Esta semana, Nvidia se ha convertido en la cuarta mayor empresa del mundo, por detrás de la petrolera Saudi Aramco y las tecnológicas Microsoft y Apple; y ha superado a Alphabet (Google) y Tesla. Su valor en bolsa se ha elevado a 1,8 billones de euros (2 billones de dólares), después de que este miércoles anunciara que el año pasado alcanzó un beneficio de 27.487 millones de euros (29.760 millones de dólares), un 581% más que en 2022. El secreto: la creciente demanda mundial de chips de inteligencia artificial para sectores como el de los videojuegos, computación móvil, automoción, centro de datos…, para la cual Nvidia ha desarrollado tecnología muy avanzada.

De las líneas de negocio destacan las tarjetas de procesamiento gráfico de la empresa estadounidense, afincada en Santa Clara (California), copan el 70% de las ventas mundiales, según un informe de la firma Omdia. En 2023, su facturación creció un 126% y se elevó a 56.270 millones de euros (60.922 millones de dólares). Pagará su próximo dividendo trimestral en efectivo de 0,04 dólares por acción el 27 de marzo de 2024. Su acelerado crecimiento y su fuerte impacto en los mercados bursátiles de todo el mundo, llevándolos a máximos durante esta semana, han alimentado el temor, entre analistas e inversores, a que se pueda estar gestando una burbuja en torno a la inteligencia artificial (IA), un negocio al alza.

"La computación acelerada y la inteligencia artificial generativa han alcanzado un punto de inflexión. La demanda está aumentando en todo el mundo", subrayó el fundador y consejero delegado de Nvidia, Jensen Huang, durante la presentación de resultados. Este ejecutivo taiwanés fundó la compañía en 1993 con los estadounidenses Chris Malachowsky y Curtis Priem, ingenieros que se habían dedicado a diseñar chips en otras empresas. Pero orientaron su proyecto empresarial hacia los videojuegos y han aprovechado la inteligencia artificial como detonante de su valor añadido. Por ahora, Microsoft y Apple son presas dependientes de sus productos, a pesar de que las grandes tecnológicas estadounidenses también intentan ganar posiciones en este negocio y evolucionar con la IA.

Los desarrollos de Nvidia son constantes. La compañía defiende que la IA está impulsando el cambio en todas las industrias, desde la IA generativa y el reconocimiento de voz hasta las imágenes médicas y la mejora de la gestión de la cadena de suministro, “la IA proporciona a las empresas la potencia informática, las herramientas y los algoritmos que sus equipos necesitan para realizar el trabajo de su vida”, expone en su portal web. En la última feria internacional CES, en Las Vegas, la compañía presentó sus avances en IA generativa, no solo con el lanzamiento de una plataforma específica, sino también con modelos de IA generativa que aportarán personajes realistas a juegos y aplicaciones y nuevas GPU para jugadores y creadores de videojuegos, creación de contenido y robótica -está acelerando la capacidad de llevar a los robots desde la prueba de concepto hasta la implementación en el mundo real para mejorar la relación entre humanos y robots-. La IA generativa permite a los diseñadores y especialistas en marketing crear imágenes conceptuales, contenido para redes sociales y más.

La tecnológica estadounidense tiene 50 oficinas repartidas en los cinco continentes y plataformas específicas para inteligencia artificial, centro de datos, computación en la nube -con el desarrollo GPU-, coches autónomos, videojuegos y circuitos impresos (shield).

Las dudas de los inversores

En este contexto, los analistas han empezado a plantearse si el ritmo de crecimiento de Nvidia y del negocio ligado a la inteligencia artificial es sostenible. "Las dudas sobre la posibilidad de que exista una burbuja en torno a la inteligencia artificial son recurrentes entre los inversores estos días", apunta David Rainville, gestor de fondos en Sycomore AM (sociedad vinculada a Generali Investments), en declaraciones a la agencia Efe. La respuesta del propio Rainville es negativa, aunque con matices: "Si pensamos en el entusiasmo que suscita la inteligencia artificial es posible que, con el tiempo, se forme una burbuja. Pero creemos que sólo estamos en sus inicios", explica.

El gestor pone como ejemplo la evolución de la propia Nvidia. El fabricante de procesadores cotiza a menos de treinta veces el beneficio por acción (BPA) esperado para 2025, muy por debajo de la ratio que alcanzó durante la burbuja tecnológica generada por la epidemia de covid. "En nuestra opinión, los inversores aún pueden invertir en inteligencia artificial", concluye Rainville.

En la misma línea se expresa Josh Gilbert, analista de la plataforma de inversión eToro. "La gran pregunta para los inversores es: ¿puede continuar esto? En pocas palabras, sí", sostiene. "Nvidia sigue cumpliendo en todos los sentidos y sus resultados demuestran que aún tiene mucho crecimiento por delante. No se trata de un fogonazo ni de una burbuja, sino de un negocio que sigue haciendo mucho dinero", asegura Gilbert.

Joaquín Robles, de XTB, pronostica que el negocio ligado a la inteligencia artificial seguirá creciendo a ritmos altos durante los próximos años. "Creo que no veremos ningún tipo de burbuja; podemos ver un ajuste o una estabilización", apunta.

Luis Francisco Ruiz, analista de CMC Markets, reconoce que los resultados de Nvidia y su comportamiento en bolsa son "excepcionales", aunque precisa que los números "no suenan a burbuja". Ruiz recuerda que el sector de la inteligencia artificial "no para de crecer" y que Nvidia opera en otros segmentos que le aportan "un gran valor", como el de las tarjetas gráficas.

Comparte ese diagnóstico Sergio Ávila, analista de IG. "En un mundo cada vez más impulsado por la inteligencia artificial, la demanda de chips para centros de datos y unidades de procesamiento de gráficos ha alcanzado niveles sin precedentes". Según Ávila, Nvidia "ha capitalizado hábilmente esta tendencia, dominando el mercado global de chips de inteligencia artificial".