El juez de la Audiencia Nacional José Luis Calama ha procesado a dos responsables de la filial en España de la empresa argentina Generación Zoe como presuntos líderes de una estafa piramidal gestada en torno a las inversiones en criptomonedas. Ambos directivos, los hermanos Daniel y Camilo Paterna, consiguieron captar hasta 4 millones de euros, entre 2010 y 2011, provenientes de inversores privados que captaban por redes sociales y reuniones. Les ofrecían inversiones con una alta rentabilidad, a través de membresías de tres años tras una inversión inicial. Quienes introducían a un nuevo inversor se llevaban un 20% de beneficio respecto a la inversión de la nueva incorporación.
Pero los inversores no consiguieron el retorno de las inversiones ni mucho menos la rentabilidad prometida. Los casi cuatro millones de euros presuntamente captados no fueron a parar a ninguna inversión "para garantizar la devolución con intereses a sus aportantes", sino que, según el juez, se destinaron a publicidad y marketing para captar más inversores, pero también a la adquisición de inmuebles y coches de alta gama de los presuntos líderes, además de reintegros de efectivo y compras con tarjeta, según informe Efe. Es más, según el juez, parte de estos fondos han ido a parar a Andorra o Estonia, en algún caso tras conocer que se estaba llevando a cabo una investigación sobre su estructura delictiva.
El magistrado de la Audiencia Nacional ha investigado desde 2022 si se cometieron una serie de delitos a través de la mencionada empresa Generación Zoe, que ha llegado a protagonizar un documental y cuyo líder en Argentina, Leonardo Cositorto, fue condenado a 12 años de prisión por fraude financiero que incluyó uso de criptomonedas, y tiene varias causas pendientes.
En España, el titular del Juzgado Central 4 de Instrucción ha propuesto juzgar también a casi una veintena de personas por presuntos delitos de organización criminal, continuado de estafa y blanqueo, entre los que figuran sus líderes en España, los hermanos Daniel y Camilo Paterna.
Inversiones incumplidas
Uno de los inversores explicó que había conocido el proyecto por las charlas de ponentes a quienes habían cambiado la vida a través de inversiones de esta empresa en minas de oro en Brasil o Argentina, el sector inmobiliario, alquiler de jets privados o, en España, gasolineras, dietética o gimnasios. Una vez invertida la cantidad inicial y obtenidos los primeros beneficios, las retribuciones prometidas pasaban progresivamente a ser omitidas y finalmente, tampoco se restituían las cantidades invertidas.
En realidad, lo que hizo la trama "fue utilizar una parte del dinero obtenido de los inversores para entregarlo a otros inversores anteriores en pago de los altos intereses convenidos, lo cual generaba una gran confianza en ellos acerca de que su inversión era segura y muy rentable", lo que incentivaba a invertir más y permitía captar más personas atraídas por los "grandes beneficios casi inmediatos".
El negocio subraya el juez, "era una mera simulación", en el que se llegó a publicitar, en junio de 2021, que Generación Zoe España se había hecho con la gestión del Club Atlético Saguntino.
El juez no duda de que se trató de un negocio piramidal con todos los ingredientes: captación de capitales, ausencia de actividad de inversión alguna, pago de las deudas contraídas con los clientes con el mismo dinero invertido por estos, en el caso de que renueven su inversión y sigan vinculados, y con el aportado por nuevos clientes; y un negocio que carece de racionalidad económica y lleva implícito su fracaso o colapso. "Generación Zoe no destinaba el dinero recibido a inversiones con las que generar beneficios y satisfacer sus obligaciones, sino que inmediatamente canalizaba todo el capital recibido a otras mercantiles", apunta.