecológico y, históricamente, las autopistas de peaje han estado mejor mantenidas que el resto, lo cual reduce los accidentes.