El presidente de China, Xi Jinping, ha reivindicado la "influencia y atractivo internacional" de la Organización de Cooperación de Shanghái en una cumbre en Tianjin que reúne a una veintena de líderes eurasiáticos, entre ellos, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, y el presidente de la India, Narendra Modi.

Según un comunicado del gobierno chino, Xi ha defendido "intensificar la alineación" económica de la región a través de la Nueva Ruta de la Seda y la cooperación en "inteligencia artificial". En un contexto de tensión con los Estados Unidos de Donald Trump, el líder chino también ha reclamado un bloque de oposición a "las prácticas de acoso" y "la mentalidad de la Guerra Fría", así como dar apoyo al "sistema comercial multilateral".

Esta alianza tecnológica, anclada en un acercamiento político más amplio, busca crear un polo innovador alternativo y reducir la dependencia de tecnologías y proveedores occidentales. Los esfuerzos conjuntos, impulsados por acuerdos intergubernamentales y la colaboración entre los grandes centros de investigación nacionales de ambos países, abarcan un espectro tan amplio como controvertido. Las áreas de cooperación se pueden agrupar en tres ejes principales:

-Investigación y desarrollo: Institutos de élite como la Academia China de Ciencias y su homóloga rusa están trabajando de manera conjunta en el avance de algoritmos de aprendizaje automático (machine learning), procesamiento de lenguaje natural (PLN) y visión por computador. El objetivo compartido es alcanzar avances pioneros en la ciencia básica que después puedan ser aplicados para usos civiles y militares.

-Aplicaciones de seguridad y defensa: Este es, sin duda, el capítulo más sensible y que más atención genera en los cuarteles generales de la OTAN. Los proyectos concretos se centran en el desarrollo de sistemas autónomos, tecnologías de reconocimiento facial y de imágenes para satélites, ciberseguridad y plataformas de vigilancia masiva. Estas herramientas aumentarían significativamente las capacidades de monitorización y control de ambos regímenes.

-Implementación industrial y civil: Paralelamente, se buscan sinergias en sectores económicos clave. Colaboran en proyectos de energía inteligente, logística automatizada, sistemas de transporte urbano y la digitalización de la industria pesada rusa con tecnología china.

La aproximación entre China y Rusia en IA no es casual. Se desarrolla bajo la sombra de las sanciones económicas occidentales contra Rusia y la guerra comercial y tecnológica entre Washington y Pekín. Ambos países comparten la voluntad estratégica de crear ecosistemas tecnológicos autónomos que los liberen de la dependencia de chips, software y plataformas occidentales. A pesar de la fuerte voluntad política, la alianza enfrenta obstáculos no menores.

Los dos países mantienen tradiciones científicas y ecosistemas tecnológicos diferentes, con estándares y protocolos que no siempre son fáciles de armonizar. Además, en el fondo, persiste una cierta desconfianza histórica y una natural competencia por la influencia en regiones como el Asia central. El éxito de esta colaboración dependerá, en última instancia, de la capacidad de superar estas barreras y convergir sus intereses, a menudo paralelos, pero no siempre idénticos, en un proyecto tecnológico común que desafié la hegemonía occidental.