Los problemas siguen creciendo en el mundo de las criptomonedas. El que hasta hace escasos 12 meses era uno de los entornos más prósperos y rentables para los inversores, se ha convertido en el infierno de muchas personas que, por motivos ajenos o intrínsecos del sector, han perdido su dinero. A escasos días para finalizar el año, la única certeza que hay en el entorno criptográfico es que los activos electrónicos cerrarán el peor ejercicio de su corta historia.

Los bitcoin, ethereum, cardano…han vivido la peor cara de la economía. Una de las conclusiones que se puede extraer de la situación actual es que las criptos, lejos de su esencia, muestran mayor susceptibilidad a las variaciones económicas clásicas tales como una subida de tipos de interés. De hecho, Alberto Fernández, profesor del programa especializado en Blockchain e Innovación Digital del IEB, cree que “los factores económicos externos, entre los que se encuentra la subida de tipos, han contribuido aún más a la caída” que los propios descalabros del sector.

FTX y LUNA, los desastres del sector

FTX ha puesta la puntilla al mercado de las criptomonedas. Si la situación venía siendo compleja para estos activos, la quiebra de la empresa exliderada por Sam Bankman-Fried ha dejado al descubierto la fragilidad financiera de algunas compañías del sector. Javier Castro-Acuña, Business Controller de Bitnovo, cree que “el sector cripto ha sufrido los problemas del mundo tradicional, las malas prácticas de unas pocas empresas cripto que dejan aún más al descubierto los problemas de la centralización”.

El hundimiento de la empresa con sede en Bahamas ha puesto patas arriba al sector cripto. Varios inversores han huido del mercado por temor a que les pase lo mismo que a los clientes de FTX. La susceptibilidad ha crecido exponencialmente. A cada notificación que dan las empresas cripto, las alarmas se encienden en el mercado. Y es que, además de la de FTX, en mayo de este año tuvo lugar la caída de LUNA, una de las criptomonedas más asentadas del entorno criptográfico. El colapso de este proyecto tumbó a TerraUSD y a varias plataformas que se apoyaban en dicho activo.

Alberto Fernández, profesor en IEB, cree que estos dos son los únicos desastres a reseñar en el sector cripto en 2022. Suficientes para ver una depreciación en el bitcoin del 62% desde comienzos de año, o una caída del 66% del ethereum. Las dos criptomonedas mas valiosas del mercado han sucumbido tanto a los “desastres” del sector como a la presión inflacionaria, la cual ha provocado la oleada de subidas de tipos que estamos viviendo.

¿Hay alguna lectura positiva tras FTX?

Al hilo del descalabro de FTX, Javier Castro-Acuña, Business Controller de Bitnovo, cree que “las retiradas masivas de exchanges que se han dado tras la quiebra de la compañía, son positivas”. Para el directivo, el hundimiento de FTX pone de manifiesto un problema que varios inversores venían señalando. Y es que, “si no tienes claves privadas de tus activos, realmente no los tienes”, tal y como señala Javier. FTX ha dejado un agujero de 8.000 millones de dólares, según diversas investigaciones, y las inversiones de los clientes en el limbo. Los consumidores no tenían custodia sobre sus activos, algo que, entre otras cosas, ha provocado este problema.

Lejos de todo lo negativo que ha generado el hundimiento de la criptoplataforma de Sam Bankman-Fried, se pueden hacer varias lecturas positivas. Y es que el bitcoin, el ethereum…como el resto de activos, han seguido funcionando de la misma forma. SI bien es cierto que la valoración ha caído en picado, la tecnología sigue siendo potente. Javier Castro-Acuña, Business Controller de Bitnovo, cree que “la cadena blockchain siempre ha pesado más que la inversión, y en ese sentido, las redes continúan creciendo y mejorando”.

¿Cuál es el futuro de las criptomonedas?

Es por ello por lo que los expertos aseguran que el futuro pasará por la tokenización. “En 2023, es probable que las criptomonedas sigan cambiando el panorama financiero”, asegura Alberto Fernández, profesor de IEB. Pese a que la realidad actual es negativa, el de las criptos, es un sector muy joven que sigue en constante cambio. Lo endebles que son algunas plataformas, o la falta de liquidez que algunas criptoplataformas están experimentando, son muestras de que el trabajo humano quizás no está siendo el correcto. Es cierto que la volatilidad intrínseca de las criptos puede jugar malas pasadas, pero el buen funcionamiento de una empresa no depende de la valoración de un activo.

En ese sentido, tanto inversores, como expertos, hacen hincapié en la necesidad de una norma regulatoria. Quizá ese puede ser el escudo que los clientes de cualquier empresa necesiten, y, sobre todo, puede ser un motivo por el que confiar en un sector que, hoy por hoy, cuenta con bastantes detractores y que está más en entredicho que nunca.

Está por ver si 2023 será mejor año para los activos electrónicos. Subidas de tipos, una regulación internacional, surgimiento de nuevos proyectos, asentamiento de los ya presentes…son algunos de los retos a lo que el mercado de las criptos debe enfrentarse. Lo que sí parece claro es que las criptomonedas, o al menos su tecnología, han venido para quedarse.