El precio de la leche no para de subir en los últimos 12 meses y, a pesar de no alcanzar incrementos tan desorbitados como el aceite, también se ha convertido en uno de los productos de primera necesidad que ha experimentado una fuerte subida este año. Así pues, ya acumula un aumento del 15%, según las últimas del IPC si nos fijamos en el apartado de los índices nacionales por subtasas.

Por delante, a modo de ejemplo tiene la patata que se sitúa en el 18%, pero esta ha experimentado una bajada en el último mes del -3,3%. En cambio, la leche de forma constante no para de subir, un 0,3% en estos últimos treinta días. El hecho de que la leche suba es más problemático que otros productos, como pueden ser los zumos de fruta vegetales (17,1% en el acumulado anual) o las salsas (15,4%). Esta constituye una fuente nutricional más indispensable en nuestra dieta y también forma parte de una cadena de valor económico para nuestro país donde peligra su estabilidad.

Desaparecen los ganaderos

De entrada, hay que entender las razones: "El aceite y la leche, las razones por las que se producen esta subida de precios son diferentes", sostiene Fernando Ortega, Presidente de la Comisión de Industrias Agroalimentarias del Colegio de Ingenieros
Agrónomos de Cataluña y Senior Advisor y Consejero independiente de empresas del sector agroalimentario
, argumenta la causa principal: "En el caso de la leche hay un problema de rentabilidad de las explotaciones. A los ganaderos les ha subido los costes como el combustible, el pienso, entre otros. Ya iban muy justos y la valorización de la leche como tal es escasa y ahora ha hecho que muchas instalaciones se hayan abandonado". De hecho, en toda España se han contabilizado 66 granjas ganaderas ligadas a la producción de leche que han abandonado su actividad en el último año 2022, que se suma a un 35% de las granjas de leche que han cerrado en los últimos seis años. Y otro dato preocupante: España ha pasado este 2023, por primera vez en su historia, a importar más que exportar leche. Concretamente, la mayoría llega desde Francia, ya que no es suficiente para el consumo demandado. La partida destinada a alimentación, que se calcula que supone el 60% de los costes de producción, ha crecido un 36% desde el 2021, y ha pasado de 18 céntimos por litro de leche hasta los 24,50 céntimos de euro.

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Fernando Ortega,  Senior Advisor y Consejero independiente de empresas del sector agroalimentario

Un estudio difundido por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) expone que el total de ganaderos dedicados al vacuno de leche en España entre el 2018 y el 2022 se redujo un 22%. A finales del año 2022, en el país se contaba con 11.765 profesionales, hecho que supone una pérdida de 3.281 trabajadores del vacuno de leche con respecto al mismo periodo del 2018. La cornisa cantábrica concentraba en el 2022 el 79% del total de ganaderos de vacuno de leche en España, cifra que se dividía entre Galicia (56%), Asturias (13%), Cantabria (8%) y el País Vasco (2%). La siguiente área con más concentración de profesionales era Castilla y León, con el 7% del total. Precisamente, el retroceso mayor pasó en Galicia, donde el número de ganaderos con entregas bajó entre el 2018 y el 2022 a un total de 1.710 profesionales. Eso se traduce en una caída del 21% y un escenario que pasó de 8.219 ganaderos a 6.509.

Demasiado peso de la leche líquida

A pesar de todo, hay otras motivaciones que explican el fenómeno de la subida de precios. Lo explica Ortega: "A nivel de consumo, el 95% es de leche líquida, aquí hay poco valor añadido o margen para hacer cosas con ella. Como sí pasa en otros países con el juego que dan a la mantequilla, el queso u otras grasas donde el valor de la cadena es mayor". El pasado 2021, España se convirtió en el segundo mayor productor de leche para consumo de la Unión Europea, según los datos que se desprenden de la estadística publicada por la oficina de Eurostat. El 15% de la producción total comunitaria procede de España y este porcentaje solo es superado por Alemania, que produce hasta el 20% de la leche para el consumo de la Unión Europea. En el 2021, España produjo 3.976,82 toneladas de leche para consumo, cerca de las 4.739,69 toneladas de origen alemán. El país germano también está al frente de la producción de mantequilla, queso y otros derivados lácteos. Estas cifras, se prevén que acaben siendo muy diferentes en el cierre del 2023, pero la tradición de liderar la producción de leche líquida únicamente tampoco favorece abrir mercado.

La presión de los distribuidores

En último término, el profesor y especialista en políticas agroalimentarias, Fernando Ortega, apunta a la distribución: "La que consideramos como moderna y propia de los supermercados mantienen la leche como producto gancho y, a pesar de abrir otras vías, como la leche con más proteína o la vegetal, todavía es demasiado incipiente delante de la de vaca. Y volvemos al tema de leche líquida: no se han impuesto en España, leches de alta calidad, todavía continuamos con leches muy estandarizadas. Si eres un producto gancho, no te dejan subir precio, las centrales lecheras no pagan y las personas terminan y dejan sus instalaciones". Así pues, mientras el aceite viene dado por mala cosecha y sus expectativas y hace que haya una tensión en el momento actual, de enlace entre temporadas de aceite, la leche tiene un problema de fondo más arraigado. Los ganaderos de Galicia, donde se genera más del 40% de la producción de leche de vaca en España, dejarán de ingresar cerca de 200 millones de euros en el 2023 por los nuevos contratos de leche ofrecidos. Y la media de descenso de ingresos por explotación es de 37.700 euros, hecho que supone un total de 198 millones de euros entre en marzo y en diciembre de este año. Una realidad diferente a la del aceite, pero que acaba impactando por igual en el precio de venta final.