De Sílvia Bach (Barcelona, 1975) se pueden destacar muchas cosas, desde que es triatleta hasta que habla 7 idiomas y ha vivido en 7 países distintos. También que ha estado muchos años vinculada al sector de la moda, en el cual ha trabajado en las empresas más importantes del mundo, pero hace cinco años y medio pasó a liderar Motocard, en un sector mucho más masculinizado. Quizá por eso, el año pasado, cuando entró en el pleno de la Cambra de Comerç de Barcelona, asumió la presidencia del Observatori Dona, Empresa i Economia de la Cambra, que lucha por poner en valor a la mujer profesional, emprendedora y empresaria en el mundo económico actual.

En marzo, el observatorio que usted preside presentó un informe que constataba que la presencia de mujeres directivas se ha estancado en los últimos años, en el 24,3%. ¿Por qué se ha producido este estancamiento?
Hay muchos factores y muchos obstáculos. Es muy feo decirlo, pero lo que pasa es que las mujeres durante muchos años hemos sido ciudadanas de segunda división. Hace ya muchos años que hemos entrado en el mundo laboral, estamos plenamente formadas, pero nos cuesta mucho crecer. Y el gran hándicap es que quienes toman decisiones son los hombres. Para que nosotras podamos crecer, alguien tiene que dar un paso atrás, perder una serie de privilegios. Casi todas las empresas están dirigidas por hombres, y cuando llegan a esos cargos y pueden promocionar personas, no es que rechacen promocionar mujeres, pero se encuentran que siempre han trabajado con hombres, que a lo largo de su carrera, sus contactos, su networking, son hombres, y para ellos es mucho más fácil promocionar hombres. Y luego también hay un estigma, que es muy feo, y es que da mucho miedo pensar “ostras, esta mujer se casa, y se quedará embarazada”. Y hay como mucho miedo de pensar que estará unos meses fuera y “me dejará colgado en este proyecto”. Son mentalidades que se tienen que cambiar.


Otra de las conclusiones del informe era que aproximadamente la mitad de las empresas no tienen un plan para promover la presencia de mujeres en sus cúpulas. ¿Por qué no se impulsan?
Creo que ya se ha hecho un poco el check. Se ha implementado el plan de igualdad y parece que ya no tenemos ningún problema, que las empresas ya han hecho lo que tenían que hacer y ya está. Y cuesta mucho aceptar que las empresas tenemos un problema en este sentido. A mí me gustaría positivarlo. Tienes el 50% del talento de tu empresa, que son mujeres, las formas, les dedicas tiempo, crecen y por el camino las pierdes. Nos cuesta a todos encontrar talento y, en cambio, no las acompañamos para poder aprovechar ese talento. Y acabamos teniendo mujeres dirigiendo con una profesionalidad brutal, pero no estamos acostumbrados al liderazgo femenino. Muchas mujeres nos sentimos juzgadas porque no dirigimos de la misma forma que puede dirigir un hombre.

Retrat a Sílvia Bach / Foto: Irene Vilà Capafons

Dice que las empresas ya han hecho el check del plan de igualdad. ¿No son efectivos los planes de igualdad?
El plan de igualdad funciona, pero no se ha explicado. Lo hemos hecho, mejor o peor, pero es un trámite administrativo. Nos falta formación, nos falta entender, nos falta explicar, comunicar. Dentro de las empresas, si tú preguntaras a los trabajadores, a los directivos, a los cargos intermedios, a la dirección, te dirían que ya se ha hecho el trabajo, pero no sabrían explicarte qué trabajo. Y por eso muchas veces pasa que se sienten amenazados o atacados, porque ya han hecho el plan. Nos falta picar mucha más piedra.

Los horarios, que en España no facilitan la conciliación, tampoco ayudan, ¿verdad?
Totalmente. Imagínate, qué choque, si en un consejo de administración o un comité ejecutivo de una empresa, un hombre dijera “tengo que irme porque tengo que ir a recoger a mi hijo a la guardería”. Todo el mundo lo miraría pensando “¿qué hace, este?”. No es un tema de que los hombres no quieran, es un tema de que la sociedad no hemos entendido lo que está pasando. No estamos formados en este sentido. Como país, estamos muy lejos en igualdad de los países del norte de Europa, porque en los horarios, allí lo tienen mucho más fácil, a las cuatro y media o cinco, allí todo el mundo ya se ha ido, hombres y mujeres, por tanto, conciliar es mucho más fácil.


¿Por tanto, es más una cuestión de mentalidad, es más social que empresarial?
Absolutamente, es un tema de sociedad. De hecho, en las empresas se puede hablar. Pero fuera de las empresas, tengo la sensación muchas veces de que es muy difícil explicar, a gente de la calle, por qué tenemos que luchar por la igualdad, por qué es importante para todos, por qué es importante para la economía, por qué es importante para tus hijos. Que tu mujer tenga oportunidades y pueda conciliar, y tú puedas conciliar, es por el futuro de tus hijos, para que lo vean y no se les tenga ni que explicar.

