La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha analizado el proyecto normativo por el cual se incorpora al ordenamiento jurídico español el Reglamento de la Unión Europea sobre los productos sanitarios para diagnóstico. Y, en esta línea, abre la posibilidad de abrir el mercado de venta de este tipo de autodiagnósticos, como el test de embarazo o covid, en los supermercados y no restringirlo en el ámbito de las farmacias.

Así pues, la CNMC argumenta que "el mercado de los medicamentos y productos sanitarios es un mercado fuertemente intervenido para proteger la salud. Dentro de estos límites, la normativa sectorial atribuye a la competencia un papel clave para estimular la innovación y racionalizar el gasto público". Además, también se pregunta si no sería necesario que el mercado en línea también lo regulara y ampliara sus opciones.

Por todo ello, la CNMC asegura que es posible hacerlo, ampliando el marco de exigencia en estos nuevos establecimientos o puntos de venta: "Con una licencia previa de funcionamiento de instalaciones y licencia de importación. Además, habría que facilitar la renovación de las licencias a través de una declaración responsable en lugar de un nuevo proceso completo de autorización", argumenta el organismo.

Los farmacéuticos argumentan el no

Una propuesta que ya ha recibido la negativa del sector farmacéutico y argumentan el porqué. Antoni Torres, presidente de la Federación de Asociaciones de Farmacias de Catalunya (FEFAC), admite que el objetivo de la CNMC siempre es buscar el beneficio del consumidor, "como hacen con los bancos, pero en la salud, el argumentario solo del precio y los intereses en él de cara al consumidor, no puede ser lo único", en declaraciones para ON ECONOMIA.

Así pues, desde FEFAC aseguran que hace años que lo están intentando, pero se olvidan de que estos productos, como los tests o las pruebas, "no son productos banales". Torres recuerda que "cuando hablamos de salud, lo más importante no es el precio y la competencia, sino el resultado en salud y por esta razón también, por ejemplo, las farmacias no podemos hacer abonos de productos si la persona no lo quiere una vez comprado". La conclusión para ellos es clara: "Se puede entrar en un mercado competitivo para ganar un ahorro de 50 céntimos, pero con qué consecuencias?".

Desconocimiento de las pruebas

En salud, las pruebas diagnósticas de cualquier tipo siempre se entienden como una pieza más y necesaria para decidir un diagnóstico o bien para indicar un conjunto de acciones a realizar o no por la persona. Aquí el apoyo y aportación de información tiene que ser profesional, dado que son múltiples las circunstancias personales que pueden hacer variar la información cuando se entrega. Torres subraya que el desconocimiento que hay en cómo simplemente "presentar una prueba de excremento o cuando es útil hacerse una prueba de embarazo" es muy grande. Así pues, hace falta una información sanitaria previa para el paciente final y la farmacia se convierte en "un servicio esencial".

Además, desde FEFAC se recuerda cómo este planteamiento ya se dio durante la covid y no prosperó: "Hicieron una apuesta para venderlos en las grandes cadenas de supermercado y el Gobierno lo desestimó. De entrada, si un producto sale defectuoso, la capacidad que tiene el sector farmacéutico para retirarlo en horas de la cadena, no lo tienen el resto de sectores. También por la garantía de calidad y, sobre todo, por la conservación, aspectos con respecto a la seguridad. En último término, la equitación que da una farmacia, asegurando que en cada municipio hay una o a 15 minutos si está fuera del municipio donde vive una persona. Con las grandes cadenas, eso no pasa", concluye Torres. Así pues, el 98,8% de la población té como mínimo una farmacia a su población o a menos de 15 minutos.