El proyecto presupuestario de Donald Trump logró esta madrugada superar una votación preliminar en la Cámara de Representantes gracias a los esfuerzos de los líderes republicanos durante seis horas, que lograron vencer las reticencias de varios miembros de su partido, dispuestos a oponerse y a votar junto a los demócratas.

Las discrepancias de los republicanos se centraban en dos aspectos del proyecto: el recorte de servicios sanitarios (algo que podría pasarles factura en las elecciones de medio mandato) y en el incremento del déficit y de la deuda billonaria de la administración federal.

La sesión en la Cámara de Representantes, una vez superado este voto preliminar, continuará ahora con el debate definitivo sobre el proyecto presupuestario, que ha salvado este escollo sin profundos cambios en el texto.

Trump marcó el viernes 4 de julio, Día de la Independencia, como plazo para recibir el proyecto presupuestario y rubricarlo, pero el complejo texto de casi 1.000 páginas ha pasado por varios cambios, el último con la aprobación por la mínima en el Senado esta semana, después de que el vicepresidente JD Vance rompiera el empate de la Cámara Alta.

"Este debería ser un sí fácil para los republicanos ¡Esto es ridículo!", lamentó Trump en la red Truth Social cerca de la 1 de la mañana, antes de realizar llamadas algunos de los ocho republicanos que se oponían a un voto final del proyecto de ley.

Finalmente, la presión de Trump y el presidente de la Cámara, el republicano Mike Johnson, para cumplir el plazo autoimpuesto por el presidente sirvió para mover a un mínimo de votos republicanos al bando del "sí" y permitir el debate del proyecto de ley.

En otra jornada maratoniana, el líder de la minoría demócrata del Congreso, Hakeem Jeffries, comenzó el debate final del presupuesto sobre las 5 de la mañana con la promesa de "tomarme mi dulce tiempo" para retrasar todo lo posible el voto en el pleno y defender los intereses de veteranos, pensionistas y trabajadores.

Algunos republicanos, especialmente los que más se oponen al aumento del déficit o aquellos que viven en distritos en disputa electoral y con fuerte presencia de personas beneficiadas por el seguro médico del Medicaid, han pedido más tiempo para poder analizar y cambiar la versión de la ley enviada por el Senado.

Johnson, por su parte, se la juega a un voto final incierto que podría no tener los escaños suficientes y complicar aún más la aprobación del megaproyecto presupuestario de Trump, que él ha bautizado como la "gran hermosa ley" ("big beautiful bill", en inglés)