La inteligencia artificial ha dejado de ser un concepto de ciencia ficción para convertirse en el motor de una revolución silenciosa en cómo aprendemos y trabajamos. ¿Realmente entendemos su potencial más allá de ser una mera rama de la informática? En una entrevista en ON IA, Iván López, vicepresidente de Odilo,  desgrana el papel transformador de la IA en la educación corporativa y despeja las dudas sobre los mayores temores que la rodean. En la conversación se abordan los dilemas éticos como la responsabilidad ante un error algorítmico, la lucha contra los sesgos en los datos históricos y el delicado equilibrio entre la innovación y la protección de los derechos fundamentales. 

¿Qué es para usted la inteligencia artificial?
Simplificando mucho, no es más que una rama de la informática. Y básicamente lo que hace es crear sistemas capaces de realizar tareas que normalmente requieren inteligencia humana como el aprendizaje, el razonamiento, la percepción y sobre todo la comprensión del lenguaje y la toma de decisiones. Hasta ahora, no éramos capaces de reproducir de una manera automática todos estos procesos.

La IA es una simulación de procesos cognitivos humanos por parte de máquinas

De una manera muy técnica es una simulación de procesos cognitivos humanos por parte de máquinas. Al final, estas máquinas utilizan algoritmos y modelos matemáticos que aprenden de datos y reconocen patrones. Y esto lo hace que pueda adaptarse a diferentes situaciones y darnos contextos diferentes e información en función de los inputs de entrada que tiene.

¿Cuáles son los principales usos diarios que hacen de la tecnología en Odilo?
En Odilo, nos centramos en ayudar a las organizaciones a transformar el talento en ventaja competitiva. Somos una empresa basada en la formación en EdTech y utilizamos la inteligencia artificial para ser capaces de ofrecer a cada uno de los empleados o de los estudiantes contenidos y experiencias formativas a medida para ellos. Esto es importante, porque al final no se trata de hacer cursos y obtener muchas certificaciones, sino de cómo vamos a poder aplicar lo que realmente aprendemos. Y hay muchas maneras de aprender, las personas aprenden de diferente manera, unos de una manera más lineal y otros de una manera más gráfica o auditiva.

¿En qué puntos han detectado más dificultades en toda esta transición y aplicación de la inteligencia artificial?
Cuando introduces inteligencia artificial es difícil demostrar el valor inmediato, pero la realidad es que nos permite hacer cosas que antes hacíamos y nos llevaban mucho tiempo. A través de la inteligencia artificial en el área de aprendizaje, podemos acomodar la formación de una manera que sea mucho más amigable, que sea más atractiva y que enganche.

Podemos acomodar la formación de una manera qeu sea mucho más amigable

Porque al final, una gran preocupación tanto para el usuario, el estudiante, el empleado, como para las compañías es si realmente todo lo que estoy haciendo y la introducción de inteligencia artificial me está ayudando a tener una mayor adopción. En el área de formación es difícil demostrar el retorno de la inversión, porque una institución invierte en sus alumnos y empleados, pero cómo voy a demostrar que toda esa inversión que he hecho en una nueva manera de aprender me está repercutiendo a nivel corporativo. 

¿Las empresas adoptan la IA de forma proactiva o de alguna forma se ven empujadas por la situación general?
Efectivamente, aquí hay dos mundos. Por un lado, las empresas que ya proactivamente están buscando cómo potenciar el uso de inteligencia artificial y las que se han visto un poco atropelladas por el camino. Al final, la realidad es que en ambos mundos el uso de la inteligencia artificial está aquí, está con nosotros y no solamente en ámbito de la formación, sino en muchos ámbitos a nivel laboral.

El camino que está dando mejores resultados, precisamente, es el de preparar a los empleados para utilizar estas herramientas de inteligencia artificial y a su vez poder controlar dónde está la información. ¿Qué es lo que yo necesito proveer a mis empleados dentro de una compañía para poder mejorar su rendimiento? La inteligencia artificial nos convierte en un superempleado que nos permite dedicarnos a otra acción más de valor. 

¿Cuál es su opinión sobre el pensamiento de muchas personas que la IA te puede quitar el trabajo?
Se ha puesto de moda el concepto de FOBOT (Fear of Better Options), que básicamente quiere recoger el miedo a quedarse obsoleto. Pasa mucho en algunos colectivos donde se ven que, si no se ponen al día, no van a poder estar al mismo nivel que los trabajadores usuarios de la inteligencia artificial. La responsabilidad está aquí en preparar efectivamente a todos estos colectivos de una manera consciente, programada y que tenga un resultado medible para todos. 