Dice que cuesta de explicar. ¿Cree que hay una mentalidad anclada en el pasado o estamos viviendo incluso un retroceso?
Creo que en las redes sociales, que tienen muchas cosas positivas, se hace mucha demagogia. También creo que todos hemos hecho un trabajo mal hecho, no hemos sabido explicarnos bien en los últimos años. Hay titulares erróneos y hay gente que se queda con eso. Hay muchos chicos jóvenes que se sienten atacados, y los tenemos que entender, en cierta manera, ellos no han vivido lo que estamos explicando y quizá no les hemos explicado lo que hemos tenido que vivir las mujeres. Yo ahora voy a cumplir 50 años, por ejemplo, y yo sí que he sufrido esta falta de igualdad durante toda mi carrera, a pesar de venir de un sector como la moda, que en teoría sería un sector feminizado. Nuestra misión es ir polinizando, como hacen las abejas, de flor en flor. Nuestra misión es, en todas partes donde vamos, ir explicando el porqué de la situación que han vivido las mujeres, dando números, dando ejemplos, y explicando que todo lo que estamos haciendo ahora es positivo. Nos ha faltado mucho divulgar, explicarlo correctamente y evitar la demagogia.

"Chocaría mucho si, en el consejo de administración de una empresa, un hombre dijera que tiene que irse a recoger al hijo a la guardería"

¿Qué deben hacer las administraciones, además de legislar?
Hay muchísimas cosas que se pueden hacer. Campañas de divulgación, campañas de formación en las escuelas... Se ha hecho un muy buen trabajo poniendo el foco en la formación –de hecho, el 52% de los universitarios son mujeres–, pero hay que poner el foco desde la guardería, porque después las mentalidades ya están formadas. La administración debería poner el foco en las madres. Francamente, no pasa nada si una mujer desaparece 4, 6, 7, 8 meses. No pasa absolutamente nada.

¿Se sigue discriminando a la mujer aunque la baja por paternidad se haya igualado a la de maternidad?
Absolutamente. Uno de los estudios que tenemos dice que cuando una mujer se va para tener un hijo, al reincorporarse a su empresa, ya ha perdido un 18% de su salario respecto a una persona en el mismo nivel. Fíjate en la mentalidad que hay en las empresas: cuando una mujer está embarazada, durante ese proceso ya no se le mejora el sueldo, ya no se la considera. Después se va, y cuando vuelve, todo el mundo está en alerta, a ver si coge la jornada reducida, como si fuera un pecado, cuando no marca absolutamente ninguna diferencia. Si pusiéramos el foco en los equipos, en el liderazgo, cuando una persona se va y su departamento funciona igual o mejor, dice mucho de esa persona. Una mujer, cuando está en edad fértil, es observada con lupa y, en cambio, un hombre no. También te diré que se juzga negativamente a los hombres que se cogen el 100% de la paternidad, se asocia con falta de compromiso. Es un tema de formación y de datos. Si viéramos cuatro números, veríamos que esto no tiene ni pies ni cabeza.


¿Y falta de costumbre?
Os sentís juzgados en ese sentido, coaccionados, de decir, “ostras, es que quizás pierdo la oportunidad”. Pues eso es lo que sienten muchísimas mujeres, de los 30 a los 40 y pocos años.

¿Es la misma problemática de cuando hay una reunión fuera de horario y el hombre dice “es que me tengo que quedar”?
Exacto. A un hombre se le cuestionaría, “¿cómo que no te puedes quedar?”, y a una mujer, ni se la consideraría. Yo creo que deberíamos aceptarlo mucho más.

Retrat a Sílvia Bach / Foto: Irene Vilà Capafons

Sin igualdad de oportunidades, ¿puede haber igualdad salarial?
¿Qué es un aumento salarial? Para mí es una recompensa por lo que has hecho, pero es una motivación por tu potencial. Con eso ya te lo he dicho todo. Con mujeres en edad fértil, muchas empresas piensan “¿por qué te tengo que motivar si tú vas a escoger a tu familia?”. Lo que tenemos que explicar es que no estás escogiendo la familia, estás escogiendo las dos cosas, todos deberíamos escoger las dos cosas.

¿Esto hace que haya mujeres que aplacen la maternidad?
Sí, y, de hecho, yo te puedo explicar un caso personal. A los 40, en una entrevista con una empresa, con la persona de máximo nivel, estábamos terminando y me preguntó directamente: “Tú no eres madre, ¿verdad?”. Yo dije que no y me preguntó si era por convicción y respondí que sí, que había decidido no ser madre, y entonces me dijo, y ahora viene lo mejor: “Porque como ya tienes 40 años, lo digo porque si ahora quisieras ser madre, sería un embarazo de riesgo y ya nos pondríamos en una situación de baja muy larga”. Me lo dijo con cariño, pero fue un shock. Esto es algo que he arrastrado toda mi vida, es un hecho, seguro que no soy la primera a la que le ha pasado.


Fue usted quien descartó la empresa, imagino...
No ha sido la única y ha habido dos o tres por temas similares, por ser madre y por el edadismo, que las mujeres, parece que cuando llegas a una edad ya está, ya se acabó, cuando es todo lo contrario, y en los hombres pasa todo lo contrario.

¿Cómo es ser una mujer en un mundo de hombres como el de la moto?
Muy fácil, pero para mí. Porque soy una persona que tengo mucha seguridad, tengo mucha ambición, y nunca me ha dado miedo ningún reto, y este ha sido un reto más. Mi empresa está en un sector muy masculinizado, eso es un hecho, pero tenemos igualdad, porque estamos en un 48% de mujeres. A nivel de cargos directivos, lo superamos ampliamente. Y esto es lo que te demuestra que aunque estés en un sector de hombres, si tú crees en algo, lo aplicas fácilmente. Es de cajón, sin hacer malabares. El cambio viene desde arriba, no nos engañemos. Desde abajo, es muy bonito hacerlo creer, pero los cambios vienen desde arriba. Si no nos lo creemos desde arriba, no funcionará.