Las criptomonedas son uno de los fenómenos de mayor calado de la última década. Estos activos, que para muchos han sido una fuente de fortuna, mientras que para otros han sido un pozo sin fondo, llegaron hace más de 13 años con el objetivo de revolucionar el sistema financiero. Los criptoactivos, lejos de su faceta más conocida que es la arraigada a la inversión, nacieron con el propósito de cambiar las finanzas tal y como las conocemos.

En 2009, una persona o un grupo de personas con el seudónimo de Satoshi Nakamoto crearon el Bitcoin, la primera criptomoneda de la historia. En aquel momento nadie podía imaginar el calado que ha tenido este activo y lo mucho que ha generado no solo en el sector, sino en el mundo de las finanzas. El primer ‘boom’ de las criptomonedas se dio entre 2016 y 2018, cuando el precio del Bitcoin comenzó a emerger. Tras ello, se estancó, hasta que, a finales de 2020, el Bitcoin comenzó a entrar en las vidas de los inversores. En ese momento, el mundo de las criptomonedas dio un paso adelante, y fue cuando comenzó a ganar adeptos.

Un sector desconocido para muchos

Pese a ello, y contando con la creciente adopción de las criptos que ha habido, hay ciudadanos que no entienden qué son, para qué sirven, o el porqué de que generen tanta controversia, entre las muchas dudas. Lo cierto es que se trata de un mundo amplio. Hay expertos que asumen que todavía no sabemos el calado real de las criptomonedas. Es por ello por lo que es conveniente saber que son estos activos, por qué son tan apreciados y odiados a partes iguales, y los principales aspectos de un sector de apenas 14 años de vida.

Las criptomonedas son activos digitales que emplea cifrado criptográfico. Esto sirve para garantizar su titularidad, evitar copias y controlar el número de activos que hay en el mercado. Las criptos nacieron con la esencia de ser activos independientes. No son emitidos ni por un país, ni tampoco por una entidad bancaria. Fueron creados para agilizar las transacciones y eliminar a los intermediarios. En definitiva, el objetivo es que las personas tuvieran la tutela de su dinero en todo momento.

¿Qué tecnología usan las criptomonedas?

Los criptoactivos usan una tecnología denominada blockchain, o cadena de bloques. Para muchos expertos, el verdadero valor de estos activos reside en la potencia tecnológica que tienen. De hecho, hay bancos que están perfeccionando la tecnología blockchain porque consideran que puede ser crucial en las finanzas del futuro. La cadena de bloques es un mecanismo que permite compartir información transparente dentro de una red. Básicamente, la información que se almacena en un bloque puede ser transferida a otro bloque a través de una red que conecta a varios bloques.

De esta forma, al hacer una transacción, la cadena de bloques permite acumular la información y trazar una huella digital que es imborrable. Así se puede conocer el paradero del dinero, en qué se hizo una transacción, o por quién. La utilidad de todo esto está en la complejidad que existe para eludir la cadena de bloques. Con la tecnología blockchain, el lavado de dinero o las transacciones sospechosas de delitos financieros podrías reducirse.

¿Cómo y quién crea las criptos?

El proceso conocido como minería o minado de criptos permite introducir nuevos bloques a la cadena de bloques. Es decir, la minería permite ‘crear’ nuevas criptomonedas a partir del uso de la potencia informática, conocida como ‘hash’. Con varios ordenadores de gran potencia se trazan algoritmos que terminan siendo criptomonedas.

Cabe destacar que los criptoactivos no son físicos, sino que se acumulan en carteras digitales. El mayor problema que implica la minería de activos electrónicos es que consumen mucha energía. No todo el mundo puede minar, tanto por capacidades informáticas como por la económica. Los mineros, que son quienes ‘crean’ las criptos, reciben como recompensa criptomonedas.

Las billeteras digitales son fundamentales

Estos activos, por su condición de electrónicos, se guardan en las billeteras digitales, también conocidas como wallets. Este término no es propio de las criptomonedas, ya que hay bancos que permiten introducir una tarjeta bancaria en la wallet de un teléfono móvil.

Las carteras digitales sirven para guardar las criptomonedas que previamente has comprado. Básicamente, permiten al inversor tener la tutela de su dinero y saber qué cantidad tienes. Con ellas puedes transferir criptomonedas del mismo modo que puedes recibirlas. Las wallets se crean en páginas especializadas, que suelen ser plataformas de exchange.

Un exchange de criptomonedas “es el punto de encuentro donde se realizan los intercambios de estas a cambio de dinero fiat o de otras criptos”, tal y como describen en Bit2Me. Al fin y al cabo, es en estas plataformas donde un usuario puede entrar y comprar sus criptomonedas a cambio del precio que marque el mercado, que como en cualquier activo, variará en función de la oferta y la demanda.

El Bitcoin no son las criptomonedas

Una de las cuestiones básicas es entender que bitcoin no es sinónimo de criptomonedas, sino que el Bitcoin es una criptomoneda. Se trata del primer activo electrónico que se creó, además de ser el más valioso del mercado. Por su calado, precio, número de inversores… varias personas asumen que el Bitcoin son las criptomonedas. Realmente hay tasaciones que ubican en 10.000 el número de activos electrónicos en todo el mundo. Es decir, junto al Bitcoin, hay otras más de 9.000 criptomonedas que un usuario puede tener.

¿Puede haber una reducción de Bitcoin en el mercado? Cuando Satoshi Nakamoto crea el Bitcoin lo hace dejando claro que es un activo finito. Un día habrá un límite de bitcoin y no se podrán crear más. Cada cuatro años se da un proceso conocido como ‘halving’. Este proceso lo que hace es reducir a la mitad el número de Bitcoin que se recibe con cada bloque minado. Esto hace que el mercado cuente con menos activos, lo que, según la teoría, mantendría una demanda elevada, evitando así que haya inflación. La intención de Nakamoto era hacer del bitcoin un bien limitado, lo que a la larga podría acrecentar el precio del Bitcoin.

Un año difícil para el sector 

Habiendo pasado cerca de 14 años desde la creación del Bit, el mundo de las criptos ha crecido exponencialmente. El presente ejercicio está siendo complejo. Pues los activos electrónicos, por su calado en el entorno financiero, también muestra vulnerabilidad a las variaciones macroeconómicas. Al mismo tiempo, una de las características intrínsecas de las criptomonedas es su volatilidad. Se trata de activos cambiantes, los cuales son más susceptibles que una acción de una empresa, una divisa, o cualquier otro activo de inversión.

Su adopción viene siendo creciente, aunque el público que más interés muestra por estos activos es mayoritariamente joven. Aún ello, varias compañías y Gobiernos han mostrado interés sobre ellas, bien para regularlas o bien para adoptar su potente tecnología.

Actualmente, son activos que no gozan de un marco regulatorio global. Pese a ello, varios países han comenzado a cercar a las criptomonedas, algo que mejoraría el sector y le dotaría de mayor credibilidad.