La economía británica experimentó un avance del 0,3% en el segundo trimestre del año, según el informe preliminar publicado este jueves por la Oficina Nacional de Estadística (ONS). Este resultado, aunque modesto, superó las expectativas de los analistas y refleja un desempeño desigual entre sectores, con la construcción como principal motor.

Mientras el sector servicios —clave para la economía del Reino Unido— creció un 0,4%, la producción industrial cayó un 0,3%. En contraste, la construcción registró un sólido incremento del 1,2%, contribuyendo significativamente al resultado global. Liz McKeown, directora de Estadísticas de la ONS, destacó el dinamismo en áreas como "programación informática, servicios sanitarios y alquiler de vehículos", así como el repunte en obras civiles.

La cifra trimestral, no obstante, marca una desaceleración frente al 0,7% alcanzado entre enero y marzo. McKeown atribuyó parte del crecimiento a "una revisión al alza de los datos de abril", que, pese a mantenerse en terreno negativo, fueron menos adversos de lo previsto inicialmente.

El contexto de la política monetaria

El informe se conoce días después de que el Banco de Inglaterra (BoE) recortara su tasa de interés en 25 puntos básicos, situándola en el 4%, su nivel más bajo en dos años. La decisión, adoptada por un estrecho margen (5 votos a 4) en el Comité de Política Monetaria, busca aliviar la presión sobre una economía que enfrenta desafíos duales: una inflación anual del 3,6% en junio —por encima del objetivo del 2%— y un endeudamiento público récord del 96,3% del PIB.

Las proyecciones del BoE anticipan que la inflación escalará al 4% en septiembre antes de iniciar una tendencia a la baja, mientras que el desempleo se mantuvo estable en el 4,7% entre abril y junio. El escenario económico británico sigue bajo observación.

El elevado ratio de deuda pública —el más alto desde la década de 1960— y la persistencia de presiones inflacionarias podrían limitar el margen para nuevos estímulos. Los próximos datos, incluida la tasa de inflación de julio que se publicará la próxima semana, serán clave para definir el rumbo de la política monetaria en un contexto de crecimiento frágil.

Recientmente, se ha dado a conocer que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, mantendrá una reunión con el primer ministro de Reino Unido, Keir Starmer, el próximo 3 de septiembre en el 10 Downing Street, la residencia oficial del premier británico. Si bien Sánchez ha viajado hasta cuatro veces a Reino Unido, esta será la primera vez que tiene previsto un encuentro bilateral con su homólogo británico en su residencia oficial, en una reunión en la que se contempla dialogar sobre el reciente acuerdo entre España, Reino Unido y la Unión Europea sobre Gibraltar.

Desde que Starmer asumió el cargo el pasado julio de 2024, ambos mandatarios ya tuvieron un encuentro en el que trataron este asunto, así como una reciente llamada telefónica en junio de este año en la que celebraron "la gran oportunidad" que supone el acuerdo de Gibraltar para estrechar los lazos bilaterales.