Héctor Salvador es el ingeniero aeronáutico que está detrás de la aventura empresarial de la compañía estadounidense Triton Submarines en Catalunya, y desde el territorio catalán al resto de Europa, Medio Oriente y África. Desde Sant Cugat del Vallès, donde le ha dado cobijo uno de sus principales proveedores, la tecnológica Gutmar -una pyme catalana puntera en el sector aeronáutico-, Héctor Salvador ha estrenado 2023 con una cartera de tres nuevos encargos de empresas privadas para diseñar, fabricar y comercializar sumergibles.

“Bajo el mismo techo industrial se fabrican piezas para ir a Marte, con Gutmar, y para bajar al punto más profundo de los océanos, gracias a Triton”, destaca Salvador, quien augura que el futuro también está en el fondo del mar: “a una estación espacial ya han ido unos 800 astronautas, pero al fondo del mar hemos ido menos de 20 personas en toda la historia y de hecho de las 20, unas 17 han ido con nuestros vehículos”.

La confidencialidad a la que se debe le impide explicar a qué se destinaran las tres nuevas unidades a las que dedicarán todo su esfuerzo a partir de ahora; a la espera de que lleguen más pedidos. Únicamente concreta que los han encargado compañías internacionales y que uno es una segunda versión de una unidad que ya fabricaron y que los otros dos son nuevos prototipos que se trabajaran en los próximos meses. “Cuando se trata de una unidad que ya hemos realizado, el tiempo necesario para construir otro sumergible es de entre 9 y 12 meses, pero para nuevos prototipos necesitamos entre 18 a 24 meses, en función de la complejidad”, comenta.

Si el sumergible a construir es una unidad recurrente, es decir, similar a uno que ya está fabricado y comercializado, “Triton puede obtener beneficios, pero si se trata de prototipos, hay mucho gasto de industrialización, de utillaje… y, por ello, las primeras unidades de cada nuevo modelo suelen dar resultado negativo, pero la idea es poner un modelo en el mercado que sea estándar que acabe siendo rentable, pero nunca tendremos unidades en estoc, siempre se fabrica por encargo”, explica Héctor Salvador. Por ello, agradece la flexibilidad que le otorga Gutmar para ajustar su espacio industrial al número de proyectos que tienen entre manos, “aunque el crecimiento es constante” desde que en 2017 Triton Submarines LLC, con sede en Florida, EE.UU., abrió un centro de operaciones en Barcelona y se apoyó en el ingeniero Héctor Salvador, experto piloto de submarinos en una empresa de Holanda.

Desde aquella fecha, “en la que se decidió que era más fácil dar servicio desde Europa para toda la zona EMEA y elegimos Catalunya porque encontramos los proveedores que necesitábamos y el talento”, Triton ha incorporado 16 personas en plantilla y este año contratará otras 10. Además, hay personal específico para cada proyecto y “si hace falta” en la fase final del ensamblaje vienen refuerzos desde Florida.

De hecho, con la matriz estadounidense hay muchas sinergias. “Compartimos el nombre y el accionariado, vendemos servicios a la empresa americana y ellos a nosotros, pero no nos financian porque cada sumergible se realiza bajo pedido y el cliente paga por cada fase del desarrollo, desde el diseño inicial a la puesta a flote de la unidad fabricada”.

Entre sus últimos proyectos, el sumergible Aurelia, el segundo construido en Sant Cugat. Este submarino puede sumergirse hasta a los 2.300 metros de profundidad, lo más hondo que ha llegado un vehículo de su clase, está provisto de una esfera de plástico acrílico transparente que permite una visión exterior de casi 360 grados y la cápsula es capaz de albergar tres tripulantes. Fue un encargo de la empresa REV Ocean, compañía sin ánimo de lucro de exploración oceánica.

Antes, en 2017, fue el sumergible Limiting Factor, el primer sumergible en alcanzar los puntos más profundos de los cinco océanos y fue sometido a pruebas de presión de hasta 14.000 metros, una profundidad que no existe en la Tierra. Y con el que Victor Vescovo batió el récord mundial en mayo de 2019 descendiendo en solitario al punto más profundo de la fosa de las Marianas. Héctor Salvador también alcanzó los 10.706 metros de profundidad actuando como especialista y copiloto del australiano Tim MacDonald.

“Con el futuro tecnológico de los sumergibles estamos abriendo la puerta a un mundo desconocido. Hace diez años esto era casi una utopía y ahora cada día se están fabricando más sumergibles”, manifiesta el ingeniero. Entre los retos tecnológicos de la multinacional norteamericana buscar las soluciones necesarias para poder construir sumergibles “que puedan bajar a más profundidad y que los cascos sean totalmente transparentes para tener una visión 360 grados”. También, en ganar capacidad para que, además del tripulante, la unidad tenga capacidad para más científicos o turistas. “Ahora para ciertas profundidades podemos transportar hasta nueve personas”.

Triton puede solucionar diversas necesidades, desde lo científico a lo turístico, pero también la demanda de actividades industriales, como los sumergibles de salvamento -en mayo de 2022 destinaron una unidad para colaborar en la búsqueda de los marineros desaparecidos en el naufragio del pesquero Villa de Pitanxo, en Galicia- o de intervención subacuática… “Siempre son demandas de compañías privadas”, explica.

Barcelona seguirá siendo su punto estratégico “porque tenemos al alcance los proveedores, encontramos talento local en las universidades y centros de formación profesional a los que podemos dar la oportunidad de incorporarse al mundo laboral y que se complementan con los expertos que provienen de países más avanzados en este tipo de tecnologías -como Rusia o Canadà- y tenemos el Mediterráneo como base de pruebas para todos los prototipos”, añade el director de Triton en Europa.