¿Hasta qué punto entiende que la IA puede replantear o redefinir el concepto de aprender? 
Para mí ya lo ha cambiado, es decir, antiguamente y cuando digo antiguamente es antes de ayer. El concepto de aprender era más lineal y más tradicional, buscaba el mejor contenido, buscaba y me leía un ebook completo de ciberseguridad para entender exactamente qué es lo que quería hacer. Ahora, y es algo que se ha democratizado, todas las personas utilizan, en mayor o menor medida, la inteligencia artificial para buscar más contenido concreto.

Todas las personas ya utilizan la IA para buscar más contenido concreto

No tienen esa visión tan holística y tan global de todo ese contenido, pero sí que buscan una ejecución más exacta de lo que se necesita. Y esto ha transformado todo el universo de los contenidos y los cursos. Porque de nuevo buscamos que (los contenidos) se adecuen más a nuestras necesidades, que sean más a medida. Todo este volumen de información, de datos y aprendizaje a medida solamente nos permite hacerlo en un tiempo acotado, con unos costes acotados y mediante el uso de inteligencia artificial.

¿Qué papel cree que deben jugar las administraciones en todo este relato? 
Pues creo que es importante que las administraciones, de un modo activo, vigilen, midan y regulen, en su justa medida, cuál es el uso que se da a  toda esta información. En Europa hay algunos que son más permisivos y otros más regulatorios. Creo que es importante buscar el equilibrio y, sobre todo, garantizar la confidencialidad de los datos. ¿De dónde surgen estos datos? ¿Cómo se están utilizando? ¿Cuál es la privacidad que se está haciendo de ellos?

Y por eso, nosotros en Odilo, por ejemplo,  generamos contextos privados para nuestros clientes. Sus datos siempre están encapsulados para ellos. Podemos utilizar contenido externo del cliente, pero buscamos que sea un contenido de seguridad. Y además, aquí se plantean diferentes dilemas, dilemas éticos, que es, efectivamente, si toda esa información en algún momento puede crear sesgo o discriminación, porque al final los algoritmos aprenden datos históricos. ¿Pueden estar generados estos datos históricos por género, raza o clase social?

Precisamente, el siguiente ámbito de la conversación iba a tratar de ética. ¿Cómo interpreta el debate entre el uso ético de la inteligencia artificial con la protección de los derechos fundamentales del usuario? 
La idea y el deber de todas las empresas que utilizan inteligencia artificial, bien para uso propio o para proveer a terceros, es garantizar que los datos y las decisiones que genera esta inteligencia artificial sean justas y no produzcan perjuicios. Eso, al final, se realiza mediante los distintos proveedores de las tecnologías de inteligencia artificial que cumplen con la regulación y con la privacidad y vigilancia. Al final, es hasta dónde llega el derecho a la privacidad frente al interés empresarial o estatal.

El deber de todas las empresas que utilizan la IA es garantizar que las decisiones sean justas y no produzcan perjuicios

Pues hay que definir efectivamente, y se define, y en Odilo tomamos especial cuidado en la responsabilidad y la toma de decisiones. ¿Si un sistema de inteligencia artificial comete un error como un diagnóstico médico, quién es el responsable? ¿Es el programador, el proveedor o la empresa? Entonces creo que cada uno debe tener su capa de responsabilidad. En Odilo, nos aseguramos que la información que proveemos venga de fuentes fiables, eso es muy importante.  Al final nos dedicamos a la formación y lo importante en la formación es saber lo que compartes.

¿Cuáles son los sectores con los que más trabaja Odilo y, a la vez, dónde observan que hay más posibilidades de negocio en el futuro?
Trabajamos prácticamente en todos los sectores. Tenemos dos grandes áreas. Una es la parte de educación en universidades y colegios. Estamos desplegados en diferentes países y trabajamos para entidades, gobiernos y otras administraciones públicas. Nuestro otro gran ámbito de negocio es el corporativo, especialmente en telecomunicaciones, banca y seguros, que son grandes consumidores de información. Ya no se trata tanto de hacer grandes certificaciones de 300 horas, sino que la demanda es más de tener microaprendizajes que se puedan aplicar de una manera práctica.